Finalmente, ayer 10 de noviembre, en la sexta función de las siete previstas de "La Traviata", de Giuseppe Verdi, que se está representando en el Palau de les Arts de Valencia, pudimos tener a la pareja de cantantes que se anunció en su momento que iba a protagonizar todas las representaciones.
Luego vinieron cancelaciones, cambios sin previo aviso, sustituciones en plena función, anuncios de nuevos cantantes que no llegan a venir… Sólo en el papel de Alfredo, tras seis representaciones, han pasado ya por los carteles o el escenario de esta Traviata, otros tantos tenores (el anunciado cuando se dio el avance de la temporada, Stefan Pop, que ni llegó a aparecer; Ivan Magrì que oficialmente iba a protagonizar todas las funciones, pero cantó el primer acto y el aria y cabaletta del segundo el día del estreno y se retiró por lesión en plena función; Nikolai Schukoff, que cantó desde un atril en el proscenio lo que restaba de Traviata en el estreno; Aquiles Machado, que fue anunciado para el 24 de octubre, pero luego cantó también la del 29; Saimir Pirgu, que teóricamente iba a cantar las funciones del 29 de octubre y 2 de noviembre, pero no llegó a venir; e Ismael Jordi que protagonizó las representaciones del 2 y 7 de noviembre).
Pues, como decía, anoche por fin pudo verse en escena a la pareja inicialmente prevista: Ivan Magrì como Alfredo y la búlgara Sonya Yoncheva como Violetta. Sólo voy a comentar aquí brevemente mis impresiones sobre estos dos cantantes, ya que acerca de la escena, orquesta y resto de intérpretes, me remito a mis anteriores crónicas que podéis ver aquí y aquí, no variando anoche nada sustancialmente respecto a lo que ya dije entonces, destacando una Orquesta de la Comunitat Valenciana sobresaliente bajo la dirección de un Zubin Mehta al que muy pronto empezaremos a echar de menos.
De Ivan Magri ya dije, con ocasión del accidentado estreno, que sus descoordinaciones con el foso fueron numerosas y que yo considero que no es el papel más adecuado para él, pero que debería juzgársele cuando cantase en condiciones. Bueno, pues ayer se supone que lo hizo y mi valoración no puede ser buena. En la parte positiva hay que reseñar su entrega y valentía, afrontando con arrojo las partes más exigentes de la partitura y subiendo sin temor a los extremos más agudos de la tesitura.
Pero su ingrato timbre metálico y unas enormes carencias técnicas, así como una reiterada tendencia a la desafinación y los numerosos fallos en sus entradas perdiendo a la orquesta (pese a no quitar ojo del maestro Mehta), dieron como resultado una actuación en general deficiente, que culminó agotado, perdiendo la impostación y no dando ni una nota en su sitio en un “Parigi o cara” de huir. Como actor se mostró también muy limitado, no sé si debido a su lesión, pero lo cierto es que tuvo menos movilidad y expresividad que un clik de Famobil. En algún momento llegué a pensar que los achuchones y meneos que le daba la Yoncheva en escena iban encaminados a ver si se le reproducía la lesión cervical y le cambiaban el galán para la última función.
Y es que ese paupérrimo Alfredo fue una auténtica lástima después de haber escuchado a unos estupendos Schukoff, Machado, o Ismael Jordi (de este último lo digo por referencias, ya que no pude asistir personalmente a ninguna de sus dos funciones), y sobre todo teniendo junto a él a un pedazo de Violetta como fue Sonya Yoncheva.
La verdad es que tras las magníficas prestaciones que ofreció los días anteriores la joven siciliana Jessica Nuccio, era unánime la sensación de que mucho iba a tener que esforzarse la Yoncheva para hacernos olvidar a aquélla. Pero, aunque sé que habrá opiniones para todos los gustos, conmigo lo consiguió enseguida. Y no sólo porque sea un bellezón.
Personalmente, su voz me cautivó. Es fresca, grande, de enorme volumen y proyección, muy homogénea, con un centro rico y denso, y unos agudos redondos y luminosos. Hizo gala de un buen control de la respiración que le permite hilvanar un fraseo ligado e intencionado. Su fuerza dramática es arrolladora y su actuación escénica conmovedora e impactante, pese al escaso tiempo que habrá tenido para ensayar.
En el aria y cabaletta del primer acto se le vio más justita, pero sin llegar a patinar en ningún momento. Sus dos siguientes actos, especialmente el segundo, fueron de una intensidad dramática desbordante, llevando a cabo un dúo con Germont sensacional y culminando con un “Amami, Alfredo” muy emocionante.
video de MrRobuso
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Es verdad que, aunque sí reguló intensidades y se marcó un “Alfredo, Alfredo di questo core” notable, se echa en falta una mayor capacidad de matización que jugase con filados y pianísimos, pero domar ese pedazo de voz no debe ser tarea sencilla. No obstante, a mi juicio, es una extraordinaria Violetta, a la que me voy a quedar con las ganas de ver en escena con un Alfredo que pudiera estar mínimamente a la altura.
El público, que llenaba la sala principal de Les Arts por completo, estuvo muy frío toda la noche, gélido. Parece que costaba iniciar cada aplauso. Incluso al final de la cabaletta del tenor en el segundo acto, ante el silencio del respetable el maestro Mehta se volvió hacia los presentes y dijo: “Bravo, ¿no?”, comenzando entonces una tibia ovación. Eso sí, al finalizar la representación la catarata de bravos a Sonya Yoncheva y a la orquesta fue espectacular.
Bueno, pues ya sólo queda una representación, el próximo miércoles 13, de esta accidentada Traviata. Yo aconsejaría, a quien pueda acudir, que se acercase a la venta de última hora para conseguir entrada y escuchar en directo a Sonya Yoncheva. Además, igual, con un poco de suerte, hasta cancela Magrì.