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lunes, 18 de marzo de 2013

RUISEÑORES CONTRA PETARDOS

"El ruiseñor está cantando" - Mikhail Nesterov - 1918

Son ya demasiados días de fiestas falleras. Ya sé que están a punto de acabar, pero me estoy empezando a dar miedo a mí mismo, porque cada vez me deleito más fantaseando con mi imagen, metralleta en mano, convertido en un nuevo Michael Douglas en “Un día de furia”.
 
Respeto muchísimo a los que se lo están pasando bomba (nunca mejor dicho) a costa de fastidiar a los demás, pero ya se me ha encendido la luz de la reserva en mi límite de aguante del ruido permanente, el olor a aceite requemado y a orín, el pasodoble del maestro Padilla y las calles tomadas por carpas del tamaño de la catedral de Burgos y por legiones de seres sin raciocinio, moviéndose sin rumbo, que te hacen pensar que te has colado en un capítulo de “Walking Dead” (en este caso Walking Drunk).

Así que para intentar cambiar el chip, y mientras en el exterior parecen estar reproduciendo el ataque a Pearl Harbor, he pensado en traer una selección de canciones en diferentes idiomas que tienen como denominador común estar todas dedicadas al ruiseñor, ese pajarillo tan cursi al que, no obstante, me une cierto cariño por formar parte del título de la novela y película que dieron a conocer al auténtico Atticus Finch.

Además nos viene que ni pintado, pues una de las características de este ave es que no se calla ni de noche y que, cuanto más ruido ambiente hay, más aumenta el puñetero el volumen de sus trinos y silbidos para hacerse oír. En cualquier caso, el ruiseñor siempre ha sido símbolo de la perfección en el canto, de ahí que esté presente en innumerables composiciones a lo largo de toda la historia de la música. Hoy he querido traer al blog una pequeñísima muestra de algunas de ellas.

Podríamos empezar, por ejemplo, con uno de los más grandes compositores de lied que ha habido, como es Franz Schubert (1797-1828), quien, como no podía ser de otra forma, tiene entre sus páginas más conocidas varias canciones dedicadas al pajarito pesado este. Una de ellas es la breve pero bellísima “An die Nachtigall” (Al ruiseñor), basada en un texto de Matthias Claudius (1740-1815), y que podemos escuchar ahora cómo la cantaba nada menos que Christa Ludwig:


video de bert muzieklexicon

Otro de los lied que Schubert dedicó al ruiseñor, en este caso a su muerte, fue este “Auf den tod einer Nachtigall”, compuesto sobre un poema de Ludwig Heinrich Christoph Hölty (1748-1776), que nadie cantó mejor que el gran Dietrich Fischer-Dieskau:


video de sorrisoilparadiso

Otro reputado compositor de lied en lengua alemana fue Johannes Brahms (1833-1897), quien también dedicó al ruiseñor varias de sus canciones, la más popular de las cuales es posiblemente la titulada precisamente “Nachtigall” (Ruiseñor), con texto de Christian Reinhold (1813-1856), y que es la primera de las seis canciones que integran su Opus 97. Podemos escucharla ahora en la delicada versión que nos brinda Anneliese Rothenberger acompañada al piano por Gerald Moore:


video de NoeckesHarfenschall

Sin cambiar de idioma, damos un salto en el tiempo hasta 1907, año en que el austriaco Alban Berg (1885-1935) compondría, sobre un texto de Theodor Storm (1817-1888), esta joya titulada “Die Nachtigall”, perteneciente al conjunto de lieder publicado como “Siete canciones de juventud”. He elegido en esta ocasión la interpretación de la mezzosoprano sueca Anne Sofie von Otter:


video de jussibjorling

Dejando atrás el lied y adentrándonos en la mélodie o canción francesa, también encontramos aquí más de una referencia al ruiseñor, por ejemplo esta “Au rossignol” que compuso Charles Gounod (1818-1893) sobre un poema de Alphonse Marie Louis de Lamartine (1790-1869) y que cantaba así de bien la legendaria Ninon Vallin:


video de Alma Winemiller

No podía faltar hoy tampoco esta preciosidad titulada “Le rossignol des lilas”, que escribiese en 1913 el compositor de origen venezolano Reynaldo Hahn (1874-1947) sobre texto de Léopold Dauphin y que podemos disfrutar en la estupenda versión que ofrece la estadounidense Susan Graham acompañada al piano por Roger Vignoles:


