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jueves, 1 de noviembre de 2012

CONTRA HALLOWEEN, DON JUAN

"Cartel de Don Juan Tenorio" – Salvador Dalí - 1949 - Nueva York

Cuando yo era un tierno infante y llegaban estas fechas, todos sabíamos lo que íbamos a ver en la única televisión que había: “Don Juan Tenorio”. La obra de teatro de José Zorrilla (1817-1893) se asomaba puntualmente a las pantallas de los hogares españoles, sí o sí, y no había actor o actriz de la época que no pasase por calzarse las mallas de Don Juan o los hábitos de Doña Inés si quería hacerse un nombre en el mundillo.

Reconozco que a mí el Tenorio me gustaba y siempre esperaba con cierta dosis de ilusión la cita anual con los versos de Zorrilla, aunque también admito que a la larga podía llegar a cansar… Pero vamos, considero que no hay color entre celebrar la festividad de difuntos con cierto recogimiento, buñuelos de viento, visita al cementerio y viendo una buena representación de “Don Juan Tenorio” (lo cual por cierto cada vez es más complicado dado el mayoritario nivel actual de los actores españoles formados en imbéciles teleseries) o tener que soportar a hordas de zangolotinos ebrios invadiendo nuestras calles vestidos de mamarracho y haciendo honor a su disfraz con sus actitudes, sin ni siquiera saber pronunciar jalogüin. Es triste, pero debe ser prueba inequívoca de que me he hecho mayor…

Pero bueno, a raíz de esta reflexión he pensado en traer al blog a Don Juan para conmemorar estas fechas a la vieja usanza, aunque esta vez ciñéndome a su faceta musical, y no con la intención de hacer aquí ningún profundo análisis ni erudita disertación, sino únicamente quisiera aprovecharlo como excusa para dejar algunos fragmentos de buena música.

Monumento a Don Juan
Pza. Refinadores (Sevilla)
Desde que en 1630 Tirso de Molina (1579-1648) publicase su obra teatral El burlador de Sevilla y convidado de piedra, introduciendo por primera vez a Don Juan Tenorio (aunque hay quien defiende la autoría de Andrés de Claramonte), han sido innumerables las representaciones que en las diferentes vertientes artísticas ha tenido la figura de Don Juan, tanto en la literatura, como en la pintura, el cine o, por supuesto, en la música.

Si en este último aspecto nos centramos, no creo que haya muchas dudas para concluir que la ópera “Don Giovanni”, de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), es la manifestación más relevante que la música ha ofrecido del seductor español. Fue estrenada en Praga el 29 de octubre de 1787 y Mozart contó para la creación de esta obra maestra con la imprescindible colaboración del libreto escrito por Lorenzo da Ponte, quien a su vez se basó en El burlador de Sevilla de Tirso de Molina. Pues nada, de esto ya no hay más que decir que no sepáis, así que, por si os apetece, aquí os dejo enterito un “Don Giovanni” histórico, el del Festival de Salzburgo de 1954, con la dirección musical de Wilhelm Furtwängler y nombres míticos como Cesare Siepi, Elisabeth Grümmer, Lisa Della Casa o Anton Dermota:


video de dormirosol

Unos cuantos años antes de que la ópera de Mozart subiese a los escenarios, Christoph Willibald Gluck (1714-1787) había compuesto ya la música para un ballet basado también en la figura de Don Juan, aunque en esta ocasión la fuente no sería directamente la obra de Tirso de Molina, sino Dom Juan ou Le Festin de Pierre”, la versión que escribiese Molière en 1665 basándose en aquella. El “Don Juan” de Gluck sería estrenado en Viena el 17 de octubre de 1761. Esta es una obra a la que, pese a odiar el ballet, le tengo gran cariño, pues una grabación de la misma fue mi premio en uno de los concursos del añorado programa de RNE “Clásicos Populares”. Aquí podemos escuchar uno de sus fragmentos más conocidos, la Danza de los Espectros y las Furias que cierra el ballet y acompaña la muerte de Don Juan, y que sería posteriormente utilizada por Gluck en su ópera “Orfeo y Eurídice”. La versión elegida corre a cargo de Il Giardino Armonico, dirigido por Giovanni Antonini:


video de RachelPortman

En 1787, el mismo año en que Mozart estrenaba su “Don Giovanni” en Praga, pero ocho meses antes, Giuseppe Gazzaniga (1743-1818) subía al escenario del Teatro Giustiniani di San Moisè de Venecia “Don Giovanni o sia Il convitato di pietra”, una ópera en un acto que había compuesto con libreto de Giovanni Bertati, basada en la obra de Tirso de Molina y con enormes coincidencias con el libreto que Da Ponte escribiese para Mozart, aunque bastante más breve. Aquí podemos escuchar el aria del catálogo en la voz del bajo italiano Ferruccio Furlanetto que interpreta a Pasquariello, el equivalente al Leporello mozartiano, acompañado por la doña Elvira de la soprano Luciana Serra:


