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jueves, 6 de enero de 2011

ENTREGADOS LOS PREMIOS HELGA DE ORO 2010


El pueblo soberano ha dictado sentencia. Las codiciadas estatuillas Helga de Oro de 2010 ya tienen destinatarios, elegidos por votación de los lectores del Blog de Atticus.

Antes de nada, quisiera agradeceros sinceramente vuestra participación, sin la cual todo esto no tendría ningún sentido. He de confesar que el número de votantes ha superado mis expectativas, sobre todo teniendo en cuenta que en estas fechas, marcadas por las fiestas navideñas y todo lo que ello conlleva, las visitas del blog sufren un descenso significativo. Pero, pese a ello, como decía, el nivel de participación ha sido alto, lo cual creo que hace que los resultados obtenidos sean bastante significativos de lo que pueda ser la opinión mayoritaria del público habitual del Palau de les Arts.

Yo me había reservado la opción de desempatar con mi voto en el caso de que tal circunstancia hubiese sido necesaria en alguna de las categorías, pero finalmente no ha hecho falta mi intervención, pese a que en alguno de los casos se ha mantenido una emocionante igualdad hasta el último momento.

Como resumen, se podría decir que la triunfadora de la temporada 2009-2010 en Les Arts ha sido la producción propia del teatro valenciano de la ópera “Salome”, de Richard Strauss, que se pudo ver el pasado mes de junio dentro del III Festival del Mediterrani, que ha obtenido 3 de las 6 Helga de Oro, incluyendo la correspondiente a Mejor Espectáculo. Y un resultado muy positivo ha sido también el alcanzado por “Lucia di Lammermoor” que, de las 3 Helga de Oro a las que optaba, ha logrado 2, las correspondientes a mejor cantante masculino y femenino. Peor le han ido las cosas al programa doble “La Vida Breve”/”Cavalleria Rusticana” que se ha ido de vacío, pese a sus 4 candidaturas.

En una espectacular gala* virtual celebrada esta noche de reyes en el Palau de les Arts, con presencia de la musa de este blog y otros irrelevantes personajes de la vida pública valenciana, se ha procedido a la entrega de premios, a cuyo acto pertenecen algunas de las fotos que ilustran esta entrada. La televisión pública valenciana no retransmitió el evento, ya que el aún President de la Generalitat no podía acudir debido a un empacho de roscón con chocolate, y no quedaba bien que las siete cámaras que le enfocan habitualmente en Les Arts mostrasen su asiento vacío.

Los galardonados han sido:

Helga de Oro a la mejor Dirección Artística: Francisco Negrín por “Salome”.
Curiosamente, la dirección escénica de “Salome” cosechó en su estreno algunos abucheos de un sector del público de Les Arts que consideró la propuesta de Negrín demasiado atrevida o provocadora. Ya en su momento manifesté que me pareció manifiestamente injusta esta reacción y considero el trabajo de Negrín de una enorme calidad, lleno de sentido, innovador sin perder el rumbo y con una dirección de actores muy trabajada y coherente con su lectura. No obstante, mi preferencia personal era la original dirección artística, llena de frescura, que presentó Damiano Michieletto para “La Scala di Seta”, que ha quedado en última posición.
Damiano Michieletto: 9 votos.
Mariusz Trelinski: 11 votos
Giancarlo del Monaco (La Vida Breve): 10 votos
Francisco Negrín: 18 votos


Helga de Oro a la mejor Dirección Musical: Zubin Mehta por “Salome”.
Pese a que el maestro Lorin Maazel optaba por partida doble a la estatuilla en esta categoría, por sus geniales (y muy personales) versiones de “Madama Butterfly” y “Cavalleria Rusticana”, ha sido Zubin Mehta quien finalmente se ha llevado el premio. Eso sí, hasta el último momento han estado muy igualados en las votaciones el director indio y Maazel con su “Cavalleria”, que era claramente mi opción favorita, y el galardón se ha resuelto tan sólo por un voto de diferencia cuando apenas quedaba media hora para cerrar la votación. Ambas fueron excelentes versiones, aunque es cierto que la particular lectura de Maazel de la obra de Mascagni generó en su momento casi tantos odios como amores, mientras que el trabajo más ortodoxo de Mehta, con una dirección magnífica, precisa, fluida y cargada de tensión dramática, en la que se potenciaron especialmente los aspectos más expresionistas de la partitura, obtuvo un unánime reconocimiento.
Valery Gergiev: 1 voto.
Lorin Maazel (Madama Butterfly): 12 votos.
Lorin Maazel (Cavalleria Rusticana): 20 votos.
Zubin Mehta: 21 votos.