video de MrRobuso

Siguiendo con ruiseñores en francés, pero en un tono menos poético y más pirotécnico y exhibicionista, tenemos esta aria del ruiseñor, perteneciente a la música incidental compuesta en 1902 para la obra “Parysatis” por Camille Saint-Saens (1835-1921) y que le escuchamos a la soprano Rita Streich. Reconozco que este fragmento me suele provocar el buscar una escopeta de perdigones:


video de inca48

También en el repertorio ruso nos encontramos con cantarines ruiseñores, como este “Solovej” (El ruiseñor) que compuso Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893), sobre un poema de Aleksandr Pushkin (1799-1837) en 1866, dentro del conjunto de doce canciones que integran su opus 60. Aquí os dejo la versión que interpretase otra voz legendaria, la del bajo ruso Feodor Chaliapin:


video de operbathosa

Siguiendo con los pajaritos rusos tenemos también este “El ruiseñor y la rosa”, de Nikolai Rimsky-Korsakov (1844-1908). Se trata de la segunda de las cuatro canciones de su opus 2, escrita sobre un texto del poeta Aleksey Vasilievich Koltsov (1809-1842) y que interpreta en este video la también rusa Anna Netrebko:


video de Onegin65

Y en castellano no nos privamos tampoco de los gorgoritos del ruiseñor, por ejemplo con la romanza “Era una rosa que un jardín”, también conocida como “Canción del Ruiseñor”, de la zarzuela “Doña Francisquita” del compositor catalán Amadeo Vives (1871-1932), que nos canta aquí la soprano granadina Mariola Cantarero:


video de rexeterna

Bueno, pues creo que por hoy ya está bien de ruiseñores, que por menos de nada acabo trayendo a Joselito... Sé que se quedan muchos fuera, pero otra vez será. De momento espero que esta selección de pajaritos os compense un poco del estruendo fallero a los que lo estéis sufriendo.

Pum, pum… porropopum.
 

lunes, 31 de diciembre de 2012

ESCUCHANDO A LOS QUE SE FUERON: FELIZ 2013

"Luna saliendo en el mar" - Caspar David Friedrich - 1822 - Nationalgallerie (Berlín)

Parece costumbre arraigada que a final de año haya que hacer balance de todo lo ocurrido en los doce meses anteriores. De este 2012 que ahora se nos va, casi sería mejor no acordarse mucho, así que no voy a hablar de recortes, crisis ni ineptos gobernantes… Aunque vistas las perspectivas futuras, igual acabamos añorando 2012. Pero bueno, no me dejaré llevar por mi natural pesimismo…

Lo que sí está claro que vamos a añorar es a un buen puñado de cantantes de ópera que nos han dejado para siempre este 2012, funesto para la lírica en todos los sentidos. Así que, aunque quede un poco fúnebre la cosa, he pensado celebrar en el blog el cambio de año, en lugar de con doce campanadas, con el recuerdo de doce intérpretes fallecidos en los meses precedentes, aprovechando así la ocasión para poder volver a escucharles.
 
El 22 de enero se anunciaba la muerte de la mezzosoprano belga Rita Gorr. La amplitud y gran volumen de su voz eran memorables, no tanto la sutileza o intención de su fraseo. Fue una gran intérprete en escena con notables habilidades dramáticas, destacando en algunos papeles como Dalila (“Sansón y Dalila”), Charlotte (“Werther”), la malvada Ortrud de “Lohengrin” o Fricka en “El Oro del Rin” y “La Valquiria”, mostrando una gran facilidad para superar con su imponente vozarrón las grandes orquestas wagnerianas. Participó en 1957 en el estreno en París de “Diálogos de Carmelitas”, de Francis Poulenc, en el papel de Madre María de la Encarnación. Aquí podemos escuchar a Rita Gorr como Dalila en “Printemps qui commence”, del acto I de la ópera “Sansón y Dalila”, de Camille Saint-Saëns, en una grabación de 1962:


video de davidhertzberg

Sólo una semana después, el 29 de enero, fallecía a los 92 años la soprano estadounidense Camilla Williams. Williams es célebre sobre todo por haber sido la primera cantante negra que firmó un contrato para formar parte de una compañía de ópera norteamericana, la de Nueva York, y cantar un papel protagonista. Fue el de Cio-Cio-San, de “Madama Butterfly”, en 1946. Este sería uno de los roles emblemáticos de una carrera en la que también serían relevantes sus intervenciones como Aida y Bess (“Porgy and Bess”). Siempre fue además una persona muy implicada en la lucha por los derechos civiles de los negros. A continuación podemos escuchar a Williams como Aida en su particular versión de “Ritorna vincitor”:


