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martes, 11 de octubre de 2011

"BEAU SOIR" - CLAUDE DEBUSSY

“Idilio" - Lord Frederick Leighton - 1880 - Coleccion de Mr. y Mrs. Henry Keswick

"Beau Soir” (Bello Atardecer) es una de las primeras canciones (mélodies) para voz y piano compuestas por Claude Debussy (1862-1918), y nació destinada a ser interpretada en las reuniones de salón de la época. No hay acuerdo respecto a la fecha exacta de creación de la obra, aunque parece bastante probable que fuese en torno a 1880, cuando Debussy no habría cumplido aún los veinte años.

En esta obra el compositor puso música a unos versos de Paul Bourget (1852-1835), reputado novelista y poeta, contemporáneo del compositor, a quien se atribuye aquella famosa frase: “hay que vivir como se piensa, si no, se acaba por pensar como se ha vivido”. En este poema se nos habla sobre un tema tan romántico como la fugacidad del tiempo y el “carpe diem”, mediante la descripción de la belleza de una puesta de sol y las sensaciones que provoca, recordándonos, no obstante, que debemos disfrutarlo rápidamente pues todo es pasajero.

Son visibles en “Beau Soir” claras influencias románticas y es verdad que no estamos todavía ante el Debussy más rico desde el punto de vista armónico y melódico, pero sí que esta pequeña composición, en apariencia sencilla, es sumamente evocadora y consigue transmitirnos con maestría, fluyendo suavemente, un profundo e íntimo sentimiento de bienestar y de paz.

En esta fase de su producción resulta patente todavía la búsqueda de Debussy de la perfecta unión entre música y texto, y cada matiz de la partitura nos remite al contenido del poema de Bourget, como en ese acompañamiento a los últimos versos, donde la ondulante melodía nos evoca las olas que, suave pero inexorablemente, llegarán a su destino.

Hay cientos de grabaciones y versiones, tanto vocales como instrumentales, de esta pieza. Yo traigo aquí algunas diferentes para apreciar distintas formas de afrontar la página, centrándome únicamente en voces femeninas, concretamente de sopranos.

En primer lugar os propongo una versión estilística e idiomáticamente irreprochable, a cargo de una fija de este blog cuando se habla de mélodie, se trata de la francesa Veronique Gens, quien, como suele ser habitual, está acompañada por el pianista Roger Vignoles:


video de darko Zoo

Si de adecuación estilística hablamos, pocos reproches se podrán hacer también a Mary Garden, una soprano escocesa que se dice que llegó a grabar "Beau Soir" acompañada por el propio Debussy, siendo la elegida por éste para protagonizar el estreno de "Pelléas et Mélisande". La grabación es de 1929, la cantante tenía ya 55 años y la calidad del audio es la que es, pero creo que vale la pena:


video de CurzonRoad

Tambien rondaba los 55 años cuando grabó esta obra en 1944 otra soprano británica, Maggie Teyte, que fue precisamente quien sucedió a Mary Garden como Mélisande en París. Podemos escucharla acompañada al piano por Gerald Moore:


video de EdmundStAustell


Yendo a grabaciones más actuales, es ahora la norteamericana Renée Fleming, con el acompañamiento pianístico de Jean-Yves Thibaudet, quien nos ofrece su particular versión de esta composición de Debussy. Quizás esté menos ajustada a los cánones de la mélodie y su dicción sea mejorable, pero musicalidad y expresividad no le faltan:


video de rubenmsk

Esta cantante no es que pronuncie defectuosamente el francés, sino que canta en ruso directamente, se trata de Galina Vishnevskaya y, aunque la versión no sea muy ortodoxa y esté adaptada para acompañamiento orquestal, no puedo ocultar que a mí me gusta:


video de ManricoV


Ahora es la alemana Diana Damrau quien canta "Beau Soir" con el virtuoso acompañamiento del arpa del francés Xavier de Maistre:


video de Lilith89ibz


Y finalizo con otra soprano estadounidense por quien siento también especial debilidad. Es Eileen Farrell, y aquí nos da una inmejorable muestra de su versatilidad y de su capacidad para domar y adaptar su poderosa voz a las exigencias interpretativas, ofreciendo una versión que me parece más que interesante. La acompaña al piano George Trovillo:


video de m3lomane



BEAU SOIR (Hermoso Atardecer)
Lorsque au soleil couchant les rivières sont roses,
et qu'un tiède frisson court sur les champs de blé,
un conseil d'être heureux semble sortir des choses
et monter vers le cœur troublé;
Un conseil de goûter le charme d'être au monde,
cependant qu'on est jeune et que le soir est beau,
car nous nous en allons comme s'en va cette onde:
Elle à la mer, -- nous au tombeau !
---------------------------------------------------------------------

