Mostrando entradas con la etiqueta Carlos Álvarez. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carlos Álvarez. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de septiembre de 2013

PREMIOS "HELGA DE ORO" 2013. LOS GANADORES

Los visitantes del blog de Atticus ya han votado y los premios “Helga de Oro” de la edición 2013 tienen ya destinatarios. Como siempre, quiero ante todo agradeceros la participación a cuantos habéis pasado por aquí y habéis dejado vuestros votos en las diferentes categorías. Creo que con ello se obtiene un retrato bastante fiel de lo que el público de Les Arts, en general, considera que ha sido lo mejor y lo peor de lo que pasó por el teatro valenciano la temporada anterior. Y por si cabía alguna duda sobre ello, recientemente se concedieron los premios de la Asociación Amics de l’Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana, por votación de sus asociados, y coinciden exactamente con los Helga de Oro de este año.

Desde que se inició el plazo de votación ha habido dos datos que han quedado claros. En primer lugar, que la pugna por la victoria en las diferentes categorías no iba a deparar muchas emociones, resultando claramente destacados desde el comienzo los finalmente ganadores, salvo en el apartado de mejor dirección musical. Y, en segundo lugar, que ha habido dos producciones que se han repartido la totalidad de los premios y que puede afirmarse que han sido lo mejor de la pasada temporada: “La Bohème” y “Otello”.

Los premiados de este año han sido:

Helga de Oro 2013 a la mejor dirección escénica: Davide Livermore por “La Bohème”

El trabajo del turinés Davide Livermore, en la coproducción del Palau de les Arts y la Opera Company of Philadelphia, de la ópera de Puccini “La Bohème”, ha sido el claro vencedor en la categoría de mejor dirección escénica, con una propuesta de corte muy clásico, en la que destacó el atractivo visual de las proyecciones con imágenes de famosos cuadros impresionistas, una iluminación cuidada y eficaz, y con una labor de dirección de actores muy notable, que brilló especialmente en el abarrotado escenario del segundo acto.
Davide Livermore (“La Bohème”): 35 votos
Damiano Michieletto (“Il Barbiere di Siviglia”): 10 votos
Stephen Medcalf (“La Flauta Mágica”): 9 votos

Helga de Oro 2013 a la mejor dirección musical: Riccardo Chailly por “La Bohème”

Tres años consecutivos llevaba el maestro Zubin Mehta obteniendo este galardón al mejor director musical, pero esta vez, aunque ha sido por una diferencia de tan sólo 5 votos, ha sido vencido por Riccardo Chailly y su trabajo al frente de la Orquestra de la Comunitat Valencianaen “La Bohème”. La votación ha estado reñidísima y hasta el último instante no se sabía si el premio recaería en el director indio o en el milanés, pero, finalmente, los votantes han optado por este último. Es una lástima que el duelo entre Chaillyy Mehta haya dejado en segundo plano la extraordinaria labor de batuta que el italiano Ottavio Dantone nos ofreció en “La Flauta Mágica”.  
Riccardo Chailly (“La Bohème”): 28 votos
Zubin Mehta (“Otello”): 23 votos
Ottavio Dantone (“La Flauta Mágica”): 8 votos

Helga de Oro 2013 al mejor tenor: Gregory Kunde

Si la anterior era la categoría más reñida, la dedicada a premiar al mejor tenor ha sido la que ha finalizado con una victoria más rotunda. Como era fácil de presagiar, el tenor norteamericano Gregory Kunde ha conseguido el premio, obteniendo nada menos que el 90% de los votos. A sus casi 60 años, Kunde nos maravilló a todos con un moro personalísimo, muy expresivo y excelentemente cantado. Fue el principal responsable de que tardemos mucho en olvidar esas mágicas funciones de “Otello” del pasado mes de junio.
Gregory Kunde (Otello): 46 votos
Aquiles Machado (Rodolfo en “La Bohème”): 4 votos
Ivan Magrì (Jacopo Foscari “I due Foscari”): 1 voto