video de raganellabianca1

El 20 de junio de 1822, se estrenaba en Barcelona “Il dissoluto punito, ossia Don Giovanni Tenorio”, una ópera en dos actos compuesta por el catalán Ramón Carnicer i Batlle (1789-1855). La autoría del libreto no está clara, hay quien lo atribuye a Giovanni Bertati que ya escribiese el Don Giovanni de Gazzaniga, aunque otras fuentes apuntan al propio Carnicer como autor del texto tras haber adaptado el escrito por Da Ponte para Mozart. Quienes han escuchado completa la obra de Carnicer (que lamentablemente no es mi caso) coinciden en afirmar que es de una gran belleza y que son innegables sus influencias rossinianas, con vocalidades y melodías puramente belcantistas. Aquí os dejo la Obertura del Don Giovanni Tenorio de Carnicer, en la que podemos escuchar una referencia musical expresa a la ópera de Mozart:


video de LaArsinoelV

El 11 de noviembre de 1889 se estrenaba en Weimar el poema sinfónico “Don Juan”, compuesto por un joven Richard Strauss (1864-1949), bajo la dirección del propio compositor. La obra constituía el tercer poema sinfónico que escribía y su primer gran éxito internacional, y su música ya apuntaba los rasgos inconfundibles del genial compositor alemán. Strauss se baso para ello en la visión de la historia de Don Juan escrita por el poeta alemán Nicolaus Lenau. A continuación podemos escuchar este “Don Juan” de Richard Strauss, en una interpretación de 1984 de la Berliner Philharmoniker dirigida por Herbert von Karajan:


video de shostakk

El 24 de febrero de 1909, apenas un mes antes de morir, el compositor valenciano Ruperto Chapí (1851-1909) estrenaba con gran éxito en el Teatro Real de Madrid otra particular visión del mito de Don Juan. Se trata de la ópera en tres actos “Margarita la Tornera”, sobre un libreto escrito por Carlos Fernández Shaw, basado en una historia de José Zorrilla del mismo título, que a su vez tomó elementos de leyendas populares, y que ya apunta personajes y rasgos que luego se repetirían en el popular “Don Juan Tenorio”. Casi podría calificarse de un borrador de ese Tenorio que escribiría cuatro años más tarde. Aquí podemos ver y escuchar un fragmento de “Margarita la Tornera” con Plácido Domingo en el papel de Don Juan Alarcón y la soprano portuguesa Elisabete Matos como Margarita:


video de 952995291

Estas son algunas referencias musicales al mito de Don Juan. Hay bastantes más, pero como muestra creo que puede valer. En cualquier caso, por si alguien se ha quedado con más ganas de Don Juan aquí os dejo al genuino “Don Juan Tenorio” de José Zorrilla, en una adaptación televisiva dirigida por Gustavo Pérez Puig en 1966 para el legendario espacio Estudio 1, con el protagonismo de Francisco Rabal y Concha Velasco (entonces Conchita), acompañados por un extraordinario elenco de secundarios. Que ustedes lo disfruten si tienen a bien y si prefieren disfrazarse de zombie, no me lo cuenten:


video de Alexis Clio
 

lunes, 24 de mayo de 2010

"OTTONE IN VILLA" EN EL AUDITORIO DE CASTELLÓN

No es precisamente muy habitual que uno regrese, después de haber asistido a un espectáculo operístico, con la sensación de que todo ha salido redondo, y sin que tenga argumentos para realizar el más mínimo reproche a ninguno de los intervinientes. Y eso, precisamente, es lo que ocurrió anoche en el Auditorio de Castellón.

Se representaba, en versión concierto, la ópera de Antonio Vivaldi, “Ottone in Villa”, a cargo de Il Giardino Armonico dirigidos por su titular Giovanni Antonini, y con la participación, como solistas vocales, de Sonia Prina (Ottone), Veronica Cangemi (Cleonilla), Julia Lezhneva (Caio Silio), Roberta Invernizzi (Tullia/Ostilio) y Topi Lehtipuu (Decio).

En principio no tenía pensado escribir sobre esta función, de la cual podéis obtener extensa información en las estupendas crónicas que ya han escrito Titus y Maac, pero la excelencia de lo vivido anoche creo que merece al menos una reseña por mi parte. Me parece lo mínimo que puedo hacer para agradecer a los artistas que ayer se subieron al escenario, la enorme satisfacción que supuso el escucharles. Todos ellos, sin excepción, ofrecieron un rendimiento y una adecuación estilística inmejorables.