video de Addiobelpassato

El 8 de febrero fallecía el barítono romano Gian-Giacomo Guelfi. Igual que dije antes respecto a Rita Gorr, Guelfi se caracterizó también más por la potencia de su voz que por la elegancia o sutileza de su canto, pero es innegable que se trataba de un barítono de los de verdad y que sabía dotar de intensidad dramática todas sus interpretaciones. Destacó sobre todo en el repertorio italiano, fundamentalmente en papeles verdianos y veristas, como por ejemplo el de Gérard de “Andrea Chenier”, de Giordano, en el que podemos escucharle aquí afrontando “Nemico della patria”:


video de MrCafiero

El 18 de febrero era la sudafricana Elizabeth Connell quien moría a los 65 años. Connell comenzó su carrera como mezzosoprano, llegando a cantar en el Festival de Bayreuth en papeles como Ortrud (“Lohengrin”) o Brangäne (“Tristán e Isolda”). Sin embargo, a comienzos de los años 80 pasó a abordar papeles de soprano dramática, siendo reconocida por sus interpretaciones de personajes como Turandot, Elektra, Lady Macbeth, Isolde o Brünnhilde (“Götterdämmerung”). Su gran envergadura y sobrepeso condicionaban su movimiento escénico, pero mantenía que le encantaba comer y que el declive vocal de María Callas se produjo a raíz de su pérdida de peso, por lo cual ella no iba a caer en lo mismo. Aquí podemos ver a la Connell, con 61 añitos, atreverse con el wagneriano “Mild und Liese” de “Tristán e Isolda”:


video de Helmut Fischer

Dos días después, el 20 de febrero, fallecía el tenor donostiarra Carlos Munguía. Desarrolló su carrera principalmente en el ámbito de la zarzuela, donde compartiría escenario con los nombres más relevantes del género, desde Teresa Berganza a Alfredo Kraus, habiendo grabado más de treinta títulos, muchos de ellos bajo la dirección del gran Ataúlfo Argenta. En el terreno operístico cantó también importantes papeles como el de Fausto o Turiddu (“Cavalleria Rusticana”). Vamos a disfrutar de su voz en este fragmento de la zarzuela “La Dolorosa”, de José Serrano, acompañado por la Gran Orquesta Sinfónica dirigida por Ataúlfo Argenta. Se trata del célebre Relato de Rafael “La roca fría del calvario”:


video de melchiorfan

El 23 de abril le tocaba el turno al tenor italiano Veriano Luchetti. La coincidencia de la plenitud de su carrera con el dominio de los escenarios por tenores como Plácido Domingo o Luciano Pavarotti hizo que su nombre, como el de tantos otros, no tuviese la relevancia que quizás en otro momento hubiese obtenido. Su repertorio fue muy amplio, desde papeles belcantistas a la ópera francesa, pasando por los grandes personajes de Puccini o Verdi, compositor éste con el que alcanzaría sus mejores prestaciones. Precisamente aquí podemos verle en La Scala en 1975, dirigido por Claudio Abbado, en “O figli… Ah, la paterna mano” del “Macbeth” de Verdi:

video de Gabba02

El 18 de mayo el mundo de la lírica quedaba conmocionado con el anuncio de la muerte de uno de los mejores barítonos de la historia, el alemán Dietrich Fischer-Dieskau, probablemente el más grande liederista del siglo XX. La elegancia hecha canto. Su inmaculada dicción y la exquisitez de su fraseo no tienen parangón. No ha habido quien como él haya sabido expresar la psicología de los personajes con tan elegante expresividad. También debe destacarse su enorme versatilidad, habiendo abordado todo tipo de géneros y estilos, aunque sus principales aportaciones se centran en el oratorio y en el lied y ópera alemanes. No quiero extenderme mucho más porque este hombre requeriría unas cuantas entradas monográficas. Afortunadamente nos legó una amplísima discografía que permitirá a las generaciones venideras poder disfrutar de la excelencia de este inmenso cantante. Aquí le tenemos en una grabación de 1968, acompañado por la Radio Symphonie Orchester de Berlín, dirigida por un jovencísimo Lorin Maazel, interpretando los Kindertotenlieder de Gustav Mahler:


video de Andy Granko

El 23 de junio era otro alemán, el bajo Franz Crass, quien fallecía. Crass estuvo vinculado durante casi toda su carrera a la Ópera de Viena y fue un habitual en el Festival de Bayreuth, donde debutaría en 1954 y aparecería con regularidad durante casi veinte años en muchos papeles secundarios y otros más relevantes como los de Rey Marke (“Tristán e Isolda”), Holándés (“El holandés errante”), Rey Heinrich (“Lohengrin”) o Gurnemanz (“Parsifal”). A principios de los 80 se vería obligado a abandonar de forma prematura los escenarios debido a un problema de sordera. Podemos escucharle ahora como Rey Heinrich en un fragmento del acto I de “Lohengrin”:


