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miércoles, 2 de marzo de 2011

"SULEIKA" - SCHUBERT, GOETHE Y MARIANNE VON WILLEMER


William Clarke Wontner - "The Persian Girl"

Johann Wolgang von Goethe peinaba canas, estaba casado con Cristianne Vulpius y contaba ya 64 años de edad cuando, en 1814, conoció a Marianne von Willemer, de 30 años, recién casada a su vez con el banquero Johann Jakob von Willemer, 24 años mayor que ella. Y se cuenta que una inmediata atracción surgió entre Goethe y Marianne.

En esa época Goethe se encontraba escribiendo su colección poética “Divan de Oriente y Occidente” (West-östlicher Divan), influido por la atracción hacia la cultura oriental que imperaba entonces en toda Europa y bajo la inspiración directa de la fascinación que le había producido la poesía del persa Hafiz Shirazi, compilada y traducida bajo el título de “Divan”, que Goethe había descubierto poco tiempo antes.

El escritor alemán declaró que el propósito de su “Divan de Oriente y Occidente” era “acercar por medio de este trabajo, el Oriente al Occidente, el pasado al presente y los persas a los alemanes”. La obra comprende doce libros de poemas cuyos protagonistas son Hatem, un poeta ya maduro y Suleika una mujer mucho más joven enamorada de Hatem.

No se conoce con certeza el alcance de la relación que mantuvieron Goethe y Marianne von Willemer, pero lo cierto es que, tras el primer encuentro en 1814, volvieron luego a reunirse por segunda y última vez en el verano de 1815, y el 26 de septiembre, en Heidelberg, se separarían los enamorados para siempre. A partir de entonces una fluida y abundante correspondencia se cruzó entre ellos hasta la muerte del poeta. En esas cartas Goethe se hace llamar Hatem y Marianne, Suleika, y parte de esta correspondencia sería incorporada al “Divan de Oriente y Occidente”.


Goethe decidió revisar e incluir en el Libro VIII, “Libro de Suleika”, cinco poemas compuestos por Marianne, aunque sin descubrir la auténtica identidad de su autora, haciéndolos pasar por propios: “Was bedeutet die Bewegung?” (¿Qué significa el movimiento?), “Ach, um deine feuchten Schwingen” (Ah, por tus húmedas alas), “Hoch beglückt in deiner liebe” (Sublimada en tu amor), “Nimmer will ich dich vertieren” (No quiero perderte jamás), y “Wie mit innigstem Behagen” (Con íntimo deleite).

Poco después de la primera publicación del “Divan de Oriente y Occidente” en 1819, el compositor austriaco Franz Peter Schubert ya tenía un ejemplar de esos poemas en sus manos y supo inmediatamente que tenía que poner música a la explosión de romanticismo contenida en aquellos maravillosos versos. A tal fin, escogió dos de los 14 poemas incluidos en el Libro VIII del “Divan”, el “Libro de Suleika”, y se puso manos a la obra.

Curiosamente, los dos poemas elegidos pertenecían a los cinco que compuso Marianne von Willemer y que decidió incluir Goethe en ese Libro VIII. Se trata de “Was bedeutet die Bewegung?” (¿Qué significa el movimiento?) y “Ach, um deine feuchten Schwingen” (Ah, por tus húmedas alas) que, tras ser musicados por Schubert, son los lieder que, en un alarde de originalidad sin precedentes, pasaron a llamarse “Suleika I” (D.720) y “Suleika II” (D.717).

La música de Schubert en estos lieder se mantiene fiel a su estilo particular y huye de cualquier tentación de añadir alguna pincelada exótica que remitiese a la influencia orientalista que inspiró la obra de Goethe en la que se incluyeron los poemas.

Los dos lieder fueron publicados por Schubert en momentos distintos y eso hace pensar que quizás no fuesen compuestos con intención de que constituyeran una unidad dramática y tuviesen que ser interpretados juntos, pero tanto la temática como el origen de los poemas parecen aconsejarlo.