Helga de Oro 2013 al mejor bajo/barítono: Carlos Álvarez

También corresponde a ese “Otello” el vencedor en el apartado de mejor bajo o barítono, donde Carlos Álvarez, con su emocionante creación del malvado Yago, ha obtenido una holgada victoria. Una enorme alegría para todos supuso ese retorno a los escenarios del barítono malagueño, si no en plenitud de forma, sí al menos ofreciendo un nivel excelente, transmitiendo buenísimas sensaciones y cautivándonos con un irreprochable sentido verdiano del drama. Álvarezha triplicado casi los votos del segundo clasificado, un Juan Jesús Rodríguez que también nos brindó un Rigoletto muy destacable.
Carlos Álvarez (Yago en “Otello”): 33 votos
Juan Jesús Rodríguez (Rigoletto): 13 votos
Paata Burchuladze (Don Basilio en “Il Barbiere di Siviglia”): 3 votos

Helga de Oro 2013 a la mejor Soprano: María Agresta

Repite galardón por segundo año consecutivo la soprano italiana María Agresta, que completa así el premiado trío protagonista de “Otello”, gracias a una Desdémona llena de sensibilidad, cuyos filados y medias voces hipnotizaron al patio de butacas. Agresta vuelve a demostrar, tras su también premiado trabajo del año pasado en “Il Trovatore”, ser una de las mejores sopranos verdianas de la actualidad.
Maria Agresta (Desdémona en “Otello”): 35 votos
Erin Morley (Gilda en “Rigoletto”): 8 votos
Grazia Doronzio (Pamina en “La Flauta Mágica”): 5 votos

Helga de Oro 2013 al cantante revelación: Carmen Romeu

En esta categoría, la soprano valenciana Carmen Romeu ha obtenido también una contundente victoria que ha premiado la excelente Musetta que pudimos disfrutar el pasado invierno en esa Bohèmedirigida por Chailly. Os recomiendo leer la interesante entrevista con Carmen Romeu que se publico hace unos meses en la web de Amics de l’Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana y a la que podéis acceder pinchando AQUÍ.
Carmen Romeu (Musetta en “La Bohème”): 35 votos
Cristina Faus (Emilia en “Otello”): 13 votos
Gianluca Buratto (Loredano en “I due Foscari”): 3 votos

Helga de Oro 2013 al mejor espectáculo de la temporada: “Otello”

Tampoco ha existido ninguna duda a la hora de decidir cuál ha sido el espectáculo más redondo de los que pasaron por Les Arts la pasada temporada. Ese inolvidable “Otello” que protagonizó el reciente VI Festival del Mediterrani, será para siempre una de las grandes óperas del coliseo valenciano. Pese a las dificultades que se presentaron en un principio, con la falta de presupuesto para abordar una producción de envergadura y los repetidos cambios de tenor anunciados, el resultado final fue fantástico, gracias sobre todo a un trío protagonista magistral y una orquesta y coro en estado de gracia.
“Otello”: 43 votos
“La Bohème”: 7 votos
“La Flauta Mágica”: 1 voto

Helga Abucheadora 2013 a lo peor del año: “Il Barbiere di Siviglia”

La gran decepción de la temporada, por el contrario, fue ese Barbiere de infausto recuerdo, donde se durmieron hasta los peatones que pasaban por el exterior de Les Arts. El bajo nivel vocal del trío protagonista, por falta de adecuación al rol o por ineptitud manifiesta, como es el caso de Mario Cassi; y una puesta en escena muy trabajada, pero con efectos negativos para las voces y el seguimiento de la trama, fueron los principales culpables de que una ópera divertida con inspiradas melodías, acabase siendo un ladrillo insoportable.  
“Il Barbiere di Siviglia”: 29 votos
Omer Meir Wellber (Dirección musical de “Rigoletto”): 10 votos
Amartuvshin Enkhbat(Monterone en “Rigoletto”): 10 votos

Pues hasta aquí los premios de este año. Espero que dentro de doce meses, más o menos, podamos seguir por aquí hablando de premiar lo mucho bueno que nos ofrezca la temporada que está ahora a punto de iniciarse. Gracias de nuevo a todos los que habéis participado.

domingo, 23 de junio de 2013

GREGORY KUNDE. "OH, GLORIA, OTELLO FU"

Hace ya una semana que finalizaron en el Palau de les Arts de Valencia las representaciones de “Otello”, la única ópera que ha integrado este año la programación del Festival del Mediterrani, y todavía algunos de nosotros no conseguimos acabar de olvidar los emocionantes momentos vividos estos pasados días.