video de Addiobelpassato

Y el día siguiente al fallecimiento de Crass, moría precisamente en Bayreuth el tenor estadounidense Jean Cox, quien también tuvo destacadas intervenciones durante las décadas de los 60 y 70 en el Festival wagneriano de esa localidad alemana. Comenzó su carrera cantando papeles de tenor lírico, pero progresivamente fue asumiendo roles de Heldentenor, llegando a triunfar en Bayreuth con personajes como Erik (“El holandés errante”), Walther von Stolzing (“Los maestros cantores de Nuremberg”), Lohengrin o Parsifal, aunque su creación más alabada fue la de Siegfried. Aquí podemos escucharle precisamente en un fragmento de la escena de la fragua de “Siegfried” en una grabación perteneciente al Festival de Bayreuth de 1970:


video de WeicheWotanWeiche

El 1 de julio la que fallecía era la soprano estadounidense Evelyn Lear, cantante de gran atractivo físico y apasionado temperamento y una grandísima actriz, que se hizo especialmente popular interpretando papeles de fuerte carga psicológica, como Marie de “Wozzeck”, de Alban Berg, o la Lulú, también del mismo compositor, cuyas grabaciones bajo la dirección de Karl Böhm y acompañada precisamente por Dietrich Fischer-Dieskau, son todo un referente de estos personajes. Evelyn Lear tiene también en su haber el ser una de las pocas cantantes que ha interpretado los tres personajes femeninos (Mariscala, Octavian y Sophie) protagonistas de “El caballero de la rosa”, de Richard Strauss. Podemos escucharla a continuación como Pamina en el aria “Ach, ich fühl’s”, del segundo acto de “La flauta mágica”, de W.A. Mozart:


video de Addiobelpassato

El 10 de diciembre llegaba con enorme tristeza el anuncio de la muerte de la soprano suiza Lisa della Casa, una cantante por la que siempre he tenido especial predilección. Bellísima tanto en el aspecto físico como vocalmente, brilló notablemente en papeles mozartianos donde su voz cristalina, tremendamente homogénea, y su refinado fraseo se adaptaban como un guante a la escritura mozartiana. Las obras de Richard Strauss fueron otra de sus especialidades. Mi actual afición incondicional a las óperas del compositor alemán la debo en gran parte a la elegancia y naturalidad con que Lisa della Casa interpretó páginas como “El caballero de la rosa”, donde, curiosamente como Evelyn Lear, es otra de las pocas que llegó a cantar los tres papeles femeninos protagonistas. Pero si con alguna ópera será identificada para siempre Lisa della Casa, no hay duda de que será con “Arabella”, cuya interpretación de la protagonista es inigualable. Aquí podemos escuchar el precioso dúo entre Arabella y Zdenka del acto primero, donde está acompañada por la alemana Anneliese Rothenberger:


video de NYCOF

Tan sólo un día después del fallecimiento de Della Casa saltaba la noticia de la muerte de otra de mis cantantes de referencia, en este caso se trataba de la magnífica soprano rusa Galina Vishnevskaya. La que fuera esposa del legendario violonchelista Mstislav Rostropóvich, poseía un timbre muy peculiar pero lleno de belleza y estaba dotada de una inmensa capacidad expresiva. Destacó especialmente en el repertorio ruso, en papeles como los de Lisa (“La Dama de Picas”), Katerina (“Lady Macbeth de Mtsensk”) o Juana de Arco (“La Doncella de Orleans”), pero yo la recordaré, por encima de todos, por su Tatiana (“Eugene Oneguin”) que considero absolutamente insuperable. Aquí la escuchamos en la célebre escena de la carta del acto I:


video de carlota9994

Bueno, pues nada más, perdonad el toque necrológico que no pretendía ser más que un pequeño homenaje a estas grandes figuras que han desaparecido para siempre y una excusa para poder disfrutar de buena música. Ojalá que el año próximo por estas fechas los únicos fallecidos sean las crisis, las estafas, los recortes, la injusticia y todos los sinvergüenzas que siguen tomándonos el pelo impunemente.