Y ello pese a que el tono de ambos poemas difiera, lo cual se explica si se tiene en cuenta el momento en que fueron concebidos. El 23 de septiembre de 1815, en Heidelberg, Marianne le regaló personalmente a Goethe el poema “Was bedeutet die Bewegung?”. Mientras que “Ach, um deine feuchten Schwingen” fue compuesto más tarde, con el recuerdo de los días pasados junto al poeta en Heidelberg y el dolor de la pérdida tras separarse los enamorados. Separación que acabaría siendo definitiva ya que nunca más volvieron a verse. Ese miedo a no reunirse más, que sin duda residía en Marianne, se deja entrever en el poema. No es en absoluto una composición triste. El mensaje que transmite es el del amor y la esperanza del reencuentro, pero fluye permanentemente un temor a la pérdida para siempre del amado.

Hoy he traído al blog estos dos magníficos lieder de Schubert y he elegido para ello la interpretación de Elisabeth Schwarzkopf acompañada al piano por Geoffrey Parsons.

“Suleika I” fue dedicado a Franz von Schober, poeta y amigo de Schubert. Johannes Brahms dijo en una ocasión que esta era la canción más hermosa que se había compuesto jamás. Quizás era algo exagerado el bueno de Brahms, pero es indudable que nos encontramos ante un lied bellísimo.

En el poema de Willemer el viento del Este actúa como mensajero del amor, y Schubert describe en el preludio del piano ese mismo viento que se acerca flotando a la protagonista; y luego, en el acompañamiento, nos mostrará la dualidad entre el calor del verano, símbolo de la excitación amorosa, y la refrescante brisa que aplaca la incandescente pasión de Suleika, llevando hasta ella el mensaje de su amado:





"SULEIKA I"

¿Qué significa este movimiento?
¿Qué alegres nuevas me trae el viento del Este?
El refrescante movimiento de sus alas
enfría la profunda herida del corazón.

Acariciante juega con el polvo
y lo remolinea en ligeras nubecillas,
conduce hacia la seguridad de los pámpanos
a los felices enjambres de insectos.

Suaviza el calor del sol,
enfría mis ardientes mejillas,
en su huida besa las vides
que adornan campos y colinas.

Su ligero susurro me brinda
un millar de saludos de mi amado;
antes de que estas colinas se oscurezcan
me saludará con un millar de besos.

Ahora tú puedes pasar,
servir a la felicidad y a la tristeza.
Allí donde los altos muros brillan,
allí encontraré pronto a mi querido amor.

¡Ah!, el verdadero mensaje del corazón,
el soplo del amor, la vida renovada,
vienen a mí desde sus labios,
solo su aliento puede dármelos.


El lied “Suleika II”, compuesto por Schubert curiosamente con anterioridad a “Suleika I”, fue dedicado por éste a la soprano Anna Milder, la cual definió esta pieza como “celestial, capaz de llevarte permanentemente al borde las lágrimas”. El lied comienza alegre y brillante y su tono nos recuerda algo a “Suleika I”, pero, poco a poco, el oculto temor de la protagonista de no volver a ver a su amado, va haciéndose patente de forma muy sutil.

Encontramos a lo largo de la obra múltiples detalles que demuestran el cuidado exquisito de Schubert a la hora de adaptar la música a los intensos versos de Marianne von Willemer. Al comienzo de la cuarta estrofa, por ejemplo, cuando escuchamos “corre hacia mi amado”, Schubert acelera ligeramente el tempo de la melodía, e inmediatamente después, cuando se canta “háblale suavemente al corazón; pero evita inquietarlo y ocúltale mi sufrimiento”, tanto la música de Schubert con los sucesivos giros melódicos, como la esplendorosa interpretación de Schwarzkopf, adornada con sutiles variaciones dinámicas, nos reflejan perfectamente ese mensaje alegre y amoroso tras el que palpita un temor oculto:




"SULEIKA II"

¡Ah, cómo te envidio, viento del Oeste,
por tus húmedas alas!
ya que llevarle puedes
el mensaje de mi penosa añoranza.

El movimiento de tus alas
despierta en mi pecho acalladas nostalgias.
Flores, praderas, bosques y colinas
se cubren de lágrimas ante tu aliento.

Pero tu suave y ligero soplar
refresca el párpado herido.
¡Ay, me moriría de pena
si supiera que no le volvería a ver!

