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viernes, 4 de febrero de 2011

SIR ARTHUR BLISS


Arthur Edward Drummond Bliss fue un compositor inglés nacido en Londres en 1891. Estudió en la Universidad de Cambridge y culminó su preparación musical en el londinense Royal College of Music, entablando contacto con músicos de la talla de Vaughan Williams o Gustav Holst. Poco después sirvió como oficial de infantería en la Primera Guerra Mundial, contándose que marchó a las trincheras llevándose su gramófono y sus partituras debajo del brazo. Lo que no dicen es dónde acabó su equipaje musical cuando le vieran aparecer de semejante guisa sus superiores.

Finalizada la guerra se dedica de lleno a la composición, mostrando un interés inusitado por todo lo que oliese a modernidad. Sus obras de este periodo se caracterizan por su frescura e innovación, como “Rhapsody” una pieza para soprano, tenor, flauta, corno inglés, cuarteto de cuerda y contrabajo, donde la voz no tiene texto, sino que vocaliza una sola sílaba, o “Rout”, una partitura para soprano y orquesta de cámara cuyo texto también consiste en vocalizaciones y sílabas sin sentido. La influencia de compositores del otro lado del Canal como Ravel, Stravinsky o Milhaud se hace presente en la obra de Bliss que supone una clara ruptura con la tradición musical de las islas británicas hasta entonces.

En 1922 estrena, con dirección de Edward Elgar, una de sus obras más famosas y singulares, “A Colour Symphony”, su primera gran composición orquestal, donde intenta describir musicalmente los diferentes colores, correspondiendo cada movimiento a uno de ellos (Púrpura, Rojo, Azul y Verde). Parece que la inspiración la obtuvo a partir de un libro de heráldica en el que se detallaban los conceptos simbólicos asociados a cada color. Aquí podemos escuchar la particular lectura musical que del color púrpura hace Bliss en el primer movimiento de la Sinfonía. La interpretación corre a cargo de la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Sir Charles Groves:


video de bartje11

En 1928 Bliss dedica su “Pastoral: Lie Strawn the White Flocks” a Elgar, un compositor por el que mostraba una nada oculta admiración, pudiendo apreciarse a partir de ese momento una evolución en su música que va abandonando los terrenos más experimentales y atrevidos de sus primeros trabajos para orientarse hacia construcciones más conservadoras de claras influencias románticas. En esta fase se encuadraría por ejemplo su “Música para Cuerda”, interpretada por vez primera en el Festival de Salzburgo en 1935, y algunas composiciones para ballet como “Checkmate”, del que podemos ver seguidamente el fragmento del duelo entre la reina negra y el caballero rojo:


video de vaimusic

En 1934, el productor británico de origen húngaro Alexander Korda se puso en contacto con Bliss para encomendarle la creación de una banda sonora para la película “Things to come” (La Vida Futura), que iba a ser dirigida por William Cameron Menzies con guión de H.G. Wells. En ella se avanza la visión de lo que podría ser la evolución del mundo, desde el entonces futuro 1940, durante los siguientes cien años. Algunos aspectos narrados en el film se quedaron en mera ciencia ficción, pero otros, como el anticipo de lo que luego sería la Segunda Guerra Mundial y el sufrimiento para la población, resultaron casi proféticos. Con el paso del tiempo y la proliferación posterior de películas del género, “Things to come” ha quedado relegada a una inocente fantasía utópica de Wells, aunque sus indudables valores la han convertido en un film de culto para cinéfilos.

Pero además de los méritos estrictamente cinematográficos que pueda tener la película, la banda sonora compuesta por Arthur Bliss tiene una relevancia que debe ser destacada. Con el advenimiento del cine sonoro, los diálogos y las canciones adquirieron un enorme protagonismo en detrimento de la banda sonora, que solía estar compuesta por música reciclada de otras películas o por fragmentos de música clásica. En Estados Unidos, Max Steiner, con su trabajo para “King Kong” (1933), dará un nuevo y decisivo giro en este campo, creando una partitura original adaptada a la acción, que acompaña la misma y evoluciona con ésta, remarcando y potenciando las sensaciones que transmiten las imágenes.

En el cine europeo será Bliss, con “Things to come”, quien poco después hará lo mismo, con una partitura llena de fuerza que se fue construyendo al mismo tiempo que se iba escribiendo el guión y que se adaptaba a las imágenes en función del montaje final, consiguiendo una innovadora y perfecta conjunción entre lo narrado y la música de fondo. La originalidad del trabajo de Bliss se pone de manifiesto ya en los títulos de crédito iniciales donde se deja constancia de que la música ha sido compuesta específicamente para la película por Arthur Bliss.