Helga de Oro al mejor cantante masculino: Francesco Meli por “Lucia di Lammermoor”.
Aquí sí han coincidido la mayoría de los votantes con mi preferencia. Y es que el Edgardo de Francesco Meli ha sido, a mi juicio, una de las mejores cosas que se han escuchado en este teatro. Su voz clara y bellísima, su musicalidad, elegancia, impecable fraseo y algunos detalles belcantistas de muchísimo gusto, le convertían en claro favorito al premio. Y ello sin desmerecer a sus rivales, especialmente el canto refinado del siempre solvente Albert Dohmen y a un Jorge de León que se desenvolvió, con el verista Turiddu, como pez en el agua.
Francesco Meli: 24 votos.
Jorge de León: 11 votos.
Albert Dohmen: 13 votos.
Marcelo Álvarez: 3 votos.


Helga de Oro a la mejor cantante femenina: Nino Machaidze por “Lucia di Lammermoor”.
Esta ha sido la categoría en la que se ha producido una mayor participación. Comenzaron las votaciones con una gran igualdad entre las cantantes propuestas, pero en el último tramo se destacó claramente la ganadora. Si a mera excelencia canora nos refiriésemos, creo que muchos coincidiríamos en que el premio debía haber sido para Elina Garanca, pero la frialdad de su Carmen creo que ha jugado en su contra. Nylund y Barcellona eran también dos estupendas candidatas al galardón, pero finalmente fue Machaidze quien lo conquistó con un 42% de los votos. No hay duda de que la soprano georgiana fue una magnífica Lucía, moviéndose con precisión en la zona aguda y en las coloraturas, luciendo dominio de la técnica, matizando con sensibilidad y mostrando gran intensidad dramática, logrando un éxito incuestionable, pese a la cierta decepción que supuso que eludiese los sobreagudos habituales (no escritos).
Daniela Barcellona: 9 votos.
Nino Machaidze: 24 votos.
Camilla Nylund: 12 votos.
Elina Garanca: 16 votos.


Helga de Oro al cantante revelación: Oksana Dyka por “Madama Butterfly”.
La soprano ucraniana sorprendió a muchos con una sensacional Butterfly, a la que quizás le faltase un punto de lirismo y una mayor capacidad de matización, pero que con su sobrado volumen, sus potentes agudos y un último acto antológico, conquistó al público de Les Arts. Lamento los pocos votos que ha cosechado Nicolai Schukoff, una estupenda voz, consistente y brillante, de timbre bellísimo, que, si no se gafa, está llamada a protagonizar importantes papeles del repertorio alemán. Me alegra el buen resultado obtenido por Dolores Lahuerta que, en mi caso particular, fue mi mayor revelación de la temporada. Y pienso que la excelente Micaela de Marina Rebeka merecía una mejor clasificación.
Dolores Lahuerta: 18 votos.
Oksana Dyka: 25 votos.
Nicolai Schukoff: 5 votos.
Marina Rebeka: 12 votos.


Helga de Oro al mejor espectáculo: “Salome” (Producción del Palau de les Arts).
Este galardón estaba casi cantado (permítaseme el involuntario chiste). Ya su candidatura en las seis categorías en que se entregaban Helgas de Oro, indicaba que nos encontramos ante una producción muy equilibrada, donde nada desmereció el conjunto, con un nivel muy alto tanto en la dirección artística como en la musical y con unos destacados solistas. Sus rivales para el premio también nos hicieron pasar muy buenos momentos, pero la dirección musical de “Lucia di Lammermoor”, la artística de “Cavalleria” y los horribles Pinkerton de “Madama Butterfly”, le pusieron el triunfo en bandeja (vaya, otro involuntario chiste) a “Salome”.
Madama Butterfly: 12 votos.
Lucia di Lammermoor: 12 votos.
Cavalleria Rusticana: 6 votos.
Salome: 24 votos.