Cuando al sol poniente los ríos se vuelven de color rosa
y un tibio escalofrío recorre los campos de trigo,
el consejo de ser feliz parece brotar de las cosas
y subir hacia el corazón turbado.
Un consejo de disfrutar el encanto de estar en el mundo,
mientras que se es joven y el atardecer es hermoso,
porque nosotros nos iremos como se va esta onda,
ella al mar, nosotros a la tumba.

viernes, 11 de marzo de 2011

DONCELLAS DE ORLEANS

“Juana de Arco” – Jules Bastien-Lepage – 1879 - Metropolitan Museum of Art, New York

“Orleanskaya Deva” (La Doncella de Orleans) es una ópera en 4 actos compuesta a lo largo de seis meses, entre 1878 y 1879, por Pyotr Ilyich Tchaikovsky (1840-1893). Fue la quinta ópera escrita por el compositor ruso y la primera que fue representada fuera de su país, en concreto en Praga en 1882, a lo cual sin duda contribuyó el hecho de que, por primera vez en sus óperas, la temática no era rusa.

El estreno oficial tuvo lugar el 25 de febrero de 1881 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, bajo la dirección musical de Eduard Napravník, obteniendo una reacción del público bastante entusiasta, o al menos eso contaba el propio compositor, quien presumía de haber tenido que salir a saludar 28 veces. Sin embargo, la crítica no fue nada benévola. Además, dos semanas después de este estreno, el Zar Alejandro II moría asesinado en San Petersburgo, por lo que la temporada de ópera fue cancelada y eso acabó de rematar el poco éxito de la obra. De hecho, no volvería a representarse en Rusia en vida de Tchaikovsky y se dice que hasta los años 50 del siglo XX no se representó más allá de diez veces.

La ópera está basada en la vida de Juana de Arco, la adolescente que con apenas 17 años dirigió las tropas del ejército francés encabezando la batalla del sitio de Orleans, tras decir haber escuchado la voz de Dios asegurándole que ella liberaría la ciudad, y que murió en la hoguera condenada por brujería y hechicería en 1431, siendo canonizada en 1920 y quedando convertida en todo un símbolo de la unidad francesa.

El libreto fue construido por el propio Tchaikovsky tomando elementos de la tragedia de Schiller “Die Jungfrau von Orleans”, del libreto de Auguste Mermet para su ópera "Jeanne d'Arc” (1876), de la “Jeanne d’Arc” de Jules Barbier y de la biografía de la heroína francesa escrita por Henri Wallon.

Existe coincidencia en que quizás no sea la obra más inspirada del genial compositor, pero la ópera constituye otra indudable muestra de su dominio de la orquestación y cuenta con algunos momentos de gran intensidad y belleza. Dentro de estos, el más popular es el aria que canta Jeanne en el acto I, “Da, chas nastal! ... Prastite vy” (Sí, la hora ha llegado… Adiós colinas), más conocida por su versión francesa “Adieu Forêts”.

En este fragmento, la joven Jeanne se dispone a partir de su localidad natal para cumplir con la vocación que le ha sido revelada y se despide con tristeza de su tierra para siempre, al tiempo que le asalta también el temor ante el futuro que le pueda esperar, debatiéndose entre este miedo y el cumplimiento de los designios divinos.

En algunos aspectos es un aria que siempre he sentido bastante emparentada con el “Kuda, Kuda” que canta Lensky en “Yevgueni Oneguin”, la ópera que compuso Tchaikovsky inmediatamente antes de esta “Doncella de Orleans”.

El papel de Jeanne fue escrito originalmente por Tchaikovsky para una soprano dramática, pero poco antes del estreno la partitura fue adaptada para voz de mezzosoprano, ya que el compositor entendía que no había en esos momentos una soprano que pudiese asumir el personaje con garantías, siendo la mezzo María Kamenskaya la cantante que mejor podía afrontar el papel. Desde entonces el personaje de Jeanne ha sido interpretado en escena indistintamente por sopranos y mezzos, siendo pieza habitual del repertorio de conciertos y recitales.

Existen múltiples grabaciones de este aria, bien dentro de la ópera completa o en selecciones de arias, tanto en su versión original en ruso, como en la versión francesa e incluso en inglés. Yo hoy he querido traer al blog cuatro versiones diferentes.

