Hombre y mujer contemplando la luna - Caspar David Friedrich - Staatliche Museum Berlin
En 1870, el poeta francés Paul Verlaine contrajo matrimonio con la adolescente Mathilde Mauté de Fleurville. Ese mismo año publicó su colección de poemas titulada “La Bonne Chanson”. En ellos describe con un enorme intimismo, cargado de emotividad, su encuentro con la amada, los paisajes en los que se desarrolla su amor y la unión con Mathilde.
El entusiasmo amoroso, la serena melancolía y el deseo de atrapar esos instantes que se presumen irrepetibles, dominan los versos de Verlaine. Uno de estos poemas, “La Lune Blanche”, es un buen ejemplo de ello. En sus breves estrofas el poeta refleja la apacible quietud y belleza de la naturaleza, como metáfora de los propios sentimientos que estaba viviendo, y define como “hora exquisita” ese momento de “vasto y tierno sosiego” en que se encontraba su alma.
Curiosamente, ese idílico bienestar descrito por Verlaine duraría poco tiempo. Exactamente hasta 1871, cuando conoció personalmente en París al joven poeta Arthur Rimbaud, con quien iniciaría una relación amorosa que culminaría en 1872, fecha en que abandonó a su esposa y a su hijo recién nacido y se fue a vivir con aquél.
Fueron numerosos los músicos que quedaron atrapados por la poesía de Verlaine y utilizaron sus versos para componer canciones, muchas de las cuales constituyen algunas de las piezas más emblemáticas de la música francesa de principios del siglo XX.
En concreto, el poema “La Lune Blanche” fue objeto de múltiples versiones, algunas de las cuales he querido traer hoy al blog.
Gabriel Fauré tomó varios de los poemas de Verlaine que integran “La Bonne Chanson” y compuso un ciclo de canciones con el mismo título. Entre ellas se encuentra “La Lune Blanche”, que podemos escuchar aquí en la voz de Anne Sofie Von Otter:
Entre las “Cuatro Melodías” que componen la Opus 13 de Ernest Chausson, encontramos también su particular visión del poema de Verlaine en la primera de ellas, “Apaisement”. Aquí podemos escuchar las cuatro canciones en la voz de Christine Schäfer:
Por último, la versión más conocida y bella del poema “La Lune Blanche”, posiblemente sea la mélodie que compuso Reynaldo Hahn, “L’heure exquise”, perteneciente al ciclo “Chansons grises”, y que, aunque ya vino al blog anteriormente, la vuelvo a traer hoy, esta vez en la voz de Susan Graham, acompañada al piano por Roger Vignoles:
“Calle de París, día lluvioso” – Gustave Caillebotte – 1878 – The Art Institute of Chicago
ReynaldoHahn (1874-1947) es otro de los grandes maestros de la mélodie, habiéndonos dejado algunas composiciones de estremecedora belleza, algunas de las cuales hace bastante tiempo que quería traer al blog.
Hahn nació en Venezuela, siendo el menor de doce hermanos, hijo de madre de origen vasco y padre alemán. Cuando contaba 3 años, la familia se trasladó a París, comenzando allí inmediatamente Reynaldo sus estudios de piano, destacando enseguida como niño prodigio. A los ocho años compuso ya sus primeras canciones y a los diez entraba en el Conservatorio de París, donde tuvo como profesores a compositores de la talla de Massenet, quien fue uno de sus principales valedores.
Fue un artista enormemente versátil. Además de su faceta de músico y pianista llegó a cantar como barítono (se dice que con una voz más que notable). Se sentaba al piano en las reuniones sociales a las que acudía en los salones burgueses del París de finales del XIX, y podía pasarse veladas enteras cantando de memoria canción tras canción, tanto suyas como ajenas (o sea, el clásico plasta de la guitarra de toda reunión que se precie, pero con piano y en plena belle époque).
Aquí podemos escuchar al propio Reynaldo tocando el piano y cantando “Aimons-nous”, una mélodie de Gounod sobre un poema de JulesBarbier:
Fue también director de orquesta, especializado en Mozart, consiguiendo su mayor éxito en este campo dirigiendo a la Orquesta de la Ópera de Viena en el “Don Giovanni” del Festival de Salzburgo de 1906, y trabajó como escritor y crítico musical en diversos medios como “Le Journal”, “Excelsior” o “Le Figaro”. Precisamente, sus crónicas sobre los ballets rusos llevaron a SergeiDiaghilev a invitarle a San Petersburgo, donde asistió al estreno de “La consagración de la Primavera”, de IgorStravinsky, con coreografía de Nijinsky, con quien mantuvo posteriormente una relación de amistad.