Helga Abucheadora a lo peor de la temporada: Carlos Saura por “Carmen”.
En un primer momento, mi admirado Vittorio Grigolo pareció que podía dar la sorpresa en este apartado, destacándose en las votaciones gracias a los horrísonos berreos con que nos obsequió en aquella “Traviata”, toda ella de infausto recuerdo, pero pronto se impuso la lógica y la Helga Abucheadora ha ido a parar a quien yo creo que más lo merecía, Carlos Saura y la memez conceptual, paradigma de la caradura, que nos soltó en “Carmen”. Además, el cineasta aragonés tiene el honor de haber sido el candidato que ha obtenido el mayor número de votos (26) y la mayoría más amplia (60%) de todas las categorías.
La Fura dels Baus: 8 votos.
Giancarlo del Monaco (Cavalleria Rusticana): 3 votos.
Vittorio Grigolo: 11 votos.
Carlos Saura: 26 votos.


Pues nada, hasta aquí ha llegado esta edición de los Helga de Oro 2010. Espero que dentro de un año este blog y el Palau de les Arts sigan funcionando y que podamos participar en la elección de lo mejor de la temporada actualmente en curso.

Os agradezco de nuevo vuestra participación, tanto a los habituales visitantes de esta casa, como a aquellos que por primera vez habéis dejado vuestro comentario o participado mediante el voto, y espero contar en adelante con vuestra valiosa opinión en más ocasiones.

Para concluir, os dejo con dos videos donde podemos escuchar a los intérpretes ganadores de la Helga de Oro al mejor cantante de la temporada, Nino Machaidze y Francesco Meli, en sendas grabaciones pertenecientes a la función de “Lucia di Lammermoor” que tuvo lugar en el Palau de les Arts el 26 de enero de 2010.

En primer lugar podemos oír a Machaidze en la cadenza del aria de la locura, extraordinariamente acompañada a la flauta por el solista de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, Álvaro Octavio:



video de MrRobuso

Y aquí tenemos a Francesco Meli en el “Tu che a Dio…” con el que finaliza “Lucia di Lammermoor” y este post de hoy:



video de MrRobuso


(*) Para tiquismiquis y despistados: Por supuesto que, tanto la gala como las fotografías de la misma, son más falsas que la programación oficial que anuncia Les Arts al comienzo de cada temporada, que ya es decir.

martes, 22 de junio de 2010

"CARMEN" (Georges Bizet) - Palau de Les Arts 18/06/2010


Bastante más tarde de lo que quería, traigo al blog mi particular visión del estreno en el Palau de Les Arts, el pasado viernes 18, de la producción de “Carmen”, de Georges Bizet, que se presentó en el marco del III Festival del Mediterrani que está teniendo lugar en el recinto valenciano, y sobre el que mucho y mejor se ha escrito ya, como podréis comprobar con las estupendas crónicas de Joaquim, Titus y FLV-M.

En el fondo me alegro de que hayan transcurrido algunos días desde que asistí a dicho estreno, ya que el tiempo ha conseguido que se aplaque un poco mi indignación, y mi opinión sobre lo vivido puede ser algo más serena, que no benévola.

La producción presentada es la misma cochambre que tuvimos la desgracia de que inaugurara la temporada en 2007, con Carlos Saura como presunto director de escena. Para esta ocasión se anunció que Saura iba a efectuar importantes retoques para mejorarla y, además, se contaba con el aliciente de un elenco vocal ciertamente atractivo, encabezado por la mezzosoprano letona Elina Garanca y el tenor argentino Marcelo Álvarez.

Definir lo que perpetró Carlos Saura es complicado sin recurrir al Código Penal. La caradura del director aragonés ha sobrepasado todos los límites admisibles y denominar lo que ha hecho con esta “Carmen” como “dirección escénica”, es una tomadura de pelo en la que se falta a la verdad, porque si algo no hay en esta producción es dirección.