Mientras tanto, que ustedes tengan un tranquilo, saludable, musical y feliz año 2013.

jueves, 18 de octubre de 2012

LOS OJOS AZULES DE MI TESORO

“Mujer con ojos azules” – Amadeo Modigliani – 1918 – Museo Arte Moderno - Paris

"Die zwei blauen Augen von meinem Schatz" (Los ojos azules de mi tesoro) es la última de las cuatro canciones del ciclo Lieder eines fahrenden Gesellen” (Canciones de un camarada errante), del que ya he hablado en este blog en alguna otra ocasión, compuesto en 1884 por un joven Gustav Mahler que a la sazón contaba 24 añitos. La versión orquestal data de 1893 y el ciclo completo no se estrenaría hasta el 16 de marzo de 1896 en Berlín, donde se presentaría en su versión para orquesta, bajo la dirección del propio Mahler y con la voz del barítono holandés Anton Sistermans.

Königliches Theater - Kassel
La composición del ciclo coincide con la estancia de Mahler en la ciudad alemana de Kassel, donde ostentaba la dirección musical del Königliches Theater. El suceso que marcó con mayor fuerza su paso por Kassel y que está directamente vinculado al ciclo "Lieder eines fahrenden Gesellen" fue que se enamoró perdidamente de Johanna Richter, una soprano habitual del teatro de la ciudad. No se conoce muy bien hasta dónde llegó esta relación y si llegó a haber algo más que deseos contenidos y no especialmente correspondidos. Aparte de que en aquellos años una relación entre el director musical y la cantante de un pequeño teatro no habría pasado precisamente desapercibida para la siempre escandalizable sociedad alemana de la época.

En unas cartas dirigidas a su amigo Fritz Löhr, escritas en agosto de 1884 y enero de 1885, Mahler habla de sus sentimientos por una joven cuyo nombre no menciona, pero que nadie duda de que se trataba de Johanna Richter. Las canciones, escribía, “están dedicadas a ella... son como si un compañero errante, que ha tenido un infortunio, saliera a recorrer el mundo caminando”.

Mahler se opuso desde un principio a reconocer la autoría de los poemas que componen los textos de este ciclo de canciones, confesando tiempo después que la sencillez e inocencia de los versos surgidos de su apasionado amor le hacían sentir ridículo. La temática es típica del romanticismo, la figura del protagonista que, decepcionado por la cruel realidad, se lanza a vagar por los caminos, en comunión con la naturaleza, buscando un sentido a la existencia que no encontrará sino con la propia muerte.

Cuando Gustav Mahler escribe su revolucionaria Primera Sinfonía, “Titán”, obra que, como se sabe, nunca quiso llamar Sinfonía sino Poesía Sinfónica en dos partes (por respeto a Beethoven, decía), incorpora diversos fragmentos melódicos del ciclo "Lieder eines fahrenden Gesellen". Entre ellos, se pueden escuchar las notas de "Die zwei blauen Augen von meinem Schatz" en el tercer movimiento de la “Titán”. Quizás esta utilización del ciclo para formar parte de su obra sinfónica, el hecho de que se trate de canciones de juventud lejos todavía del Mahler más maduro, o que el propio compositor no fuese precisamente un ardiente defensor de estas piezas, ha originado que haya existido una cierta infravaloración de las mismas.

Si yo quería traer aquí hoy "Die zwei blauen Augen von meinem Schatz" es porque, aun reconociendo su aparente sencillez y que todavía se encuentra lejos de otras piezas liederisticas de más peso como los Rückert-Lieder o “La Canción de la Tierra”, reconozco que es uno de mis lieder favoritos de Gustav Mahler. Su melodía siempre me ha resultado emocionante y cautivadora, pues creo que transmite de forma espléndida la paz de espíritu que finalmente encuentra el protagonista. Además, ya se pueden atisbar en este lied muchos rasgos de su maestría compositiva en el género, que culminaría con “La Canción de la Tierra”, con cuyo último fragmento, Der Abschied”, guarda no pocas semejanzas.

Este lied es una marcha fúnebre que, no obstante, no acaba de mostrar este carácter sombrío ya que apenas se deja entrever envuelta en la agradable atmósfera que va creando la sosegada y dulce melodía. En el poema, el caminante finaliza su peregrinar al que le llevaron aquellos ojos azules que le enamoraron y encontrará la muerte bajo el árbol del tilo, al que se dirige con lentos y rítmicos pasos para olvidar el dolor de la vida.

Pero no estamos en este caso ante una muerte desesperada dominada por la tristeza y la frustración, sino llena de sosiego y resignación, encontrándose con “el amor y el dolor, y el mundo y el sueño”, todo lo cual nos es descrito perfectamente por la música, donde yo destacaría el emocionante sonido del arpa que surge tras un silencio de la orquesta, o ese lento apagarse, como la vida del protagonista, de las últimas notas de una música que transmite la paz eterna.

