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martes, 13 de julio de 2010

BERNARD HERRMANN - "SALAMMBÔ"

"Salammbô" - Alfons Mucha - 1896

Ya he manifestado en alguna ocasión mi rendida admiración por Bernard Herrmann, a quien ya dediqué anteriormente un post, y que me parece (junto a los Korngold, Steiner, Tiomkin o Rozsa) uno de los más grandes compositores de bandas sonoras de la historia del cine.

Su coincidencia en la radio con Orson Welles, posibilitó que éste le propusiera en 1940 asumir el reto de componer la banda sonora para la película con la que pensaba debutar en el mundo del cine, la que se convertiría en su obra maestra “Ciudadano Kane”, que supondría también el debut de Herrmann en la composición de bandas sonoras para la gran pantalla y conllevaría su nominación al Oscar por este primer trabajo, a partir del cual iniciaría una fructífera y exitosa carrera.

El personaje de Charles Foster Kane (interpretado por el propio Welles) estaba claramente basado en William Randolph Hearst, y el guión contiene numerosas alusiones a la vida de éste (su condición de magnate de la prensa, su derivación hacia el periodismo amarillo, su obsesión por la compra compulsiva y acumulación desmedida de riquezas, su influencia en el inicio de la guerra contra España, la construcción de un castillo privado, e incluso se dice que la famosa palabra “Rosebud”, eje de toda la trama, era el apelativo con el que Hearst designaba las partes íntimas de su amante, la actriz Marion Davies).

Sin embargo, la relación en la película de Kane con su segunda esposa, Susan Alexander (personaje interpretado por la actriz Dorothy Comingore), aunque tiene referencias a la relación entre Hearst y Davies, podría estar directamente inspirada en el industrial norteamericano Harold Fowler McCormick.

McCormick fue uno de los mecenas de la Ópera de Chicago, a mayor gloria de una soprano llamada Ganna Walska con la que acabaría contrayendo matrimonio en 1922. Se cuenta que gastó una suma considerable de dinero en las lecciones de canto de Walska, y parece que de manera bastante infructuosa, pues quienes tuvieron la oportunidad de escuchar a la cantante coinciden en afirmar que su voz era espantosa y sólo agradaba a su esposo, sin que se tengan noticias de si McCormick padecía sordera o simple mal gusto (auditivo). Uno de los profesores de canto de Walska llegó a afirmar que "su voz sonaba como cinco millones de cerdos", y un crítico algo más benévolo, tras escuchar un "Rigoletto" que cantó en París en 1923, definió su voz como "suficientemente buena para una pequeña sala", aunque su crónica finalizaba describiendo las carcajadas del público parisino ante "los graznidos que conformaban su registro agudo".

En "Ciudadano Kane" las similitudes son evidentes: el protagonista se enamora de Susan Alexander, una mediocre cantante, e insiste en convertirla en estrella de la ópera, pagándole los mejores profesores de canto (inolvidable el Signor Matiste interpretado en el film por el mallorquín Josep Lluis Moll, alias Fortunio Bonanova), consiguiendo que debute como protagonista en el teatro que había construido para ella en Chicago, pese a las nulas facultades de la chica que obtiene un estrepitoso fracaso.

Para la escena del debut operístico de Susan Alexander, se pensó en un primer momento en incluir un fragmento de la ópera “Thaïs” de Jules Massenet, pero se descartó la idea al constatar que la partitura no conseguía aportar el clima emocional que se pretendía. Herrmann llegó a declarar que el final de la “Salome” de Richard Strauss podría ajustarse mejor al ambiente que se quería crear, pero se necesitaba que la dificultad de Alexander para cantar se mostrase desde que se alzase el telón y se escuchara el comienzo mismo de la ópera. Por ello, se decidió que Herrmann escribiese el inicio de una ópera ficticia llamada “Salammbô”, supuestamente basada en la obra literaria del mismo nombre del francés Gustave Flaubert.

Herrmann escribió el aria de "Salammbô" en una tesitura más alta de lo normal para dar la impresión de permanente esfuerzo de la soprano para alcanzar las notas, y declaró que pretendía transmitir la sensación de fragilidad de una cantante consciente de sus limitaciones, que había sido obligada por su marido a colocarse en esa situación, en la que debía encontrarse como “una aterrorizada niña flotando en las arenas movedizas de una poderosa orquesta”. Se trataba de que, escuchando ese principio de la ópera, el público percibiese que resultaba imposible que la cantante hubiera podido sostener una actuación medianamente digna durante toda una representación.