Desde que se anunció que se representaría la obra maestra de Giuseppe Verdi, se generó una gran expectación, incrementada cuando se hizo público un reparto de lujo, integrado por Aleksandrs Antonenko, María Agresta y Carlos Álvarez. Posteriormente vino la decepción, cuando se comunicó la cancelación por enfermedad de Antonenko, anunciándose en su lugar a un desconocido Kristian Benedikt que, en los videos que circulaban por la red, no parecía estar a la altura, ni mucho menos. A poco más de una semana para el estreno, se conoció que Zubin Mehta personalmente había rechazado a Benedikt y, de repente, nos encontramos sin tenor. La desilusión se trocó en alegría cuando se supo que, finalmente, el cantante que asumiría el rol protagonista sería el veterano tenor norteamericano Gregory Kunde, quien había debutado en noviembre el papel en Venecia, a sus 59 años, obteniendo un importante triunfo.

Quienes conocimos a Kunde cantando papeles de contraltino rossiniano y asistimos a un periodo, hace unos años, en el que su voz atravesó un bache que parecía irreversible, no dábamos crédito a que pudiese superar con éxito el reto de afrontar uno de los papeles más exigentes y complicados escritos para tenor dramático. No obstante, las noticias y, sobre todo, los audios que llegaron de aquellas funciones venecianas, eliminaron automáticamente cualquier duda que pudiésemos tener y nos mostró un Otelo de voz más clara de lo habitual, pero impecable y poderoso en el canto.

Pero, como bien sabemos quienes estamos poseídos por el veneno del amor a la ópera, nunca hay nada comparable a escuchar una voz en directo. Ahí es donde todas las virtudes y carencias de un instrumento quedan al desnudo y donde se puede valorar realmente a un cantante. Y, en esta ocasión, haber escuchando el Otelo de Gregory Kunde ha sido una experiencia inolvidable. No me cabe duda de que formará parte para siempre de los momentos mágicos vividos en el Palau de les Arts junto a otros como aquella “Valquiria” con Torsten Kerl y Eva María Westbroek, los “Fidelio” o la “Salomé” de Mehta, o la discutida pero electrizante “Cavalleria Rusticana” de Maazel.

Tras haber presenciado una temporada operística con buenos instantes, pero, en términos generales, más bien mediocre, estas funciones de “Otello” han elevado el nivel a otra dimensión, trayéndonos el recuerdo de aquellos años de bonanza en los que nadie pensaba en el presupuesto.

He tenido la suerte de asistir a las cuatro representaciones programadas y he disfrutado enormemente en todas, descubriendo en cada una de ellas nuevos detalles interesantes. El nivel mayor de excelencia creo que, sin duda, se dio en la función del martes 11 de junio, donde músicos y cantantes brillaron de forma especial, a lo cual posiblemente influyera que se estuviese grabando en Dvd la representación. Dvd que, por cierto, estoy deseando ya que se comercialice.

Dice Otelo en el tramo final de la obra: “Oh, Gloria!. Otello fu” (Oh, Gloria. Otelo fue). Pues, efectivamente, Sr. Kunde, fue usted Otelo. Y un Otelo glorioso. Y es que Gregory Kunde me ha maravillado. Ha presentado un Otelo cantado de principio a fin. Esto puede parecer una obviedad, pero no lo es. No son pocos los tenores que en muchos pasajes de la obra han recurrido al parlato o directamente al berreo para ocultar las carencias. Kunde ha construido un moro, además, lleno de fuerza, expresividad y cargado de personalidad, pero construido desde el belcantismo, sin dejar de lado en ningún momento la belleza canora y sin caer tampoco en el tremendismo interpretativo del que han hecho gala muchos ilustres Otelos.