Este es uno de esos fragmentos en los que me parece un crimen imperdonable lanzarse a aplaudir nada más terminar la música. Creo que ese final merece unos segundos de reposo, de comunión con ese lamento resignado que hemos sentido como el nuestro propio a través de la música y el canto.

Os propongo en esta ocasión la escucha de tres versiones distintas. En primer lugar, tenemos una de las interpretaciones referenciales del ciclo, la protagonizada por el gran barítono alemán Dietrich Fischer-Dieskau, posiblemente el cantante que más grabaciones tenga en su haber de esta página mahleriana, acompañado en esta ocasión por la Orquesta Philharmonia dirigida por otro grande, Wilhelm Furtwängler, en 1952. Todo un ejemplo de dicción, expresividad y modulación:



Pese a que fue escrito para voz masculina, son muchas las mezzosopranos que han cantado el ciclo, como por ejemplo la genial Christa Ludwig, otro referente en el lied mahleriano. Sin embargo, yo quería traer hoy a la sueca Anne Sofie Von Otter, en esta grabación en la que está acompañada por John Eliot Gardiner al frente de la NDR-Sinfonieorchester, que, aunque ha sido cuestionada por algunos, a mí me parece una interpretación delicada y bellísima, al tiempo que derrocha expresividad y técnica vocal, sabiendo transmitirnos perfectamente ese resignado sosiego del protagonista:


  
Y finalizo con otro barítono alemán, esta vez Christian Gerhaher, todo un especialista en el género del lied y en Mahler y una de las voces baritonales más bellas que yo he escuchado en un teatro. Aquí podemos verle acompañado por la Gustav Mahler Jugendorchester, bajo la dirección de Herbert Blomstedt en un concierto de los londinenses PROMS de 2010:



Los ojos azules de mi tesoro
me han arrojado al ancho mundo.
¡Tuve que dejar
los lugares amados!
¡Oh, ojos azules! ¿Por qué tuvisteis que mirarme?
ahora tengo tristeza y pena eterna.

Partí en la noche tranquila
por la oscura pradera.
Nadie me dijo adiós.
¡Adiós! ¡El amor y el dolor son mi única compañía!

Ahí, junto al camino, hay un tilo.
¡Y ahí por fin encontré descanso en el sueño!
Bajo el tilo que nevaba
sus flores sobre mí.
¡Supe que  todo en la vida estaba bien otra vez!
¡Todo! ¡Todo, el amor y el dolor
y el mundo y el sueño!

martes, 22 de marzo de 2011

DEDICATORIA

"El árbol de la vida" - Gustav Klimt - 1905.

La entrada del blog de hoy va a ser un poco distinta. No voy a criticar a Helga Schmidt, ni a soltaros ningún rollo, sino que tan sólo quería compartir públicamente unas cuantas canciones, en un día que es especial para una persona muy cercana, con el propósito de que sirvan de agradecimiento y dedicatoria.

Una dedicatoria para alguien gracias a quien cada nuevo día se llena de sentido para mí y de ganas de vivir y de compartir con ella lo vivido.

Precisamente “Zueignung” (Dedicatoria) es el título del primero de los lieder que traigo. Fue compuesto por Richard Strauss a los 18 años sobre unos versos de Hermann von Gilm y es la primera de las ocho canciones que componen su Opus 10. He elegido la interpretación de Elizabeth Schwarzkopff, ya que, además de que lo hace estupendamente, fue la primera cantante a quien yo le escuché este lied:


video de saiserieht

“ZUEIGNUNG”
Sí, tú sabes, alma querida,
que lejos de ti me atormento,
el amor hace enfermar los corazones.
¡Te doy gracias!
Un día, borracho de libertad,
alcé en alto la copa de amatista
y tú bendecías la bebida.
¡Te doy gracias!
Conjuraste así los malos espíritus
hasta que yo, como nunca antes lo había estado,
santificado, santificado, caí sobre tu corazón.
¡Te doy gracias!