Giovanni Antonini condujo la obra con su acostumbrado brío saltarín y tarareador, ofreciendo una lectura cargada de dinamismo, sin perder en ningún momento la tensión dramática y con una riqueza cromática inusitada, sin que se dejase por extraer de la partitura ni el más mínimo matiz, combinando sabiamente la ligereza y frescura de los pasajes más desenfadados, con el recogimiento y profundidad de aquellos más líricos.

Es justo destacar entre los músicos de Il Giardino Armonico la exhibición al violín de Stefano Barneschi.

Sonia Prina tiene una voz cálida, con un registro medio y grave de indiscutible belleza, a la que sólo le faltó mostrar más rotundidad en los descensos a las zonas más bajas, donde presentó algún problema de proyección. Su control y ejecución de las agilidades, sin embargo, fue impresionante.

La argentina Veronica Cangemi derrochó expresividad, vocal y gestual, y su comportamiento en los recitativos fue magistral.

Roberta Invernizzi demostró tener oficio y dominar la técnica, esbozando un fraseo elegante y sutil, cargado de expresividad, moviéndose con comodidad en todos los registros.

El tenor Topi Lehtipuu contó con el hándicap de un papel sin demasiadas oportunidades para el lucimiento, pero, en sus escasas intervenciones, me sorprendió la refulgente belleza de su timbre rico en armónicos, y la seguridad y consistencia de la emisión.

La jovencísima Julia Lezhneva asombró también por la belleza de su voz de gran extensión, volumen, flexibilidad y color. Articuló con maestría las coloraturas y las compaginó en el aria que cierra el primer acto, “Gelosia, tu gia rendi l'alma mia”, con unos pianísimos maravillosos y sostenidos hasta lo imposible. Ciertamente estamos ante una cantante con unas perspectivas de futuro más que halagüeñas.

El único punto negro de la noche estuvo en la pésima acústica del mal llamado Auditorio, existiendo zonas del recinto donde el sonido llegaba completamente distorsionado.

El escaso público, que lamentablemente no llenaba ni la mitad del recinto, ovacionó con justicia y entusiasmo a todos los intérpretes, que realmente consiguieron emocionar a los asistentes.

El próximo sábado en el Auditorio de Valladolid se llevará a cabo la grabación en disco de esta ópera con el mismo elenco. Ya espero ansioso su salida a la venta.


video de biurofestiwalowe

viernes, 26 de febrero de 2010

VESSELINA KASAROVA Y LA ORQUESTA DE CÁMARA DE BASILEA


La mezzosoprano búlgara Vesselina Kasarova ofreció el pasado miércoles 24 un recital dedicado a arias de Rossini en el Palau de la Música de Valencia, acompañada por la Orquesta de Cámara de Basilea (Kammerorchesterbasel) dirigida por Giovanni Antonini, quienes en la segunda parte del concierto interpretaron la Séptima Sinfonía de Beethoven.

Lo primero a comentar es una decepción. A pesar de la política de precios de doña Mairen, de la consabida crisis y de la escasa publicidad que últimamente acompaña las representaciones musicales en esta ciudad, no me esperaba ver la sala principal del Palau con huecos. Es verdad que no eran excesivos, pero sí más de los que considero que merecía la primera actuación de Vesselina Kasarova en Valencia.

El concierto comenzó con la Orquesta de Cámara de Basilea afrontando la conocida Obertura de “La Italiana en Argel”, de Gioacchino Rossini. Una pieza que se inicia con el pizzicato de las cuerdas y la reposada melodía de los oboes, para enseguida entrar de lleno, con
viveza y alegría, en territorio puramente rossiniano, con algunas pinceladas alusivas a la música oriental remarcadas en esta ocasión por la presencia entre la percusión de un campanil turco. Las progresiones en los tiempos y dinámicas fueron muy bien marcadas por Antonini, quien demostró una perfecta compenetración con la masa orquestal y ser un gran conocedor del repertorio rossiniano. Tanto el director como los músicos, durante toda la noche dieron además la impresión de estar sumamente relajados y disfrutando de su trabajo.

