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domingo, 3 de mayo de 2009

CAMELOT



“Camelot” es un musical, escrito por Alan Jay Lerner (texto y letras) y Frederick Loewe (música), muy libremente basado en la novela de Terence H. White "The once and future King".

A la pareja Lerner-Loewe les debemos títulos míticos del género como “Brigadoon”, “Paint your wagon”, “My Fair Lady” o “Gigi”, y en “Camelot” construyen una auténtica obra maestra, con una partitura bellísima y una historia perfectamente estructurada, donde se cuenta mucho más que la leyenda artúrica, y se reflexiona sobre la belleza, la utopía, la felicidad, la pasión, la amistad, el amor, el sentimiento de culpa, el dolor y la esperanza.

Las canciones no son momentos aislados en la trama como mero lucimiento de las habilidades para el canto y el baile de los artistas, como ocurría en los musicales clásicos, sino que forman parte de esa trama y ayudan a expresar los sentimientos de los protagonistas, reflejando la evolución de los personajes.

“Camelot” se estrenó en octubre de 1960 en Toronto, pasando poco después, el 3 de diciembre, al Teatro Majestic de Broadway donde constituyó uno de los mayores éxitos de la década de los 60, perdurando durante más de 800 funciones y reponiéndose en décadas sucesivas, filmándose en 1967 la versión cinematográfica dirigida por Joshua Logan.

El trío protagonista original era de auténtico lujo: Richard Burton como el rey Arturo, Julie Andrews como Guenevere, y Robert Goulet como Lancelot.

Richard Burton realizó una labor magnífica y se consolidó como uno de los actores más importantes de aquellos momentos, llegando a obtener el premio Tony al mejor actor. Su papel no exige demasiado en la parte cantada, constituyendo más bien un canto recitado, parecido al Profesor Higgins de “My Fair Lady”, y con sus dotes interpretativas y su voz de exquisita vocalización solventó con creces el reto.

Julie Andrews puso todo su encanto juvenil, contaba entonces 25 años, para asumir el rol de la joven reina, y volvió a asombrar al público, como había hecho ya en “My Fair Lady”, con su cristalina voz afinadísima.
A continuación podemos escuchar a Julie Andrews interpretando el tema “I loved you once in silence”:




Y aquí tenemos de nuevo a Julie Andrews. Canta en esta ocasión la canción “Before I gaze at you again”, que se cuenta que se la entregó Lerner unos pocos minutos antes de salir a escena el día del estreno en Broadway, pidiendo que la incluyese al final de la primera parte, a lo que Andrews replicó: “Of course, darling, pero intente dármelo la noche anterior”.



Lerner y Loewe llevaban bastante tiempo buscando infructuosamente al Lancelot ideal, cuando se toparon con la imponente presencia física y voz baritonal de Robert Goulet, quien fue inmediatamente contratado para acompañar a Burton y Andrews en escena.

“If ever i would leave you” es uno de los fragmentos más bellos del musical y constituyó una balada de referencia en los 60, siendo la canción con que siempre se identificó al Lancelot de Broadway, Robert Goulet, a quien podemos escucharle a continuación cantándola con su espléndida voz. Es una pieza llena de lirismo musical y un auténtico canto al amor, donde curiosamente la palabra ‘amor’ no se menciona en toda la canción. Parece ser que porque Lerner deseaba simbolizar así lo prohibido y oculto del amor entre Guenevere y Lancelot.



video de sjbraitman

La leyenda de Arturo y sus caballeros luchando por un mundo de justicia y paz fue, además, tomada como referente del cambio que se estaba viviendo en esos años en Estados Unidos, con la llegada al poder de John Fitgerald Kennedy y sus innovadoras ideas, cuya administración fue apodada “Camelot”, en un paralelismo entre esos dos gobiernos marcados por un ideal utópico lleno de esperanzas y sueños.

Cuenta Lerner que el día que asesinaron a John F. Kennedy (que había sido antiguo compañero de Lerner en Harvard) se estaba representando en un teatro de Chicago la obra, y cuando el actor Louis Hayward, que interpretaba al rey Arturo, llegó a esa famosa frase: «No permitas que se olvide que hubo una vez un lugar, durante un breve momento de esplendor, conocido como Camelot», se escuchó un sollozo desgarrador entre el público, parándose la obra durante cinco minutos en los que público, actores y técnicos no pudieron dejar de llorar. Al día siguiente, cuando Lerner llegó a Nueva York, se quedó más impactado aún al ver como la frase que él había escrito aparecía como titular del New York Journal American en un artículo sobre el asesinato de JFK.

En 1967 Jack Warner encomienda al director especializado en musicales Joshua Logan la adaptación cinematográfica de “Camelot”, con guión del propio Alan Jay Lerner. La película, rodada en España, obtuvo tres Oscar: a la dirección artística, vestuario y música adaptada, quedando sin premio sus nominaciones a mejor sonido y mejor fotografía.