Vamos ahora atrás en el tiempo para encontrarnos nada menos que con Ludwig van Beethoven y su lied "Zärtliche Liebe" (Tierno amor), compuesto en 1795, cuando apenas contaba 25 años, con texto de Karl Friedrich Herrosee. Podemos escucharlo en la sensacional voz del barítono Dietrich Fischer-Dieskau acompañado al piano por Jörg Demus, en una grabación de 1966:


video de classicbinylbiz

“ZÄRTLICHE LIEBE”
Te amo como tú me amas
en la noche y en la mañana.
No hubo un día en el que nosotros
no compartiéramos nuestros problemas.
Y cuando lo hacemos
resultan más fáciles de llevar:
tú me confortas en el dolor
y yo hago míos tus lamentos.
Por ello, quiera Dios bendecirte
a ti, alegría de mi vida
Que Dios te proteja, te guarde para mí,
Que Dios nos proteja y nos guarde juntos.


“Du Bist die Ruh” (Tú eres el reposo) fue compuesto por Franz Schubert en 1823 sobre un poema de Friedrich Rückert. El lied es el tercero de los cuatro que componen su Opus 59, y la interpretación elegida en esta ocasión ha sido la de la excelente contralto británica Kathleen Ferrier:


video de Onegin65

“DU BIST DIE RUH”
Tú eres el reposo,
la paz agradable.
Tú eres la nostalgia
y lo que la aquieta.
A ti me consagro
lleno de dicha y de dolor.
Aquí hallarán su morada
mis ojos y mi corazón.
Entra en mi casa
y cierra tras de ti
las puertas
con cuidado.
¡Expulsa todo pesar
de este pecho!.
Que mi corazón se llene
con tu dicha.
Este templo ocular
lo ha iluminado
tu solo fulgor.
¡Oh, llénalo a rebosar!


Félix Mendelssohn compuso en 1835 "Auf Flügeln des Gesanges" (En las alas del canto), con textos de Heinrich Heine. Se trata posiblemente del lied más conocido de su autor, y podemos oírlo en la maravillosa interpretación de Victoria de los Ángeles:


video de c1wang

"AUF FLÜGELN DES GESANGES"
En las alas del canto,
amada mía, te llevaré
hacia las orillas del río Ganges,
donde conozco un lugar maravilloso.
Allí se encuentra un jardín teñido de rojo
bajo la silenciosa luz de la luna;
las flores de loto esperan
a su querida hermana.
Las violetas se divierten
y observan las estrellas;
secretamente se susurran
al oído cuentos perfumados.
Se acercan atentas
las mansas y discretas gacelas;
y a lo lejos corretean
las olas del río sagrado.
Allí nos posaremos
debajo de la palmera
para saborear el amor y la paz
y soñar sueños dichosos.


Y termino casi como empecé. Con Elisabeth Schwarzkopff interpretando otra “Dedicatoria”, en este caso “Widmung” (Dedicatoria), el lied que compuso Robert Schumann en 1840 sobre los versos de Friedrich Rückert:


video de themfromspace

"WIDMUNG"
Tú, alma mía; tú, mi corazón;
tú, mi deleite; oh, tú, mi sufrimiento;
tú eres el mundo en el que yo vivo,
el cielo en el que yo floto,
¡oh tú eres mi tumba, dentro de la que yo
enterraré para toda la eternidad mis preocupaciones!
Tú eres el reposo, tú eres la paz,
eres lo que el cielo me ha otorgado.
Que tú me ames, me hace digno,
tu mirada me transfigura,
amándome me elevas por encima de mí mismo,
¡mi espíritu bueno, mi mejor yo!

viernes, 11 de febrero de 2011

ROBERT SCHUMANN: "DICHTERLIEBE".

“Mujer al sol de la mañana” - Caspar David Friedrich

El año pasado se conmemoró el bicentenario del nacimiento de Robert Schumann (1810-1856). El año terminó y no le dediqué en este blog al compositor alemán ni una miserable referencia, así que, aunque fuera de plazo, hoy he pensado en subsanar esta omisión.

Lo cierto es que Schumann nunca se ha encontrado entre mis compositores preferidos. No es que no me guste, ni mucho menos, pero a veces encuentro su obra de un romanticismo tan exacerbado que me resulta empalagoso e incluso desaconsejaría directamente su escucha a diabéticos. Pero es indudable que cuenta con obras bellísimas y, una vez venzo la pereza que me suele acompañar al inicio, es difícil no disfrutar con sus composiciones.

Una de las obras que me acaba reconciliando siempre con Schumann es “Dichterliebe” (Amor de Poeta), que constituye la Opus 48 del compositor, posiblemente su ciclo de canciones más conocido y una de las cumbres del lied romántico alemán.

Fue escrito entre mayo y junio de 1840, uno de los periodos de mayor creatividad del músico y el mismo año en que contrajo matrimonio con Clara Schumann. La obra concebida para voz solista y piano, está constituida por 16 lieder creados libremente sobre otros tantos textos del poeta Heinrich Heine. Estos poemas pertenecen a la serie de 65, más un prólogo, que escribió Heine bajo el título de “Lyrisches Intermezzo”.