Seguidamente podemos escuchar la obertura de "La Italiana en Argel" interpretada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Carlo Maria Giulini:



Tras la obertura salió a escena Vesselina Kasarova, quien comenzó su actuación con dos arias también de “La Italiana en Argel”: “Per lui che adoro” y “Amici, in ogni evento… Pensa alla Patria”. No tuvo la búlgara en su encarnación de la Isabella de la partitura rossiniana sus mejores momentos de la noche. Le faltó trasladar esa chispa y
picardía que requiere el personaje. Vocalmente mostró desde el principio las virtudes y defectos que seguirían repitiéndose durante la velada y que son, en definitiva, los que caracterizan a esta cantante.

Tiene una voz grande, de inmenso volumen, bellísimo timbre oscuro, y con una zona grave cavernosa. Es en este territorio donde su instrumento resulta privilegiado, exhibiendo unos graves de auténtico lujo, y sólo por eso ya vale la pena escucharla. En el registro alto se movió también con solvencia, consiguiendo unos agudos fieros y potentísimos. Es en la zona media donde su canto presenta las mayores carencias, con demasiadas notas veladas y una emisión irregular, que originan una notable falta de homogeneidad entre registros. En las muy exigentes coloraturas escritas por Rossini hubo un poco de todo, desde correctas ejecuciones, a momentos donde pasó mayores apuros tendiendo a comerse notas.

Tras los fragmentos de “La Italiana en Argel” completó Kasarova su actuación con “Eccomi nal fine in Babilonia… Ah! Quell giorno ognor rammento”, de Semiramide, y “Perche turbar la calma di questo cor” de Tancredi. En ambos fragmentos me gustó más que al principio del recital, especialmente en Tancredi, donde presentó un canto más rico en matices y se aventuró por terrenos abisales consiguiendo algunos graves imposibles.

Al finalizar su actuación, la cantante fue largamente aplaudida y se vio forzada a ofrecer un bis que no debía llevar preparado, pues, tras una pequeña charla con Antonini y la orquesta, decidieron volver a interpretar el “Perche turbar la calma di questo cor” de Tancredi.

He de decir que disfruté mucho escuchándola y lo pasé realmente bien, pese a los defectos ya apuntados, compensándome con creces la posibilidad de escuchar en directo una voz como la de la búlgara, con esos graves que, desgraciadamente, hoy por hoy no son nada habituales.

A continuación podemos escuchar a Vesselina Kasarova cantando "Ah! Quell giorno ognor rammento”, de Semiramide:



La Orquesta de Cámara de Basilea, con Antonini al frente, ofreció en la segunda parte del concierto una ejecución de la Sinfonía nº 7 de Beethoven muy interesante. Si durante la primera parte dedicada a Rossini vimos a un Antonini dominador de la situación, dirigiendo la agrupación apenas con pequeños gestos, con la partitura de Beethoven se le vio mucho más desbordado, dando la impresión de que en cualquier momento la situación se le iba a ir de las manos e iba a acabar cada músico tocando a su aire. Pero afortunadamente no fue así. Impuso el italiano unos tempi velocísimos, quizás demasiado, pero el brío, fuerza y frescura que consiguió imprimir, así como un inteligente manejo de las dinámicas que propició una considerable riqueza cromática, de múltiples acentos, condujeron a un resultado final muy satisfactorio. Eso sí, convendría recomendarle a Antonini que, para futuras representaciones, intente controlar un poco su ímpetu y emoción al dirigir que le lleva a acompañar prácticamente toda la obra con su propia voz con unos “tchaaas, tchaaan” demasiado audibles.

El tema de conversación a la salida en todos los corrillos era la noticia, conocida esa misma mañana, de que el joven y prácticamente desconocido director de orquesta israelí Omer Meir Wellber será el sucesor de Lorin Maazel como director musical del Palau de Les Arts a partir de la temporada 2011-2012. Ya habrá tiempo de comentar largo y tendido sobre el tema y hacer todo tipo de elucubraciones y predicciones con mayor o menor fundamento. De momento, no me parece una buena noticia para los aficionados, aunque pone en evidencia la inteligencia de la Intendente de Les Arts (y no lo digo con segundas). Una vez descartadas, por diferentes motivos, las opciones de Muti, Chailly o Gergiev para sustituir a Maazel, la alternativa de Helga era contratar a alguien de segundo rango y esperar las críticas por no mantener el primer nivel, o apostar por un joven desconocido y presentarle como gran promesa. Con esta segunda opción se baja igualmente el nivel, pero si la cosa sale bien se habrá ahorrado una pasta importante y encima quedará como sabia visionaria, y si sale mal siempre se podrá decir que el chico es joven y necesita acoplarse, que los músicos son unos elitistas y no colaboran, etc., y seguirá ahorrándose una pasta. No, si lista es un rato… En fin, ya veremos.

Para finalizar os dejo con Vesselina Kasarova interpretando "Pensa a la patria" de "La Italiana en Argel":