Difícil será que olvide en mucho tiempo la contundencia, claridad en la emisión, colocación, ortodoxia en el ataque y brillo de sus agudos, o su espléndida dicción e incisivo fraseo, así como los riquísimos matices con los que adornó los pasajes más líricos.

Cuando acabó el otoño pasado de representar “Otello” en Venecia, Kunde dijo a su representante que aceptase todos los que le propusieran a partir de entonces. No sé si tendrá que variar la orden, porque si algo está claro es que, tras su Otelo valenciano, le van a llover las ofertas para un papel en el que hay una alarmante sequía de candidatos solventes. De momento, parece  que Kunde podría ponerse en la piel del moro en Madrid, en versión concierto eso sí, en la temporada 2014/2015. Si se confirma, haré todo lo posible por estar allí.

Inmensa ha estado también María Agresta, en una Desdémona que ha sido toda una exhibición de legato, buen gusto y dominio de las medias voces, aunque para mi gusto le faltase imprimir un poco más de carácter al personaje en el acto III. Y especialmente emocionante ha sido asistir al éxito del barítono malagueño Carlos Álvarez, encarnando al malvado Yago, retornando a los escenarios con un papel dramático de envergadura tras el largo tiempo durante el que una grave enfermedad le mantuvo apartado de los recintos operísticos. Es verdad que no ha recuperado por completo el volumen y brillo de antaño, pero Álvarez ha dado toda una lección interpretativa y de fraseo verdiano.

Bueno, todo este rollo era simplemente para traer al blog algunos videos con fragmentos de audio del “Otello” que pudo escucharse en Les Arts el día del estreno. La toma de sonido no es buena y no ha sido la mejor de las funciones, pero valga para vencer el síndrome de abstinencia oteliana que me invade.

Comenzamos por escuchar el impresionante coro del acto I, "Dio, fulgor della bufera!”, con el Cor de la Generalitat a pleno rendimiento, y la entrada en escena de Otelo con ese célebre “Esultate”, en el que Kunde ya nos dejó ver lo bien que lo íbamos a pasar:


video de MrRobuso

Del acto II podemos escuchar a Kunde en ese increíble “Ora e per sempre addio” en el que me hizo recordar a Otelos legendarios:


video de MrRobuso

Siguiendo con el acto II, aquí está el impactante final, con ese dúo “Si pel ciel marmóreo giuro” en el que Gregory Kunde y Carlos Álvarez pusieron en pie al teatro:


video de MrRobuso

Pura emoción y sentimiento derrochó también el tenor norteamericano en este “Dio mi potevi” del acto III:


video de MrRobuso

Del acto IV, podemos escuchar el “Ave María” de María Agresta, con unos filados de ensueño, y un Zubin Mehta imponiendo un tempo muy lento, que, curiosamente, no lo fue tanto en funciones posteriores:


video de MrRobuso

Y finalizo con el “Niun mi tema” con el que Gregory Kunde ponía el broche de oro a su inolvidable Otelo y donde dice esa frase “Oh, Gloria!. Otello fu” (Oh, gloria. Otelo fue) que mencionaba en el encabezamiento de este post:


video de MrRobuso

domingo, 2 de junio de 2013

"OTELLO" (Giuseppe Verdi) - Palau de les Arts - 01/06/13

Jornada grande la de anoche en el Palau de les Arts. Muy grande. Se recuperaron sensaciones que hacía bastante tiempo que no se vivían con tal pasión. Posiblemente haya que retrotraerse a aquellas míticas jornadas del Anillo  wagneriano para encontrar algo similar en cuanto a emociones.