A continuación podemos escuchar una selección de los temas de la banda sonora de "Things to come" interpretados por la National Philharmonic Orchestra dirigida por el genial Bernard Herrmann:


video de collectionCB

Otra de las películas en las que colaboró Bliss fue “César y Cleopatra” (1945), dirigida por Gabriel Pascal sobre la obra homónima de George Bernard Shaw, una obra entrañable por la que siento un gran cariño y que no me resisto a visionar de vez en cuando, que cuenta con un reparto encabezado por Claude Rains (César), Vivian Leigh (Cleopatra) y Stewart Granger (Apolodoro) y en la que un jovencísimo Roger Moore, con apenas 17 años, intervenía fugazmente como soldado romano. Bliss acabó abandonando el proyecto y la banda sonora de la película fue finalmente compuesta por el francés Georges Auric, autor de algunas bandas sonoras memorables, como la de la película dirigida por John Huston “Moulin Rouge” (1952).

Aunque cuando dio comienzo la Segunda Guerra Mundial Bliss se encontraba en los Estados Unidos, en 1941, con la contienda en pleno apogeo, retornó a Londres, donde fue nombrado director musical de la BBC. Allí incluyó la idea de emisiones temáticas, y creó algunos programas de gran éxito como “Music in our Time” o “This week’s Composer”.

En 1950 fue nombrado Sir y poco después Master of the Queen’s Music, componiendo numerosas obras para acontecimientos relacionados con la Casa Real, como la música de la investidura de Carlos de Inglaterra como Príncipe de Gales en 1969.

Sir Arthur Bliss falleció en Londres en 1975 y hoy está reconocido como uno de los más prolíficos y polifacéticos compositores británicos del siglo XX.

viernes, 13 de febrero de 2009

BERNARD HERRMANN. LA MAGIA DE LA MUSICA EN EL CINE


Bernard Herrmann ha sido posiblemente el más importante compositor de bandas sonoras del pasado siglo, formando parte de lo que se conoció como “La Edad de Oro de la música en el cine”, junto a talentos como Alfred Newman, Franz Waxman, Erich Wolfgang Korngold, Max Steiner o Miklós Rózsa.

Sin embargo, su obra supone una clara ruptura con la línea clásica que hasta entonces imperaba en la industria cinematográfica (el llamado “sonido Hollywood”), comandada principalmente por Max Steiner (“Casablanca”, “Lo que el viento se llevó”), un excelente compositor, sin duda, a quien se atribuye la introducción en el score del leitmotiv o tema principal recurrente para subrayar la presencia de los personajes o los lugares, pero cuya música es fundamentalmente descriptiva y ajustada a la acción; mientras que Herrmann incorpora un tratamiento más íntimo, buscando la descripción emocional global, sin centrarse en los leitmotiv individualizados. Es el compositor de las emociones.

Herrmann se calificaba a sí mismo como compositor neo-romántico. Su música es imaginativa, temperamental y siempre provocadora de un notable impacto dramático. Construye unos sonidos coloridos y sensuales, con orquestaciones muy elaboradas y una amplia instrumentación. Es frecuente en su obra el uso del ostinato (fragmento de melodía o ritmo que se va repitiendo persistentemente en una composición).

Aparte de las bandas sonoras para el cine, trabajó para el teatro, la radio, la televisión (donde compuso la música de las series “Twilight Zone” o “La hora de Alfred Hitchcock”) y firmó diversas cantatas, sinfonías y la ópera “Cumbres Borrascosas”.

Bernard Herrmann nació en Nueva York en 1911. Su padre le inculcó el amor por la música llevándole a numerosos conciertos y óperas y regalándole un violín, lo que llevó al muchacho a decantarse por el aprendizaje y práctica musical.

En 1938 coincidió, trabajando en la radio, con Orson Welles, un encuentro que cambiaría el rumbo de su vida profesional para siempre. Fue con Welles con quien, en 1941, se introdujo en el mundo del cine, escribiendo la música para su obra maestra “Ciudadano Kane”, por la que Herrmann fue nominado para el Oscar. Curiosamente, conseguiría ese mismo año el único Oscar de su carrera por otra composición, la partitura de “El hombre que vendió su alma” (The Devil and Daniel Webster), de calidad muy inferior, a mi juicio. También con Welles, firmó la música de “El Cuarto Mandamiento” (The Magnificent Ambersons).

Aquí podemos oir el tema principal de "Ciudadano Kane":


Tres excepcionales bandas sonoras: “El fantasma y la señora Muir”, “Jane Eyre” y “Ana y el rey de Siam”, constituyen la muestra del Herrmann más lírico, desbordante de romanticismo, y contribuyeron a elevar aún más su fama y reputación en el mundillo hollywoodiense, llamando la atención de otro genio sin parangón, Alfred Hitchcock.