La primera versión confieso que es mi preferida. La intérprete es la mezzosoprano rusa Irina Arkhipova, nacida en 1925 y fallecida el año pasado (“annus horribilis” para el mundo de la lírica). Arkhipova fue la mezzo de referencia en Rusia durante las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo, y de las pocas que obtuvo permiso para cantar fuera de su país, siendo el de Jeanne uno de sus papeles más renombrados. La grabación es del año 1973 y cuenta con la dirección de Gennady Rozhdestvensky al frente de la Moscow Radio Symphony Orchestra:


video de Homoclassicus

La siguiente versión corre a cargo de una soprano, también rusa y contemporánea de Arkhipova. Se trata de la gran Galina Vishnevskaya, una de las más importantes figuras de la lírica rusa, que nos brinda también una extraordinaria interpretación a la que se pueden hacer pocos reproches:


video de ManricoV

Vamos ahora con una versión del aria de Jeanne en francés. Es la que grabó en 1957 mi admirada Eileen Farrell, acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Thomas Schippers, en una interpretación posiblemente peculiar, pero cargada de fuerza y con toda la belleza vocal y musicalidad que desplegaba la soprano norteamericana cada vez que cantaba:


video de Onegin65

Finalizo esta entrada de hoy con la mítica soprano italiana Mirella Freni, quien en 2003, a los 68 años de edad, afrontó, con una energía y carisma escénico envidiables, el papel de la adolescente Jeanne en directo en el Teatro Massimo de Palermo. Y dos años más tarde volvería a hacerlo, esta vez en la Ópera de Washington, en la que sería su última representación de una ópera sobre un escenario:


video de opcel1

Sí, la hora ha llegado.
Jeanne ha de someterse al mandato celestial,
pero el temor invade mi alma.
El dolor y la angustia marchitan mi corazón.

Adiós, colinas, campos natales, sereno valle,
pacífico cobijo, adiós.
No volveréis a ver a Jeanne,
que para siempre os dice: Adiós.

Prados amigos, mis devotos árboles,
floreceréis y os marchitaréis sin mí.
Fresca gruta, arroyo caudaloso,
os dejo para nunca regresar.

Encantadoras comarcas, estaremos separados.
Rebaños míos, ya no seré vuestro cercado,
sin pastora habréis de vagar.

De otro rebaño habré de ocuparme ahora
en los mortales pastizales de la guerra.

La más alta vocación me ha elegido.
No me mueve el deseo vano.
Señor mi corazón está abierto a ti
Y se angustia y sufre.

viernes, 30 de julio de 2010

FLAGSTAD Y FARRELL CANTAN ERNEST CHARLES


Ernest Charles (1895-1984) fue un compositor estadounidense, nacido en Minneapolis, que comenzó su carrera como cantante de vodevil y de musicales en Broadway. Se estableció en Nueva York donde fue director musical del programa de radio “Great Moments in Music”, aunque algunos años después se trasladó a Hollywood donde desarrolló la mayor parte de su carrera compositiva. Su obra se centró en la composición de canciones para voz y piano, y comenzó a ser conocida por el público después de que en 1932 el barítono John Charles Thomas interpretase su canción “Clouds” en sus recitales.

Entre los años 1930 y 1940 su obra alcanzó una cierta popularidad, aunque la mayor parte de sus composiciones apenas han trascendido hasta la actualidad más allá de quedar registradas en alguna compilación de canciones americanas, pero dos de ellas sí han continuado siendo interpretadas, permitiéndonos acercarnos un poco al muy desconocido legado creativo de este compositor.

La primera de ellas, “Let My Song Fill Your Heart”, fue popularizada por la últimamente habitual de este blog Eileen Farrell, a quien podemos escuchar a continuación interpretando esta canción en el programa de radio "Encores from the Bell Telephone Hour", previa presentación del locutor de turno:


video de iskenderuna

“When I Have Sung My Songs”, escrita por Charles en 1934, se popularizó después de las grabaciones que hizo de ella la celebre soprano americana Rosa Ponselle. Se trata de una conmovedora composición de enorme sencillez, pero que desprende melancólica belleza.

Una de las cantantes que introdujo en su repertorio esta pieza fue la gran soprano noruega Kirsten Flagstad, la gran dama wagneriana, que también en los terrenos de la canción íntima dejaba constancia de su inmenso arte y que convirtió esta composición de Charles en un bis habitual en sus recitales, consiguiendo el reconocimiento internacional del compositor norteamericano.

