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viernes, 15 de julio de 2011

"THE TELEPHONE" y "AMELIA AL BALLO" (Gian Carlo Menotti) - Teatro Martín i Soler - Palau de les Arts - 13/07/11


Ahora sí que se acabó. Tras las representaciones ofrecidas los días 13 y 14 de julio de las óperas de Gian Carlo Menotti “The Telephone” y “Amelia al Ballo” en su sala Martín i Soler, el Palau de les Arts echa el cierre, en cuanto a representaciones operísticas, hasta el comienzo de la próxima temporada 2011-2012, cuyo calendario y contenido sigue, incomprensiblemente, sin anunciarse, pero que no se prevé que inicie antes de finales de octubre.

Una vez más, la actividad musical y operística de la capital valenciana queda completamente muerta durante unos meses en que se concita una importante afluencia de turistas. Pero ellos sabrán lo que hacen.

Reconozco que nunca antes había escuchado ni “The Telephone” ni “Amelia al Ballo” y acudí el pasado miércoles 13 a Les Arts con bastante poca convicción, pero he de reconocer que salí bastante satisfecho.

Las obras no son, a mi juicio, ninguna maravilla. Demasiada tendencia a incluir pasajes que suenen a Puccini, con tímidos toques de “modernidad” e inevitables ecos de Broadway. Los libretos son un puro sainete disparatado, pero el conjunto acaba por resultar entretenido y agradable de escuchar, a lo que también ayuda que su duración sea breve.

La dirección de escena corrió a cargo de Jean-Louis Grinda, de quien no me gustó su reciente “Tosca”, pero que creo que en esta ocasión, sobre todo en “Amelia al Ballo”, ha llevado a cabo una propuesta sencilla pero muy funcional y ajustada al contenido y carácter de las obras, destacando una dirección de actores ágil y estudiada que mantiene en todo momento el pulso de la comedia y permite el seguimiento de la acción con interés. Me pareció muy positivo que se decidiera efectuar el cambio de decorados entre una y otra obra al comienzo de “Amelia al Ballo”, con la música ya sonando y dando así un carácter de unidad a toda la representación.

También es justo destacar el excelente trabajo de iluminación de Antonio Castro, una de las principales bazas de esta puesta en escena.

En lo musical, el mayor interés radicaba en la presencia al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana del polifacético Plácido Domingo, quien dirigió con corrección y sin que se pueda destacar ningún aspecto especialmente negativo, pero que siempre te deja con la impresión de que, afortunadamente, se gana la vida holgadamente con su voz, y su batuta no deja de ser un capricho que está en todo su derecho, a estas alturas de su carrera, de poderse permitir.

Puso gran énfasis Domingo en los pasajes más líricos de las partituras y estuvo muy atento a las indicaciones a los cantantes, pero la orquesta en muchas ocasiones parecía ir un poco a su aire, ajustada pero sin que se apreciara una aparente coordinación entre el foso y la batuta.

El mayor pero que se le puede poner a su dirección es un exceso de volumen que no supo controlar para desgracia de algunos solistas que no conseguían hacerse oír, pese a la reducida composición de una Orquesta de la Comunitat Valenciana en la que se hace necesario volver a destacar las intervenciones solistas del oboe de Pierre Antoine Escoffier, magistral en “The Telephone”, y de Álvaro Octavio a la flauta.

El elenco vocal, incluido el Coro, estaba compuesto íntegramente por alumnos del valenciano Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, del Domingo-Cafritz Young Artist Program de la Ópera de Washington y algún participante de Operalia. El nivel general fue bastante aceptable, sobre todo en su faceta de actores, donde tuvieron una entrega irreprochable. Entre las voces hubo un poco de todo, destacando claramente del resto el impresionante volumen y penetrante timbre de la norteamericana Jennifer Lynn Waters en su papel de Amelia.

Mención especial, para mal, vuelve a merecer la subtitulación de los textos en Les Arts, donde siguen empeñados en actualizar ridículamente las expresiones del libreto, y al final más que una ópera acaba pareciendo aquello un capítulo de “Física o Química”.

Al finalizar, fuertes aplausos para todos los artistas, dirección de escena incluida, de un público que llenaba casi por completo la sala Martín i Soler, con presencia de Consellera, Concejala y una Helga Schmidt que se sentó en primera fila dejando un asiento libre entre ella y Marta Ornelas (esposa de Domingo) a quien no se dignó saludar.

Supongo que estaría demasiado concentrada pensando cuántos contratos sin cerrar se atreve a incluir en la programación de la próxima temporada de Les Arts o cuánto más puede retrasar su anuncio, de forma que cuando mande las cartas a los abonados para la renovación pille al mayor número de vacaciones y sin tiempo para solicitar la baja en el abono. Pues no es lista ni .

Os recomiendo leer la crónica de la función que ha hecho Maac.