Todo hacía presagiar que podíamos asistir a una importante noche de ópera, como así finalmente fue. Una obra maestra como “Otello”, un reparto solvente, un coro y orquesta de la casa con posibilidad de lucirse, y todo ello con el maestro Mehta como director, eran unos mimbres muy esperanzadores. Es verdad que no todo fue perfecto, ni mucho menos, pero el resultado final fue enormemente satisfactorio y supuso una inyección de esperanza ante el futuro de un teatro que se encuentra al límite de la supervivencia y que, en jornadas como la de anoche, demuestra que no tiene nada que envidiar a nadie (salvo las aportaciones económicas que otros reciben) y que vale la pena apostar por mantener este imprescindible activo cultural que tenemos.  

La ocasión para demostrarlo era inmejorable. La asistencia al evento, como en años anteriores, de la esposa oficial del jefe del Estado español, trajo consigo, como también es costumbre, la habitual corte de pelotas y chupafotos, entre los que se encontraba el impresentable ministro de cultura con apellido de eructo. Algunos quisieron ver en la asistencia de este sujeto una señal que demostraría que el Estado va a implicarse más en el apoyo al teatro valenciano. Permitidme que confiese mi escepticismo, aunque ojalá sea así.  De cualquier modo, el interés no se demuestra viniendo a hacerse fotos con la reina o a comerse una paella, sino corrigiendo el año próximo la injusticia flagrante que sufre la ópera en Valencia desde los presupuestos estatales, no sólo ya recibiendo mucha menos aportación que los otros dos principales recintos españoles, sino sufriendo además un mayor recorte que aquellos.

La presencia de la reina y de autoridades civiles y militares varias, volvió a dar lugar a un penoso espectáculo, con arcos de detección de metales en los accesos a Les Arts, enormes colas al sol, cientos de miembros de seguridad con pinganillo impidiendo el paso de personas sin entradas a las taquillas donde muchos tenían que recogerlas, ascensores inhabilitados y múltiples molestias más. Si así se creen que van a aproximar el pueblo a sus gobernantes, andan errados, sin hache y con hache.

En la puerta de Les Arts un grupo de trabajadores del teatro manifestaba, bajo un férreo control policial, su silenciosa protesta ante la situación de incertidumbre que siguen viviendo. La llegada a la Consellería de Cultura de María José Catalá supuso un esperanzador cambio de talante y se puso de manifiesto una mayor tendencia al diálogo. El problema es que el tiempo ha ido transcurriendo y todo se ha quedado en buenas palabras y ninguna concreción, mientras los rumores de severos recortes de personal siguen sobrevolando el auditorio.

Pero bueno, dejo ya la crónica social, aunque daría para una tesis, y entrando en el análisis de lo que ocurrió a nivel artístico, comenzaré por decir que la dirección escénica que firma Davide Livermore creo que hay que juzgarla desde las concretas circunstancias en las que se ha creado. La penuria económica del Palau de les Arts dificultaba alquilar una producción externa que, ya simplemente con los gastos de seguros o traslados, se comería el presupuesto disponible. Echar el resto en una creación propia de envergadura tampoco era posible, lógicamente, así que se ha optado por una producción nueva basada fundamentalmente en juegos de iluminación y proyecciones y una escena única en la que se desarrollan los cuatro actos.

Con esa premisa de que nos encontramos ante una creación low cost, hay que decir que, desde mi punto de vista, la cosa funcionó razonablemente bien. La acción, como decía, se desarrolla en un mismo espacio de forma circular con el centro móvil, que se dice inspirado en el Globe Theatre shakesperiano. La propuesta de Livermore es, pese a su aparente innovación formal, decididamente clásica, sin que plantee ninguna lectura paralela. Ni falta que hace. Hay un inteligente uso de los medios disponibles, siempre respetando escrupulosamente la coherencia con el libreto, con un trabajo notable en la dirección de actores.