Los protagonistas de esta versión cinematográfica fueron Richard Harris como rey Arturo, Vanessa Redgrave como Guenevere y el italiano Franco Nero como Lancelot.

Respecto al reparto original de Broadway, la parte cantada pierde muchos puntos.
El que mejor suena de los tres protagonistas es Franco Nero, aunque quizás sea porque fue doblado en las canciones por un tal Gene Merlino. Las reminiscencias artúricas del peculiar apellido dan que pensar, no obstante, si se trataba del seudónimo de algún cantante conocido.

A continuación podemos ver a Nero y escuchar a Merlino, en la canción “C’est moi”, paseando por tierras segovianas:



video de wildbillOK

Richard Harris pese a no contar con una voz apropiada para el canto se beneficia del canto-recitado compuesto por Lerner y Loewe, derrochando expresividad en todas sus intervenciones y componiendo uno de los mejores papeles de su carrera.
Aquí le podemos escuchar en el entrañable tema “How to handle a woman”:



Y aquí, además, podemos verle actuar. Interpretando en esta ocasión el tema “I wonder what the king is doing tonite?":



La Guenevere de Vanessa Redgrave no resiste la comparación con la de Andrews en el terreno vocal, sin embargo, lo compensa con creces con la radiante belleza que desprende y, sobre todo, con sus excepcionales dotes de actriz, que le permiten transmitir toda la evolución psicológica del personaje, desde la joven doncella inocente que se convierte en reina, a la mujer madura llena de conflictos interiores y sentimientos complejos.

A continuación podemos ver a una resplandeciente Redgrave en la canción “The Lusty Month of May”:



video de jrgr00

Nero y Redgrave se conocieron durante el rodaje y parece que le cogieron el gustillo a eso de ser amantes en la pantalla, trasladando fuera de la escena su pasión, de la que nació su hijo, el hoy director y guionista de cine Carlo Gabriel Nero.

Aquí vemos a Franco Nero y Vanessa Redgrave, tan enamorados ellos, a los compases de “If Ever I Would Leave You”:



Video de uVaiva

La película resultó un fracaso y fue vapuleada sin piedad por la crítica de la época. De hecho es una película que cuenta con sus fans incondicionales (entre los que me incluyo) y con críticos feroces.
A mi me parece una película musical extraordinaria que constituye un punto de transición y evolución desde los musicales del Hollywood más clásico hacia una nueva forma de hacer cine musical, siendo una espléndida transposición a la pantalla de la adaptación de la historia construida por Lerner y Loewe, aprovechando además las posibilidades narrativas que ofrece el cine. Ahí tenemos esos tremendos primeros planos de los protagonistas, inusuales en un musical, que nos zambullen en los sentimientos de los personajes o esos cruces de miradas entre Guenevere, Lancelot y Arturo que dicen más que diez líneas de guión.

Casi 50 años después de su estreno, este genial musical de Lerner y Loewe mantiene toda su frescura y encanto, y ha resistido dignamente el paso del tiempo, contribuyendo a cumplir ese encargo que hizo el rey para no olvidar aquel lugar, que existió en un breve momento de esplendor, llamado Camelot.



video de jlrial61


Each evening, from December to December,
Before you drift to sleep upon your cot,
Think back on all the tales that you remember
Of Camelot.
Ask ev'ry person if he's heard the story,
And tell it strong and clear if he has not,
That once there was a fleeting wisp of glory
Called Camelot.
Camelot! Camelot!
Now say it out with pride and joy!
Camelot! Camelot!
Yes, Camelot, my boy!
Where once it never rained till after sundown,
By eight a.m. the morning fog had flown...
Don't let it be forgot
That once there was a spot
For one brief shining moment
that was known
As Camelot.

jueves, 5 de marzo de 2009

MARNI NIXON. LA VOZ DE LAS ESTRELLAS

El nombre de Margaret McEathron posiblemente no diga nada a casi nadie. Si decimos que era el auténtico nombre de Marni Nixon, quizás ya haya un buen número de aficionados que sepan de qué hablamos, pero seguro que si la escuchamos cantar la mayoría habrá identificado la voz de Eliza Dolittle (“My Fair Lady”), Maria (“West Side Story”) o Anna Leonowens (“El Rey y Yo”), aunque la imagen que nos venga a la memoria sean los rostros de Audrey Hepburn, Natalie Wood o Deborah Kerr.

Margaret McEathron nació en Altadena (California) el 22 de febrero de 1930. Comenzó en el canto desde muy joven, y a los 14 años ya formaba parte del Coro Juvenil Roger Wagner, donde coincidió con una también adolescente Marilyn Horne.

Ha trabajado en numerosos musicales y en televisión, y ha llegado a cantar como soprano en teatros de ópera norteamericanos papeles como los de Violetta (La Traviata), Zerbinetta (Ariadne auf Naxos) o Susanna (Las Bodas de Fígaro), pero sin duda su fama le viene por haber sido “la voz” que dobló las canciones de tres estrellas cinematográficas en tres películas míticas del género musical.