Aunque el ciclo ha sido interpretado por todo tipo de voces, parece que originariamente Schumann escribió la partitura para soprano. De hecho, el compositor dedicó su “Dichterliebe” a la cantante Wilhelmine Schröder-Devrient, una famosa soprano alemana de la época que, sin embargo, hoy es más conocida por sus compatriotas gracias al libro presuntamente autobiográfico que se le atribuye (publicado en España como “Memorias de una cantante alemana”) donde narra con todo lujo de detalles las variadas y extravagantes aficiones sexuales de su juventud, convirtiéndose el libro con el paso del tiempo en una de las obras más apreciadas de la literatura erótica germana.

En “Dichterliebe”, Schumann consigue dotar a su música de la extrema sensibilidad de los textos de Heine y engrandece la poesía contenida en ellos, sabiendo extraer todo su potencial musical, ajustando, cuando considera preciso, los versos a las necesidades de su partitura para obtener la línea melódica deseada. Pocos compositores hasta entonces habían logrado una unión tan íntima entre música y poesía. Aquí la poesía musical de Heine y la música poética de Schumann, se funden en un todo indisoluble, enriqueciéndose mutuamente.

Este ciclo nos habla fundamentalmente del amor. Del amor en toda su extensión y desde todas sus perspectivas, desde el enamoramiento inicial, pasando por la plenitud de la dicha alcanzada, la desilusión, la nostalgia y un final donde se vislumbra el reproche y la resignación ante el amor perdido y ante la misma muerte, pero que no está exento de un pequeño atisbo de esperanza. Pese a las diferencias que podemos encontrar entre los 16 lieder, el ciclo está dotado de una unidad dramática estructural y un carácter cíclico que va mucho más allá de ser una simple sucesión de canciones temáticas.

Para lograr transmitir toda la profundidad musical y poética de estos lieder se exige un intérprete que aúne sensibilidad y riqueza de matices con fuerza expresiva y autoridad vocal. Muchos han sido los y las cantantes que han puesto su voz a este ciclo. Yo hoy quería traer aquí una pequeña muestra de algunas interpretaciones de estos lieder en voces muy distintas.

Comienzo con el que posiblemente sea el más grande liederista de nuestra época, el barítono alemán Dietrich Fischer-Dieskau. El cantante, con la belleza de su timbre baritonal, su impoluta dicción y una asombrosa riqueza dinámica, consigue transmitir de manera maestra el apasionado intimismo de la obra de Schumann. A continuación podemos escucharle en el Festival de Salzburgo de 1956, acompañado al piano por Gerald Moore, interpretando los seis primeros lieder del ciclo:


video de FiDiTanzer528

Ese mismo año 1956 y también en el Festival de Salzburgo, el gran bajo italiano Cesare Siepi, acompañado por el piano de Leo Taubmann, interpretaba el lied número 7 del ciclo: “Ich grolle nicht” (No guardo rencor). No era Siepi precisamente un especialista en lied alemán, pero aquí su poderosa y oscura voz, junto a la enérgica música de Schumann, consiguen reflejar el dramatismo de la pérdida del amor y la rabia del despechado:


video de sprichbeeke

Seguidamente podemos escuchar a un tenor, nada menos que a Fritz Wunderlich, acompañado al piano por Hubert Giesen, interpretando el lied número 8: “Und wüßten's die Blumen, die kleinen” (Si las florecillas supieran), en un auténtico derroche de expresividad y sensibilidad:


video de Hypercheiria

Es ahora otro barítono, Thomas Quasthoff, extraordinariamente acompañado por Hélène Grimaud, quien canta el lied nº 10: “Hör' ich das Liedchen klingen” (Escucho el sonido de la cantinela), una breve pero bellísima muestra del saber hacer del cantante alemán que transmite toda la nostalgia y dolor de la página:


video de medicitv

Finalizo con una voz femenina interpretando los tres últimos lieder del ciclo. Se trata de la soprano estadounidense Barbara Bonney, acompañada por el piano de Malcom Martineau,en una actuación en directo en el Châtelet parisino en 2001:


video de lyricholic

Si queréis escuchar el ciclo completo en la voz del tenor Mark Padmore y el piano de Kristiaan Bezuidenhout y ver todos los textos traducidos, podéis acudir aquí, a la entrada que dedicó recientemente Maac en su blog a esta obra de Schumann.