Hubo momentos que me parecieron más conseguidos, como la escena de la tormenta inicial, el “credo” de Yago o ese “Dio mi potevi” con Otelo y Yago como dos personajes paralelos. Menos acertados me resultaron los cursis almendros en flor de la escena del jardín o el absurdo video proyectado durante la muerte de Desdémona, absolutamente discordante con el resto de la propuesta escénica. Horrendo me pareció el surtido de pelucas de colores, con ese Lodovico-Pumuky o el coro con ridículas crestas rosas, totalmente faltos de sentido, alcanzando su culminación con una Emilia que parecía salida del universo Star Wars y un Yago medio zombie, estéticamente deplorables.

En cualquier caso, la propuesta de Livermore es, en conjunto, visualmente muy atractiva y positiva, y se adapta bastante bien al drama sin entorpecer su desarrollo, mereciendo ayer el unánime reconocimiento del público asistente al finalizar la función.

En el apartado musical, el maestro Zubin Mehta llevó a cabo una dirección caracterizada por unos tiempos lentos que en el último acto se ralentizaron hasta extremos inauditos. Se recreó enormemente en los momentos más líricos, contando para ello con la baza de una pareja protagonista que aguantaba, sin ahogarse ni perder el legato, ese chicle que Mehta estiraba con una lentitud Maazeliana.  Eso hizo que se alcanzasen momentos de gran belleza en los que se extrajeron mil matices de la orquesta, aunque la tensión dramática pudiese resentirse ocasionalmente. Estuvo Mehta permanentemente pendiente de los cantantes, ajustando siempre la orquesta para lograr el justo equilibrio entre escena y foso. La dirección del complicado concertante del tercer acto fue todo un ejemplo de maestría con la batuta.

Pese a los ligeros desajustes que son propios de cualquier estreno, la Orquesta de la Comunitat Valenciana tuvo un excelente rendimiento que puso de manifiesto que seguimos contando con una agrupación de primer nivel, cuyo futuro no deberíamos consentir que se ponga en peligro por la estulticia de gestores culturales incapaces. Entre algunos momentos inolvidables surgidos anoche del foso de Les Arts destacaría el maravilloso sonido de las cuerdas en pianísimo en el acto IV, los excelentes contrabajos acompañando la entrada de Otelo en la alcoba en la escena final, las eficaces intervenciones de las trompetas, tanto de la orquesta como de la banda interna, o una extraordinaria Ana Rivera en el corno inglés al inicio del IV acto.

Y si hablamos de excelencia artística y de necesidad de asegurar su continuidad, otro tanto podría decirse del Cor de la Generalitat. No creo que haya una mejor forma de celebrar su XXV aniversario que exhibiendo su enorme valía en una obra tan exigente y a la vez tan propicia para ello como esta. Estuvo rotundo y poderoso en todas sus intervenciones y fue un protagonista más del drama. Una vez más, bravo a todos ellos y a su director Francesc Perales.

Tras varios anuncios, rumores, cancelaciones y cambios de reparto, fue el veterano Gregory Kunde el encargado de asumir el papel del moro veneciano. Cuando supe el otoño pasado que el tenor norteamericano iba a debutar, a sus casi 60 años, el papel de Otelo en Venecia, yo fui de los que pensaba que sólo su larga carrera justificaba una empresa que parecía tener más de capricho de tenor en su etapa final que responder a las condiciones de su voz. El instrumento de Kunde no parecía, a priori, propicio para acometer con éxito semejante aventura, tratándose de un cantante que comenzó de contraltino rossiniano y con papeles de lírico-ligero. Pero su debut veneciano nos sacó a muchos de nuestras dudas a base de puro canto. No será el más verdiano de los Otelos, quizás sea un moro sui generis, sin duda, pero es un Otelo excelente.

Básicamente se pudo disfrutar ayer de un Otelo cantado y muy bien cantado. Me atrevo a decir que no creo que hoy día haya un tenor que pueda cantarlo mejor. A años luz de los típicos berreadores que muchas veces suelen buscarse para el papel. Kunde dio muestra de una inmensa inteligencia, consiguiendo que la veteranía no sea un inconveniente sino una virtud, solventando sus carencias con sabiduría y musicalidad. Es obvio que tiene limitaciones, principalmente los de una voz que en terrenos centrales y graves se vuelve más mate y pierde mordiente. Eso hace que intente ensanchar artificialmente el centro, dejando aparecer un feo vibrato, pero en cuanto sube al registro agudo, la luminosidad y brillo son deslumbrantes y sus agudos punzantes y auténticos cañonazos. Impresionante fue su “Esultate” o el “Ora e per sempre addio”.