Desde el comienzo hasta el fin de la obra, la dirección de actores brilla por su ausencia. Los intérpretes salen a escena y se les ve perdidos, sin saber qué hacer. Parece que la única instrucción que hayan recibido sea: “haced lo que os dé la gana y cantad”. En las escasas ocasiones en las que se observa algún tipo de directriz, no se ve ninguna coherencia, ni que se siga la lógica de una visión personal del texto ni de una dramaturgia trabajada. Hay tan sólo momentos sueltos, algunos de los cuales además fueron bochornosos y lo único que consiguieron fue agravar el dislate escénico: El desfile de cuadrillas fue lamentable, yéndose cada uno por su lado; el aportar como toque exótico que haya un Cardenal detrás de los niños de la Escolanía no parece lo más apropiado con la que está cayendo; el momento final de Don José, solo en escena, pidiendo ‘a nadie’ que le detengan, patético; la “exhibición” de Escamillo con el capote fue más propia de Locomía que del torero más famoso de Sevilla (¿tan complicado es buscar a alguien que le enseñe a superar ese momento sin provocar la carcajada?). En fin, un desastre.

La escenografía continúa estando constituida por esos absurdos paneles saurianos que ocupan el escenario y que tanto valen para representar una plaza de Sevilla, la taberna de Lillas Pastia o la plaza de toros. Con cambiar la luz, arreglado. Aunque aquí sí hubo un importante cambio respecto a 2007. La ridícula gruta de cartón piedra del tercer acto fue sustituida por paneles grises, también ridículos. Esa escenografía, aparte de no aportar nada y desorientar al espectador, dificulta gratuitamente el movimiento de las masas, especialmente en el primer y último acto, a lo que, si le añadimos la ya comentada ausencia de dirección de actores, tenemos asegurado el caos escénico.

Para acabar de acompañarlo todo, la iluminación es muy poco original y predecible y el vestuario insulso.

Declaraba Saura en su día que había optado por “una puesta en escena arriesgada, más apasionada y con más movimiento”. Nada más lejos de la realidad. El único riesgo asumido por Saura con esta puesta en escena es la de acabar enterrado en productos hortofrutícolas al salir a saludar, la única pasión que imprime es la de incitar a abuchearle, y el único movimiento que consigue es la apertura de boca en el público para bostezar.

Y lo peor de todo es que esta mamarrachada se ha retransmitido en directo a 46 ciudades de Europa, con lo que el ridículo ha sido internacional. Y luego nos extrañará que la prima de riesgo de la deuda española siga aumentando…

En el terreno musical, tampoco acabaron de salir las cosas tan bien como se esperaba. A mí la dirección de Zubin Mehta no me disgustó, pero reconozco que fue muy irregular. Hubo momentos soberbios, como los preludios (especialmente el del tercer acto), donde la orquesta brilló al máximo y la intensidad y brío que imprimió Mehta, aunque con su exceso de volumen ya característico, consiguieron que una chispa de emoción prendiese en la platea. Pero, junto a eso, los momentos más dramáticos resultaron algo planos y durante toda la obra se produjo una extraña diversidad de tiempos y dinámicas que, lejos de sonar a genialidad, resultaba desconcertante y a veces caprichosa.

En la Orquesta de la Comunitat Valenciana se observaron algunos desajustes que no son habituales en la agrupación titular de Les Arts, sobre todo en los vientos, y que posiblemente en futuras funciones puedan ir corrigiéndose. En el preludio del tercer acto, el virtuosismo de Álvaro Octavio con la flauta volvió a sobresalir.

El Coro de la Generalitat cumplió con enorme profesionalidad, resistiendo tanto los volúmenes impuestos por Mehta, como la anarquía escénica de Saura.

La Escolanía de la Mare de Déu dels Desamparats no estuvo bien, sobre todo en el último acto.

En el terreno de los solistas vocales hubo un poco de todo, y también se vieron lastrados de forma importantísima por la inexistente dirección escénica de Saura.