Para la versión cinematográfica del musical de Broadway “El Rey y Yo” (1956) se eligió a la actriz Deborah Kerr para el papel de Anna Leonowens, pero fue Marni Nixon la contratada para poner su voz a las canciones. Nixon llegaba al estudio cada vez que la Kerr rodaba alguna escena en la que tenía que cantar. Se situaba a su lado y la seguía por el set, cantando y bailando ambas, fijándose Nixon en cada gesto y vocalización de Deborah Kerr para adaptar su voz lo más posible a la actuación de la estrella, trabajando juntas el fraseo y la entonación para ajustar sus voces.

Al año siguiente, Nixon cedería nuevamente su voz a Deborah Kerr en una canción de “An affair to remember” (Tú y Yo).

Aquí os dejo el video del número musical "Shall we dance" donde podemos disfrutar de la voz de Marni Nixon, y del baile de Deborah Kerr y el genial Yul Brynner.




“West Side Story” (1961) fue la segunda gran intervención anónima de Marni NixonNatalie Wood no era en principio la elegida para el papel de Maria, y su participación en el film fue casi fortuita. Wood se encontraba por aquellas fechas flirteando con su partenaire en “Esplendor en la Hierba”, Warren Beatty, quien se presentó al casting para elegir a Tony, el protagonista masculino. Natalie Wood se ofreció a ensayar con Beatty algunas escenas y darle la réplica como María para que éste aprendiese su papel, con el resultado de que Warren Beatty no fue el elegido, contratándose finalmente a Richard Beymer.

Beatty fracasó, pero su acompañante, Natalie Wood, se ve que gustó a los productores, quienes le ofrecieron el papel de María. Para la voz, una vez más, se decidió contratar a Marni Nixon quien, de nuevo desde el anonimato del estudio de grabación, ofreció su voz, esta vez a Natalie Wood, quien muy molesta con la decisón de ser doblada se negó a colaborar con Nixon.

Cuando se editó la banda sonora, Marni Nixon, que ya debía estar un poquito harta de que otras se llevasen el éxito, decidió que, al menos, quería participar en los beneficios que por su canto se pudieran obtener, exigiendo un porcentaje de los royalties de la banda sonora por haber prestado su voz, y, ante la negativa de la productora, dicen que fue el propio Leonard Bernstein, autor de la maravillosa música, quien le cedió generosamente parte de sus beneficios.

A continuación podemos escuchar a Marni Nixon como Maria y Jim Bryant como Tony, cantando "Tonight", mientras Natalie Wood y Richard Beymer ponen caritas.




El caso de “My Fair Lady” (1964) fue realmente suculento.

Cuando la Warner adquirió los derechos para llevar a las pantallas el musical que ya triunfaba en Broadway interpretado en sus principales papeles por Rex Harrison y Julie Andrews, ésta daba por descontado que ella iba a ser la que encarnaría el papel de la florista Eliza Doolittle. Pero el todopoderoso productor Jack Warner deseaba un nombre famoso para encabezar la cartelera, y Andrews, además de no ser muy conocida, carecía del glamour necesario, según Warner, por lo que el papel acabó en manos de Audrey Hepburn que acababa de protagonizar “Charada”.


Hepburn preparó a conciencia su interpretación y trabajó especialmente su voz para poder cantar dignamente, aunque asumía que quizás sus notas más altas pudieran ser dobladas. Pero, finalmente, se decidió que fuera Marni Nixon quien doblase íntegramente las canciones de Eliza Doolittle, ante el disgusto de Hepburn, quien, además y para mayor escarnio, vio como en la ceremonia de los Oscar de ese año, el premio a la mejor actriz iba a parar a manos de Julie Andrews por “Mary Poppins”.

Aquí tenemos un par de videos. En el primero podemos escuchar a Julie Andrews interpretando a Eliza Doolittle en Broadway, y en el segundo a Audrey Hepburn doblada por Marni Nixon.





Precisamente con Julie Andrews coincidió Marni Nixon en “The Sound Of Music” (Sonrisas y Lágrimas), abandonando por fin su anonimato en la gran pantalla, interpretando a la Hermana Sofía. Nixon estaba preocupada por cómo se tomaría Julie Andrews su participación en el film trayéndole a la memoria todo lo ocurrido con "My Fair Lady", pero Andrews, lejos de molestarse se acercó a Nixon, le estrechó la mano con energía y le dijo: "me encanta su trabajo".

Este pequeño papel de Nixon en la película ha servido para que podamos tener el recuerdo, visual y sonoro a la vez, de una magnífica cantante que siempre estuvo dando lo mejor de sí sin llegar a aparecer en los créditos, y que muchos años después, cuando casi todas las estrellas a las que dobló estaban criando malvas, ella siguió dando clases de canto e incluso cantando, eso sí, ya con su propio nombre.