Kunde mostró volumen e hizo correr la voz con suficiencia, imponiéndose a la orquesta, y logró que su canto se adaptase con flexibilidad a las exigencias de la partitura, no sólo en los pasajes de forza, sino también en los fragmentos más líricos, luciendo una variada gama de matices que tantas veces quedan eludidos por vozarrones que luego son incapaces de plegarse en los momentos más delicados, como el sublime dúo del primer acto, en el que tanto Kunde como Agresta ofrecieron un auténtico recital de belleza musical. Demostró además el norteamericano ser un cantante valiente, honesto y con una entrega vocal y escénica total. Todo un lujo.

Y no menos lujo supuso el poder volver a disfrutar en el escenario de la soprano María Agresta, quien hace un año nos cautivase con su Leonora de “Il Trovatore”. Fue una Desdémona soberbia, impregnada de espíritu verdiano por arrobas y con un uso de las medias voces y los reguladores ejemplar. En el IV acto hizo una absoluta exhibición de musicalidad y delicadeza, logrando unos sonidos etéreos, auténticamente celestiales, que  parecían quedarse flotando en la sala e iban diluyéndose lentamente.

Carlos Álvarez completaba el trío protagonista, encarnando de nuevo, tras el largo periodo en el que su enfermedad le ha tenido apartado de los teatros, a un personaje emblemático en la carrera del barítono malagueño, como es el de Yago.

Es evidente que Álvarez no ha recuperado al cien por cien sus prestaciones. Ha perdido volumen, la voz es más clara y en los agudos pasó algún apuro, pero afrontó el papel por derecho, con valentía, llevando a cabo además una actuación escénica sensacional que, en su pelea con Otelo del acto segundo, a punto estuvo de costarle romperse una pierna. Su lamentable caracterización, desgreñado y vampírico, no consiguió que nos despistáramos de lo verdaderamente importante, que es el canto. Y Álvarez exhibió su bellísimo timbre baritonal, ejecutando un inmaculado fraseo verdiano, increíblemente incisivo y expresivo, sabiendo transmitir toda la maldad de uno de los personajes más malvados de la historia de la ópera. En los saludos finales, cuando el teatro prorrumpió en bravos, rompió a llorar emocionado y nos hizo emocionarnos a todos los que salimos esperanzados con el retorno de un enorme cantante que, seguro, todavía va a hacernos disfrutar muchas más noches con su arte.

El Cassio del argentino Marcelo Puente estuvo en líneas generales correcto, aunque su voz no me pareció especialmente atractiva. Mucho más me gustó el rendimiento de Cristina Faus en un papel complicado como el de Emilia, brillando en el cuarteto. Muy bien el Roderigo del siempre eficiente Mario Cerdá, y no me gustó el Lodovico de Misha Scheloianski. Correctos el resto de comprimarios.

La sala principal de Les Arts presentó un lleno casi total y el público se mostró más silencioso que en otras ocasiones. En el cuarto acto, con la orquesta en pianísimo, el silencio era total y sólo se hacía notar el ruidoso sistema de ventilación del recinto. Bueno, eso hasta que a un imbécil le sonó el móvil ¡en dos ocasiones!, pero Desdémona estaba ocupada rezando y no se pudo poner. Al finalizar, ovación de gala con el público puesto en pie, absolutamente enloquecido, como en las grandes noches.

Siempre tengo que hacer alguna queja antes de acabar, así que hoy le va a tocar a los responsables de programar las funciones a las 8 y hacer dos descansos, originando que la gente saliese a las 12 de la noche. Me parece un disparate, aunque se haya disfrutado tanto como algunos lo hicimos ayer.

