Ne3jdol elwkfw kefoo mlqindññ efnii, kefofn… perdón, pero es que estoy recuperándome del doble desprendimiento de retina sufrido ayer en Les Arts con los deslumbramientos de los focos de la producción asesina que nos ofrecieron… pero de eso hablaré después…
Se
inicia a telón bajado el tercer cuadro del cuarto acto de Macbeth. La orquesta comienza a sonar. A los pocos compases, el
director de orquesta se pone a hablar con los músicos gesticulando, la música
se detiene y el director abandona el foso. Perplejidad y desconcierto en la
sala. Por la megafonía se anuncia enseguida que se pide al público que
permanezca en sus asientos. Se desatan los murmullos y comentarios entre el
respetable: “se ha enfadado el director y
se ha ido”, “no, igual le ha entrado
un apretón”, “aquí ha pasado algo
gordo”… Los mejores que yo escuché vinieron de dos señoras de detrás que
inmediatamente dijeron: “aquí huele a
quemado, vámonos ya”, y así lo hicieron, supongo que pensando ... para seguir leyendo pincha AQUÍ