Una vez escrita la música, se planteaba el dilema de quién cantaría. Se optó por buscar a una cantante novata, de voz delgada, a la que se notase forzada y tensa ante el reto vocal planteado. La elegida finalmente fue la joven soprano Jean Forward, quien puso voz a la actriz Dorothy Comingore. Pese a todo, la interpretación no fue todo lo defectuosa que Welles esperaba y se le dieron instrucciones a Forward para que se exagerasen algunos defectos en la grabación final.

La magnífica secuencia de “Ciudadano Kane” en que se narra el debut escénico de Susan Alexander, interpretada por Dorothy Comingore, con la voz de Jean Forward, podéis verla AQUÍ.

La soprano norteamericana Eileen Farrell, quien también participaba en programas radiofónicos de la CBS durante los años 40, grabó en 1943, bajo la dirección del propio Bernard Herrmann, el aria de “Salammbô”. Se cuenta que Farrell era aficionada a incluir esta pieza en sus recitales, generalmente fuera de programa, como bis, lo que originaba cierto desconcierto entre los aficionados operísticos, que no identificaban el aria con ninguna ópera conocida, y sin embargo quedaban prendados por la belleza del fragmento, la exigencia de su línea vocal y la grandiosidad de la orquestación.

Para finalizar, os dejo con la voz de Eileen Farrell interpretando el aria de la ficticia ópera “Salammbô”, compuesta por Bernard Herrmann para “Ciudadano Kane”:


video de kadoguy2006

viernes, 13 de febrero de 2009

BERNARD HERRMANN. LA MAGIA DE LA MUSICA EN EL CINE


Bernard Herrmann ha sido posiblemente el más importante compositor de bandas sonoras del pasado siglo, formando parte de lo que se conoció como “La Edad de Oro de la música en el cine”, junto a talentos como Alfred Newman, Franz Waxman, Erich Wolfgang Korngold, Max Steiner o Miklós Rózsa.

Sin embargo, su obra supone una clara ruptura con la línea clásica que hasta entonces imperaba en la industria cinematográfica (el llamado “sonido Hollywood”), comandada principalmente por Max Steiner (“Casablanca”, “Lo que el viento se llevó”), un excelente compositor, sin duda, a quien se atribuye la introducción en el score del leitmotiv o tema principal recurrente para subrayar la presencia de los personajes o los lugares, pero cuya música es fundamentalmente descriptiva y ajustada a la acción; mientras que Herrmann incorpora un tratamiento más íntimo, buscando la descripción emocional global, sin centrarse en los leitmotiv individualizados. Es el compositor de las emociones.

Herrmann se calificaba a sí mismo como compositor neo-romántico. Su música es imaginativa, temperamental y siempre provocadora de un notable impacto dramático. Construye unos sonidos coloridos y sensuales, con orquestaciones muy elaboradas y una amplia instrumentación. Es frecuente en su obra el uso del ostinato (fragmento de melodía o ritmo que se va repitiendo persistentemente en una composición).

Aparte de las bandas sonoras para el cine, trabajó para el teatro, la radio, la televisión (donde compuso la música de las series “Twilight Zone” o “La hora de Alfred Hitchcock”) y firmó diversas cantatas, sinfonías y la ópera “Cumbres Borrascosas”.

Bernard Herrmann nació en Nueva York en 1911. Su padre le inculcó el amor por la música llevándole a numerosos conciertos y óperas y regalándole un violín, lo que llevó al muchacho a decantarse por el aprendizaje y práctica musical.

En 1938 coincidió, trabajando en la radio, con Orson Welles, un encuentro que cambiaría el rumbo de su vida profesional para siempre. Fue con Welles con quien, en 1941, se introdujo en el mundo del cine, escribiendo la música para su obra maestra “Ciudadano Kane”, por la que Herrmann fue nominado para el Oscar. Curiosamente, conseguiría ese mismo año el único Oscar de su carrera por otra composición, la partitura de “El hombre que vendió su alma” (The Devil and Daniel Webster), de calidad muy inferior, a mi juicio. También con Welles, firmó la música de “El Cuarto Mandamiento” (The Magnificent Ambersons).

Aquí podemos oir el tema principal de "Ciudadano Kane":


Tres excepcionales bandas sonoras: “El fantasma y la señora Muir”, “Jane Eyre” y “Ana y el rey de Siam”, constituyen la muestra del Herrmann más lírico, desbordante de romanticismo, y contribuyeron a elevar aún más su fama y reputación en el mundillo hollywoodiense, llamando la atención de otro genio sin parangón, Alfred Hitchcock.