Aquí podemos escuchar el preludio de "El fantasma y la señora Muir":



Y el tema principal de "Jane Eyre":


video de vamfv

Nadie como Herrmann ha sabido transmitir a una partitura la angustia, el dramatismo y la emoción del cine de Alfred Hitchcock como lo hizo el neoyorquino. Desde su primera colaboración para la banda sonora de “Pero ¿quién mató a Harry?” (The trouble with Harry) en 1955, transcurrieron 11 años y 8 extraordinarias películas (entre ellas, “El hombre que sabía demasiado”, “Vértigo”, “Marnie”, “Psicosis” o “North by Northwest”) que han dejado una de las mejores y más fructíferas asociaciones director-compositor de la historia, con algunos de los momentos más sublimes de la música en el cine. En 1966, durante el rodaje de “Cortina Rasgada” (Torn Courtain), se produce el desencuentro definitivo con el director británico. Al parecer, Hitchcock rechazó la partitura porque pretendía que se incluyera un toque más moderno y cercano al pop del momento, a lo que Herrmann se negó en redondo, encomendándose finalmente el trabajo a John Addison. Fue la gota que colmó el vaso de una relación complicada de estos dos genios, ambos poseedores de un peculiar y fuerte carácter.

Aquí podemos escuchar el preludio de "North by Northwest" (Con la muerte en los talones):



Y el preludio de "Marnie":



Y aquí algunos fragmentos de la música compuesta por Herrmann para "Cortina Rasgada" y que fue rechazada por Hitchcock. Como se puede apreciar, mucho más oscura e intensa que la que finalmente firmó Addison:


video de konway87

Otra de las asociaciones profesionales de Herrmann que determinaría su definitiva consolidación en el Olimpo de la composición de bandas sonoras, fue la establecida, a partir de 1957, con el técnico de efectos especiales Ray Harryhausen, el perfeccionador y divulgador del legendario sistema Stop Motion. De esta colaboración saldrían magníficas partituras como las de “Simbad y la princesa”, “Los viajes de Gulliver”, “La Isla Misteriosa” y, sobre todo, “Jasón y los argonautas”. Herrmann encontró en estas películas, rebosantes de fantasía e innovación tecnológica, un campo perfecto para dar rienda suelta a su imaginación y romper definitivamente con los cánones más clásicos de la composición de bandas sonoras.

Podemos oir el Preludio de "Jasón y los Argonautas":


Al finalizar su relación con Alfred Hitchcock en 1966, Herrmann comienza a trabajar con François Truffaut, con quien firmaría otras dos sensacionales bandas sonoras, las de “La novia vestía de negro”, que, paradójicamente, fue considerada por la crítica el más hichcockiano de los trabajos de Herrmann, y "Fahrenheit 451", de la cual podemos escuchar a continuación su Preludio.


video de SoundtracksForLiving

La última composición de Herrmann para el cine fue el score de "Taxi Driver" (1975), donde se aparta de su línea habitual, incluyendo elementos de jazz y blues para realzar el ambiente urbano del film, con ese solo de saxo absolutamente hipnótico y sensual. Al día siguiente de finalizar la grabación de esta banda sonora, Herrmann falleció en Hollywood a los 64 años.

video de deviantrake

Sin duda uno de los momentos inolvidables de la música de Herrmann lo constituye el sonido de las cuerdas que acompaña la secuencia de "Psicosis" del apuñalamiento en la ducha. Se cuenta que Hitchcock se fue de vacaciones, quedándose Herrmann trabajando en la música del film, con una sola indicación del director: que no introdujera melodía alguna en la secuencia de la ducha, ya que prefería que el asesinato sólo se ilustrase con el sonido del agua corriendo. Cuando regresó Hitchcock, escuchó el sonido de los violines "chillando" mientras se acuchillaba a Janet Leigh, y sólo pudo mostrar su emocionada aprobación. Herrmann le comentó: "Pero Hitch, pensé que no quería ninguna música durante toda la secuencia". A lo que Hitchcock le replicó: "inadecuada sugerencia, muchacho, inadecuada sugerencia".


video de newcarscent7


Finalizo este pequeño homenaje al maestro Bernard Herrmann con este video que contiene el tema principal de una de sus mejores partituras, “Vértigo”, un auténtico compendio de las virtudes de este extraordinario compositor, que supo dotar a la banda sonora de inteligencia, sensibilidad, sofisticación y alma, elevando la composición de música para películas a la categoría de arte.


video de Greengrassmusic