Corre hacia mi amado,
háblale suavemente al corazón;
pero evita inquietarlo
y ocúltale mi sufrimiento.

Dile, pero díselo con humildad,
que su amor es mi vida.
y que la alegría de ambos
me hará sentir su cercanía.


miércoles, 19 de mayo de 2010

"DER ERLKÖNIG" - FRANZ SCHUBERT

"El rey de los elfos" - Albert Sterner - 1910

En 1782, Johann Wolfgang Goethe compuso su poema “Der Erlkönig” (traducido comúnmente como “El rey de los elfos”). En él nos narra la historia de un padre que cruza a caballo el bosque en una noche tormentosa llevando en los brazos a su hijo moribundo, mientras éste dice ver al rey de los elfos que pretende llevarle consigo. Cuando el padre llega a casa, el niño ha muerto.

La figura del rey de los elfos parece que procede de la tradición germánica y danesa. Se trata de un ser sobrenatural que cuentan que se aparece a aquellos que van a morir y si les toca les causa la muerte.

En 1815, Franz Schubert tomó el poema de Goethe y compuso el lied “Der Erlkönig”, aunque no sería estrenado en público hasta 1821. En esta pieza para voz y piano, Schubert logra reflejar con inusitada maestría cada uno de los personajes que aparecen en el poema, confiriendo a cada uno de ellos unas características musicales propias, lo que dificulta la interpretación del solista vocal que debe hacer gala de una expresividad y ductilidad muy importantes, ya que tiene que reflejar, al mismo tiempo, el miedo creciente del hijo, la sugestiva persuasión del rey de los elfos, y la inquieta contención del padre.

El narrador comienza y termina el lied con tono dramático; el padre requiere una voz más grave de tono tranquilizador; el rey de los elfos, mediante pianísimos y tonos suaves, debe mostrarse sugerente para intentar convencer al niño que vaya con él; y el hijo, según avanza el lied, aumenta la intensidad de su voz al tiempo que lo hace su miedo.

En cuanto al acompañamiento musical, el piano representa el galope del caballo con las veloces notas repetidas en la zona grave, mientras la lluvia y el viento son descritas con las notas ascendentes y descendentes dando sensación de continuo movimiento. En la última estrofa, cuando el padre acelera el galope, aumenta la velocidad de las notas del piano, que se detienen en seco al llegar a la casa y descubrir que el niño ha muerto.

He traído un video con la traducción del poema subtitulada y una de mis interpretaciones preferidas, con la voz del extraordinario Dietrich Fischer-Dieskau y, el no menos genial, Gerald Moore al piano:


video de gothware


¿Quién cabalga tan tarde a través del viento y la noche??
Es un padre con su hijo.
Tiene al pequeño un su brazo
Lo lleva seguro en su tibio regazo.

"Hijo mío ¿Por qué escondes tu rostro asustado?"
"¿No ves padre al Rey de los Elfos ?
¿El Rey de los Elfos con corona y manto?"
"Hijo mío es el rastro de la neblina."

"¡Dulce niño ven conmigo!
Jugare maravillosos juegos contigo;;
Muchas encantadoras flores están en la orilla,
Mi madre tiene muchas prendas doradas."

"Padre mío, padre mio ¿no oyes
Lo que el Rey de los Elfos me promete?"
"Calma, mantén la calma hijo mío;
El viento mueve las hojas secas. "

"¿No vienes conmigo buen niño?
Mis hijas te atenderán bien;
Mis hijas hacen su danza nocturna,
Y ellas te arrullaran y bailaran para que duermas."

"Padre mío, padre mío ¿no ves acaso ahí,
A las hijas del Rey de los Elfos en ese lugar oscuro?"
"Hijo mío, hijo mío, claro que lo veo:
Son los árboles de sauce grises."

"Te amo; me encanta tu hermosa figura;
Y si no haces caso usaré la fuerza."
"¡Padre mío, padre mío, ahora me toca!
¡El Rey de los Elfos me ha herido!"

El padre tiembla y cabalga mas aprisa,
Lleva al niño que gime en sus brazos,
Llega a la alquería con dificultad y urgencia;
En sus brazos el niño estaba muerto.