Aquí podemos escuchar a Kirsten Flagstad interpretando “When I Have Sung My Songs” de Ernest Charles:


video de Onegin65

When I have sung my songs to you,
I’ll sing no more.
T’would be a sacrilege to sing
at another door.
We’ve worked so hard to hold
our dreams, just you and I.
I could not share them all again,
I’d rather die
With just the thought that
I had loved so well, so true,
That I could never sing again,
except to you.


viernes, 23 de julio de 2010

EILEEN FARRELL, DE WAGNER A GERSHWIN


Escuchando a Eileen Farrell en el post que dediqué recientemente a la “falsa” ópera de Bernard Herrmann “Salammbô”, me ha apetecido seguir disfrutando de la espléndida voz de esta cantante norteamericana y vuelvo a traerla al blog.

Farrell fue una cantante bastante atípica, que llegó al mundo de la ópera desde la radio y que posteriormente centró su carrera más en recitales y salas de grabación que en los teatros de ópera. Su extraordinaria voz la convirtió en su momento en una de las intérpretes wagnerianas referenciales y, sin embargo, jamás llegó a representar en escena una ópera de Wagner. Diferentes causas confluyeron en que se produjese este hecho, pero la propia Farrell apunta dos: que ella misma pensaba que su voz podría quedar dañada si se entregaba de lleno al repertorio wagneriano y que consideraba que, existiendo intérpretes en activo como Birgit Nilsson, ella no podría nunca competir al mismo nivel.

Yo discrepo radicalmente de esta apreciación y, aunque es cierto que la competencia escénica en aquellos años era terrible (Nilsson, Varnay), Eileen Farrell podía haber aportado muchísimo y tenía sobradas facultades para haberse mantenido en la primera línea del canto wagneriano. Baste escuchar algunos de los registros que existen, como este Liebestod de “Tristán e Isolda”, grabado en 1951 junto a la New York Philharmonic Orchestra, dirigidos por Victor De Sabata:


De cualquier modo, hoy quería mencionar aquí otra vertiente distinta de la polifacética Farrell, cual es la de sus incursiones en el repertorio del swing, el jazz o la canción popular, terrenos en los que también sobresalió.

No estamos aquí ante la típica cantante de ópera que en un momento dado tiene la tentación de grabar temas de música ligera, limitándose a hacer un impropio alarde de agudos y trinos, sino que Farrell ofrece lo mejor de su voz, pero con una adecuación estilística, un buen gusto y una musicalidad impecables.

Eso es lo que realmente me ha impresionado. Normalmente estamos acostumbrados a escuchar a divos/as de la ópera que se permiten el capricho de grabar algún disco con incursiones en territorios del pop o del jazz, pero cuando les oímos reconocemos inmediatamente que se trata de cantantes de ópera haciendo algo que no es lo suyo. Con Farrell no ocurre eso.

Si comparamos su voz como Isolda del video anterior, con los que incluyo a continuación, parece que estemos escuchando a dos cantantes completamente distintas.

En primer lugar, podemos oír a Farrell en 1961, acompañada de Luther Henderson y su Orquesta, interpretando el tema de Van Heusen y Cahn “The second time around”:



En el siguiente video, acompañada de la misma Orquesta, interpreta “My funny Valentine” de Rodgers y Hart:



Y por último, os dejo con Eileen Farrell llevando a cabo una soberbia interpretación del tema “But not for me”, compuesto por George e Ira Gershwin originariamente para el musical “Girl Crazy”, y que posteriormente ha sido objeto de innumerables versiones. Dicen que Farrell declaró en una ocasión que esta era su canción preferida. No sé si será cierto, pero desde luego la canta como si lo fuera:

 

martes, 13 de julio de 2010

BERNARD HERRMANN - "SALAMMBÔ"

"Salammbô" - Alfons Mucha - 1896

Ya he manifestado en alguna ocasión mi rendida admiración por Bernard Herrmann, a quien ya dediqué anteriormente un post, y que me parece (junto a los Korngold, Steiner, Tiomkin o Rozsa) uno de los más grandes compositores de bandas sonoras de la historia del cine.

Su coincidencia en la radio con Orson Welles, posibilitó que éste le propusiera en 1940 asumir el reto de componer la banda sonora para la película con la que pensaba debutar en el mundo del cine, la que se convertiría en su obra maestra “Ciudadano Kane”, que supondría también el debut de Herrmann en la composición de bandas sonoras para la gran pantalla y conllevaría su nominación al Oscar por este primer trabajo, a partir del cual iniciaría una fructífera y exitosa carrera.

El personaje de Charles Foster Kane (interpretado por el propio Welles) estaba claramente basado en William Randolph Hearst, y el guión contiene numerosas alusiones a la vida de éste (su condición de magnate de la prensa, su derivación hacia el periodismo amarillo, su obsesión por la compra compulsiva y acumulación desmedida de riquezas, su influencia en el inicio de la guerra contra España, la construcción de un castillo privado, e incluso se dice que la famosa palabra “Rosebud”, eje de toda la trama, era el apelativo con el que Hearst designaba las partes íntimas de su amante, la actriz Marion Davies).