Nadie que me conozca ignora la admiración que siento por Elina Garanca, a la que considero una de las mejores mezzosopranos del panorama actual. Su voz posee una belleza incuestionable y su timbre enamora hasta cuando canta el “cumpleaños feliz”. Exhibió generosísimo volumen, robustez, amplio registro, homogeneidad, depuradísima técnica y excelsa musicalidad. Su canto fue perfecto, sin fisuras. Vocalmente creo que no es posible efectuarle reproche alguno. Sin embargo fue una Carmen demasiado fría. Le faltó temperamento interpretativo y pasión. A mí, personalmente, esa frialdad no consiguió impedirme disfrutar de una Carmen vocalmente espectacular, que me compensó sobradamente del desastre escénico. Y estoy convencido de que parte de culpa de ese exceso de frialdad es también de Carlos Saura. Yo pude ver a Garanca en Londres el año pasado en este mismo papel, en la producción de Francesca Zambrello, y, sin ser el paradigma de la pasión mediterránea ni mucho menos, transmitió mucha más intensidad al personaje que el viernes. Y es que también es comprensible que Marcelo Álvarez como galán y los paneles de Saura como paisaje, no son los elementos más propicios para pedirle a nadie que se ponga en situación.

Marcelo Álvarez da la impresión de que no está cuidándose la voz ni el físico. Su envergadura ya alcanza dimensiones preocupantes y el día que se tope con un director escénico que le dé instrucciones interpretativas se va a ver limitado para muchos papeles, salvo quizás los de charcutero y obispo. La actuación vocal de Álvarez fue bastante desconcertante. Tuvo momentos excelentes, sobre todo en algunos pianos que se marcó en el tramo final de la obra o en el dúo con Micaela del primer acto. En el aria de la flor no estuvo nada mal, aunque combinó frases delicadas y bellísimas con otras más toscas o algún agudo feísimo. En los dos últimos actos, posiblemente menos acordes a su voz, adoptó un tono verista, efectista pero inapropiado. Su habitual poco salero como actor se vio en esta ocasión reforzado por la huelga de meninges caídas del Sr. Saura. En este sentido, su pelea de navajas con Escamillo fue carcajeante.

Marina Rebeka, quien en su día estuviese anunciada como protagonista de “La Traviata” en Les Arts y cayó del cartel sin saber por qué, encarnó esta vez el papel de Micaela. Y lo hizo de forma excelente. Mostró una preciosa voz, grande, muy segura en los agudos, y un fraseo exquisito adornado de múltiples matices, derrochando sensibilidad y buen gusto.

Alexánder Vinogradov fue un pésimo Escamillo. Comenzó gargajoso, engolado y temblón, y acabó desafinando directamente. Debido a su pésima dicción no se sabía si estaba cantando en francés, en ruso o en chiquitistanés. No me extrañaría nada que el tremendo aguacero que nos sorprendió a la salida del teatro fuese consecuencia de cómo había cantado Vinogradov el “Votre toast”.

Mal estuvo también Silvia Vázquez que, en lugar de Frasquita, parecía la protagonista de 'Viernes 13', lanzando unos chillidos inaceptables y fastidiando todos los concertantes de los que formaba parte. Algo mejor se mostró Adriana Zabala como Mercedes.
No me gustó el Dancaire de Fabio Previati, y simplemente correctos estuvieron Vicenç Esteve, Mario Cassi y Nicolás Testé.

Mención especial merece el público de este estreno que consiguió batir el record mundial de intensidad y variedad de ruido durante una función operística. Si se hubiese representado en el Mercado Central en hora punta, posiblemente no hubiera habido mucha diferencia.

Al finalizar, se aplaudió con fuerza a todos los intérpretes, especialmente a Garanca y Rebeka, y se dedicó un sonoro abucheo a Carlos Saura que fue el justo castigo a su incapacidad manifiesta para la dirección escénica y que debería motivarle para dejar en paz el mundo de la ópera y dedicarse en exclusiva a seguir haciendo películas pretenciosas.

Para acabar podemos escuchar a Garanca junto a Roberto Alagna este mismo año en el MET, interpretando la seguidilla "Près des remparts de Séville":


video de saulite3434