Si bien no hay certeza sobre el significado concreto de la escena representada por Botticelli, la opinión más aceptada identifica en el personaje de la derecha a Céfiro, dios griego del viento suave del Oeste, anunciador de la primavera, que busca el amor de la ninfa Cloris mientras sopla su brisa. Bueno, realmente lo de “busca el amor” es un eufemismo, porque parece ser que Céfiro lo que hizo fue violar a Cloris, a la que luego desposó (a buenas horas) y convirtió en la diosa Flora (el personaje que aparece junto a Cloris en el lienzo).
Pues precisamente del rijoso Céfiro trata el fragmento musical que he decidido traer hoy aquí, y que se encuentra incluido en el reciente y magnífico trabajo discográfico “Teatro d’Amore” del grupo L'Arpeggiata, dirigido por Cristina Pluhar, con las extraordinarias voces del contratenor francés Philippe Jaroussky y la soprano catalana Nuria Rial.
Se trata del madrigal “Zefiro Torna” (Céfiro regresa), el segundo de los dos del mismo nombre compuestos por Claudio Monteverdi (1567-1643), y que pertenece a su Noveno Libro de Madrigales, habiendo sido publicado en 1632 formando parte de sus Scherzi musicali.
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Monteverdi compuso este madrigal sobre un soneto de Ottavio Rinuccini, poeta y libretista que formaba parte de la corte de los Médici, y que fue el autor del libreto de la que está considerada la primera ópera, hoy perdida, de la que se tiene referencia, "Dafne" (1597) de Jacopo Peri.
Con Monteverdi el madrigal evolucionó hasta niveles técnicos y artísticos desconocidos hasta entonces. Fundamentalmente consiguió que la música expresase todo el contenido dramático del texto.
El madrigal que hoy nos ocupa, con forma de chacona, pertenece a la última etapa del compositor cremonés y constituye un perfecto ejemplo de música adaptada al texto.
Así, podemos apreciar como en el verso “e da monti e da valli ime e profond”, en la palabra “monti” la soprano sube a la gama más alta del agudo, mientras que el contratenor en “valli” y en “profond” desciende a la zona más grave. O, en el último verso, al llegar a la palabra “piango” (lloro), la música se ralentiza aún más y la voz se va deslizando hacia los graves, como lágrimas que resbalasen hacia un abismo de tristeza, mientras que en “canto”, se retoma el ritmo alegre y optimista del comienzo.
Espero que lo disfrutéis.
Zefiro torna (Ottavio Rinuccini)
Zefiro torna e di soavi accenti
l’aer fa grato e’il pié discioglie a l’onde
e, mormoranda tra le verdi fronde,
fa danzar al bel suon su’l prato i fiori.
Inghirlandato il crin Fillide e Clori
note temprando lor care e gioconde;
e da monti e da valli ime e profond
raddoppian l’armonia gli antri canori.
Sorge più vaga in ciel l’aurora, e’l sole,
sparge più luci d’or; più puro argento
fregia di Teti il bel ceruleo manto.
Sol io, per selve abbandonate e sole,
l’ardor di due begli occhi e’l mio tormento,
come vuol mia ventura, hor piango hor canto.
A mi me encanta el sonido y el ritmo que consigue l'Arpeggiata, si a eso le unes a Jaroussky es el no va más, ese disco es todo un acierto
ResponderEliminarMe divertí y me gustaron muchísimo en directo cuando recientemente estuvieron en la Rodrigo ¿Estuviste?
Qué concierto más agradable.
Gracie mille!
Es precioso. Gracias
ResponderEliminarNo, Assai, no pude verles en el Palau, me quedé con las ganas porque me encantan.
ResponderEliminarJaroussky está genial como siempre y Rial derrocha musicalidad y buen gusto. Un disco magnífico.
Yo tampoco pude asisitir, aunque sí escuché a Jaroussky y Rial el año pasado en el mismo lugar. Monteverdi me gusta cada vez más, sobre todo con intérpretes como estos.
ResponderEliminarBellissimo, ma, es una pena no tener la traducción de estos magníficos versos. Una pieza estupenda.
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