Aquí podemos escuchar el preludio de "El fantasma y la señora Muir":



Y el tema principal de "Jane Eyre":


video de vamfv

Nadie como Herrmann ha sabido transmitir a una partitura la angustia, el dramatismo y la emoción del cine de Alfred Hitchcock como lo hizo el neoyorquino. Desde su primera colaboración para la banda sonora de “Pero ¿quién mató a Harry?” (The trouble with Harry) en 1955, transcurrieron 11 años y 8 extraordinarias películas (entre ellas, “El hombre que sabía demasiado”, “Vértigo”, “Marnie”, “Psicosis” o “North by Northwest”) que han dejado una de las mejores y más fructíferas asociaciones director-compositor de la historia, con algunos de los momentos más sublimes de la música en el cine. En 1966, durante el rodaje de “Cortina Rasgada” (Torn Courtain), se produce el desencuentro definitivo con el director británico. Al parecer, Hitchcock rechazó la partitura porque pretendía que se incluyera un toque más moderno y cercano al pop del momento, a lo que Herrmann se negó en redondo, encomendándose finalmente el trabajo a John Addison. Fue la gota que colmó el vaso de una relación complicada de estos dos genios, ambos poseedores de un peculiar y fuerte carácter.

Aquí podemos escuchar el preludio de "North by Northwest" (Con la muerte en los talones):



Y el preludio de "Marnie":



Y aquí algunos fragmentos de la música compuesta por Herrmann para "Cortina Rasgada" y que fue rechazada por Hitchcock. Como se puede apreciar, mucho más oscura e intensa que la que finalmente firmó Addison:


video de konway87

Otra de las asociaciones profesionales de Herrmann que determinaría su definitiva consolidación en el Olimpo de la composición de bandas sonoras, fue la establecida, a partir de 1957, con el técnico de efectos especiales Ray Harryhausen, el perfeccionador y divulgador del legendario sistema Stop Motion. De esta colaboración saldrían magníficas partituras como las de “Simbad y la princesa”, “Los viajes de Gulliver”, “La Isla Misteriosa” y, sobre todo, “Jasón y los argonautas”. Herrmann encontró en estas películas, rebosantes de fantasía e innovación tecnológica, un campo perfecto para dar rienda suelta a su imaginación y romper definitivamente con los cánones más clásicos de la composición de bandas sonoras.

Podemos oir el Preludio de "Jasón y los Argonautas":


Al finalizar su relación con Alfred Hitchcock en 1966, Herrmann comienza a trabajar con François Truffaut, con quien firmaría otras dos sensacionales bandas sonoras, las de “La novia vestía de negro”, que, paradójicamente, fue considerada por la crítica el más hichcockiano de los trabajos de Herrmann, y "Fahrenheit 451", de la cual podemos escuchar a continuación su Preludio.


video de SoundtracksForLiving

La última composición de Herrmann para el cine fue el score de "Taxi Driver" (1975), donde se aparta de su línea habitual, incluyendo elementos de jazz y blues para realzar el ambiente urbano del film, con ese solo de saxo absolutamente hipnótico y sensual. Al día siguiente de finalizar la grabación de esta banda sonora, Herrmann falleció en Hollywood a los 64 años.

video de deviantrake

Sin duda uno de los momentos inolvidables de la música de Herrmann lo constituye el sonido de las cuerdas que acompaña la secuencia de "Psicosis" del apuñalamiento en la ducha. Se cuenta que Hitchcock se fue de vacaciones, quedándose Herrmann trabajando en la música del film, con una sola indicación del director: que no introdujera melodía alguna en la secuencia de la ducha, ya que prefería que el asesinato sólo se ilustrase con el sonido del agua corriendo. Cuando regresó Hitchcock, escuchó el sonido de los violines "chillando" mientras se acuchillaba a Janet Leigh, y sólo pudo mostrar su emocionada aprobación. Herrmann le comentó: "Pero Hitch, pensé que no quería ninguna música durante toda la secuencia". A lo que Hitchcock le replicó: "inadecuada sugerencia, muchacho, inadecuada sugerencia".


video de newcarscent7


Finalizo este pequeño homenaje al maestro Bernard Herrmann con este video que contiene el tema principal de una de sus mejores partituras, “Vértigo”, un auténtico compendio de las virtudes de este extraordinario compositor, que supo dotar a la banda sonora de inteligencia, sensibilidad, sofisticación y alma, elevando la composición de música para películas a la categoría de arte.


video de Greengrassmusic