Sin embargo, la relación en la película de Kane con su segunda esposa, Susan Alexander (personaje interpretado por la actriz Dorothy Comingore), aunque tiene referencias a la relación entre Hearst y Davies, podría estar directamente inspirada en el industrial norteamericano Harold Fowler McCormick.

McCormick fue uno de los mecenas de la Ópera de Chicago, a mayor gloria de una soprano llamada Ganna Walska con la que acabaría contrayendo matrimonio en 1922. Se cuenta que gastó una suma considerable de dinero en las lecciones de canto de Walska, y parece que de manera bastante infructuosa, pues quienes tuvieron la oportunidad de escuchar a la cantante coinciden en afirmar que su voz era espantosa y sólo agradaba a su esposo, sin que se tengan noticias de si McCormick padecía sordera o simple mal gusto (auditivo). Uno de los profesores de canto de Walska llegó a afirmar que "su voz sonaba como cinco millones de cerdos", y un crítico algo más benévolo, tras escuchar un "Rigoletto" que cantó en París en 1923, definió su voz como "suficientemente buena para una pequeña sala", aunque su crónica finalizaba describiendo las carcajadas del público parisino ante "los graznidos que conformaban su registro agudo".

En "Ciudadano Kane" las similitudes son evidentes: el protagonista se enamora de Susan Alexander, una mediocre cantante, e insiste en convertirla en estrella de la ópera, pagándole los mejores profesores de canto (inolvidable el Signor Matiste interpretado en el film por el mallorquín Josep Lluis Moll, alias Fortunio Bonanova), consiguiendo que debute como protagonista en el teatro que había construido para ella en Chicago, pese a las nulas facultades de la chica que obtiene un estrepitoso fracaso.

Para la escena del debut operístico de Susan Alexander, se pensó en un primer momento en incluir un fragmento de la ópera “Thaïs” de Jules Massenet, pero se descartó la idea al constatar que la partitura no conseguía aportar el clima emocional que se pretendía. Herrmann llegó a declarar que el final de la “Salome” de Richard Strauss podría ajustarse mejor al ambiente que se quería crear, pero se necesitaba que la dificultad de Alexander para cantar se mostrase desde que se alzase el telón y se escuchara el comienzo mismo de la ópera. Por ello, se decidió que Herrmann escribiese el inicio de una ópera ficticia llamada “Salammbô”, supuestamente basada en la obra literaria del mismo nombre del francés Gustave Flaubert.

Herrmann escribió el aria de "Salammbô" en una tesitura más alta de lo normal para dar la impresión de permanente esfuerzo de la soprano para alcanzar las notas, y declaró que pretendía transmitir la sensación de fragilidad de una cantante consciente de sus limitaciones, que había sido obligada por su marido a colocarse en esa situación, en la que debía encontrarse como “una aterrorizada niña flotando en las arenas movedizas de una poderosa orquesta”. Se trataba de que, escuchando ese principio de la ópera, el público percibiese que resultaba imposible que la cantante hubiera podido sostener una actuación medianamente digna durante toda una representación.

Una vez escrita la música, se planteaba el dilema de quién cantaría. Se optó por buscar a una cantante novata, de voz delgada, a la que se notase forzada y tensa ante el reto vocal planteado. La elegida finalmente fue la joven soprano Jean Forward, quien puso voz a la actriz Dorothy Comingore. Pese a todo, la interpretación no fue todo lo defectuosa que Welles esperaba y se le dieron instrucciones a Forward para que se exagerasen algunos defectos en la grabación final.

La magnífica secuencia de “Ciudadano Kane” en que se narra el debut escénico de Susan Alexander, interpretada por Dorothy Comingore, con la voz de Jean Forward, podéis verla AQUÍ.

La soprano norteamericana Eileen Farrell, quien también participaba en programas radiofónicos de la CBS durante los años 40, grabó en 1943, bajo la dirección del propio Bernard Herrmann, el aria de “Salammbô”. Se cuenta que Farrell era aficionada a incluir esta pieza en sus recitales, generalmente fuera de programa, como bis, lo que originaba cierto desconcierto entre los aficionados operísticos, que no identificaban el aria con ninguna ópera conocida, y sin embargo quedaban prendados por la belleza del fragmento, la exigencia de su línea vocal y la grandiosidad de la orquestación.

Para finalizar, os dejo con la voz de Eileen Farrell interpretando el aria de la ficticia ópera “Salammbô”, compuesta por Bernard Herrmann para “Ciudadano Kane”:


video de kadoguy2006