ReynaldoHahn finalizó su carrera profesional como director de la Ópera de Paris, cargo para el que fue nombrado tras regresar a la capital francesa al finalizar la II Guerra Mundial.
Pese a su importante producción musical, que abarca prácticamente todos los géneros, incluyendo ópera, operetas, ballet, comedias musicales y música para el cine, la figura de ReynaldoHahn no ha trascendido a nuestros días con la importancia de otros contemporáneos suyos, siendo más conocido durante mucho tiempo por su condición de amante de MarcelProust, que por su obra, de la cual se han hecho especialmente populares sus composiciones para voz y piano. Precisamente fue Proust quien dijo de la música de Hahn que “nunca después de Schumann la música tuvo trazas de una verdad tan humana, de una belleza tan absoluta, para pintar el dolor, la ternura, la serenidad ante la naturaleza".
Hoy traigo aquí algunos ejemplos que permitan apreciar la sensibilidad y exquisitez de sus trabajos.
En primer lugar vamos a escuchar una de sus más celebres composiciones, que fue también una de sus primeras obras, se trata de "Si mes vers avaient des ailes", una mélodie con texto de VictorHugo, que fue compuesta por Hahn cuando contaba 13 años de edad y que dedicó a su hermana Marie. Vamos a escucharla en la voz de la mezzosoprano norteamericana SusanGraham, acompañada al piano por Roger Vignoles:
video de xavisuescun
Mes vers fuiraient, doux et frêles, vers votre jardin si beau, si mes vers avaient des ailes, des ailes comme l'oiseau.
Ils voleraient, étincelles, vers votre foyer qui rit, si mes vers avaient des ailes, des ailes comme l'esprit.
Près de vous, purs et fidèles, ils accourraient, nuit et jour, si mes vers avaient des ailes, ses ailes comme l'amour!
Mis versos huirían dulces y frágiles, sobre tu hermoso jardín, si mis versos tuvieran alas, alas como el pájaro.
Volarían, fulgurantes, hacia tu alma que ríe, si mis versos tuvieran alas, alas como el espíritu.
Cerca de ti, puros y fieles, acudirían, noche y día, si mis versos tuvieran alas, alas como elamor.
A continuación podemos escuchar a la gran soprano alemana LotteLehmann, en una grabación de 1949, acompañada al piano por Paul Ulanowsky, interpretando “L’Énamourée”, compuesta en la primavera de 1891 sobre un poema de Théodore de Banville:
video de ceph77
Seguidamente escuchamos al tenor canadiense Pierre Boutet, cantando“Paysage", una obra compuesta por Hahn en 1892 sobre un poema de André Theuriet:
video de lesbonnesoreilles
Ahora es la contralto canadiense Marie Nicole Lemieux quien interpreta “L’heure exquise”, una preciosa mélodie, que pertenece al ciclo de 7 canciones titulado “Chansons grises”, basada en un poema de PaulVerlaine, de quien se cuenta que cuando oyó la canción se emocionó tanto que llegó a llorar:
Para finalizar, escuchamos de nuevo a SusanGraham, acompañada de RogerVignoles al piano, en la que posiblemente es la composición más conocida de ReynaldoHahn, “A Chloris”, compuesta en 1916 sobre un poema de Téophile de Viau, con un acompañamiento de claros aires barrocos que se dice fue un particular homenaje a la música de J.S.Bach:
video de xavisuescun
S'il est vrai, Chloris, que tu m'aimes, (mais j'entends que tu m'aimes bien,) je ne crois pas que les rois mêmes aient un bonheur pareil au mien.
Que la mort serait importune de venir changer ma fortune pour la félicité des cieux!
Tout ce qu'on dit de l'ambroisie ne touche point ma fantaisie au prix des grâces de tes yeux.
Si es verdad, Chloris, que me amas, y he oído, que bien me quieres, no creo que ni los propios reyes posean una felicidad semejante a la mía.
La muerte sería inoportuna si viniera a cambiar mi fortuna por la felicidad de los cielos.
Todo cuanto dicen de la ambrosía no impresiona a mi fantasía ante la recompensa de tu mirada.