Pese a los indecentes horarios, la fiesta musical se pudo culminar con una cena en compañía de buenos amigos, en la que se aprovechó para celebrar el primer aniversario de Amics de l’Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana.

Quedan tres funciones más y todavía hay entradas. Dejar pasar este “Otello” es un delito imperdonable que merece ser castigado con reposiciones de “El barbero de Sevilla” del pasado marzo con todo su cast al completo.

 
Otras opiniones en blogs amigos:
 

domingo, 3 de febrero de 2013

AVANCE DEL VI FESTIVAL DEL MEDITERRANI

Carlos Álvarez y Aleksandrs Antonenko, como Iago y Otello - Salzburg 2008

Parece que ya se van despejando las dudas en cuanto a los espectáculos previstos para el VI Festival del Mediterrani, a celebrar en el Palau de les Arts de Valencia el próximo mes de junio.

Desde que la Intendente Helga Schmidt hiciese el anuncio del contenido de la temporada operística valenciana para este ejercicio 2012-2013, ya se adelantó la inclusión de la ópera “Otello” de Giuseppe Verdi, en el Festival del Mediterrani, señalándose entonces al tenor Jorge de León como protagonista de la misma. El cantante tinerfeño, pese a la insistencia de Les Arts, decidió finalmente declinar el ofrecimiento, considerando, creo que con muy buen criterio, que todavía es pronto para afrontar un papel de la envergadura del moro verdiano. Desde ese instante, en la página web de Les Arts no se ha dado referencia alguna sobre los repartos de este “Otello”, surgiendo múltiples especulaciones acerca del cantante que podría encarnar al protagonista.

Pues bien, por fin la web de Les Arts ofrece nueva información y, aunque sabemos que los repartos anunciados en el teatro valenciano pueden cambiar veinte veces antes del estreno, a fecha de hoy se anuncia que será el tenor letón Aleksandrs Antonenko el encargado de asumir el rol protagonista, acompañado por el barítono malagueño Carlos Álvarez como Iago y la soprano María Agresta, a quien pudimos disfrutar la pasada temporada como la Leonora de “Il Trovatore”, como Desdémona.

Desde luego no parece una mala perspectiva, ni mucho menos. Antonenko es actualmente uno de los cantantes que puede afrontar con más garantías este complicado papel y, pese a su juventud, lo ha representado ya en los principales teatros operísticos internacionales.

Otra muy buena noticia es que Carlos Álvarez se encuentre con fuerzas para interpretar un personaje como Iago, papel que ya ha cantado anteriormente en otras ocasiones, una de ellas precisamente junto a Antonenko y Marina Popvlaskaya en Salzburgo en 2008, dirigidos por Riccardo Muti, existiendo una grabación comercializada en DVD.

Sorprende un tanto el anuncio en el cartel de María Agresta tras haber caído de la reciente “Bohème”, parece que por desavenencias con Les Arts al no haber cobrado las cantidades correspondientes a “Il Trovatore” del año pasado, aunque puede ser una estupenda Desdémona.

Ya digo que si se confirman estos intérpretes, la cosa pinta bien, aunque vuelvo a insistir en que los repartos de Les Arts varían más que la prima de riesgo.

Sobre lo que todavía no aparece referencia alguna es acerca de la producción que se ofrecerá. No sabemos si se tratará de una nueva producción o se alquilará alguna externa. Al menos confiemos en que no se opte por una versión en concierto.

Por otra parte, también se ha incluido en la programación del Festival un concierto en el que Zubin Mehta dirigirá a la Orquesta de la Comunitat Valenciana en la interpretación de dos obras de Johannes Brahms, la Obertura trágica y la Sinfonía nº 4, y en el extremadamente complicado Concierto para Violín de Arnold Schönberg, donde actuará como solista Michael Barenboim, hijo del director Daniel Barenboim.

Así están de momento las cosas, seguiremos atentos a las informaciones que se puedan ir produciendo. Os dejo con un video de Aleksandrs Antonenko como Otello, en el “Dio me potevi” perteneciente a la producción de Salzburgo de 2008:


video de rexeterna