miércoles, 8 de julio de 2009

"IL BARBIERE DI SIVIGLIA" (Gioachino Rossini) - Royal Opera House - Londres 04/07/09


Con más retraso del deseado, comienzo está crónica del “Barbiere” londinense cuando ya casi todo se ha dicho y escrito sobre el estreno del pasado día 4, no sólo por el gran éxito obtenido, sino sobre todo por el insólito gesto de pundonor y profesionalidad de esa enorme artista que es Joyce DiDonato, que fue capaz de seguir en escena más de dos horas con el peroné roto, cantando y actuando al máximo nivel. Ella misma lo cuenta en su blog con un sentido del humor increíble.

El hecho en cuestión se produjo cuando en la segunda escena del acto I, poco después de cantar excepcionalmente la Cavatina “Una voce poco fa”, la americana, corriendo con tacones por el escenario, resbaló cayendo sobre la pierna derecha. Se levantó enseguida sin que aparentemente hubiese tenido consecuencias el incidente, pero unos minutos más tarde pudo verse como Joyce cojeaba ligeramente e intentaba no apoyar su pie derecho en el suelo. Al final del acto apareció en escena apoyada en un bastón y me temí lo peor. Mis temores aumentaron cuando tras el descanso un empleado del ROH salió al escenario y para sorpresa de todos anunció que, efectivamente, DiDonato se había lesionado y tenía fuertes dolores, pero que había decidido cantar hasta el final. El público celebró la decisión con cerrados aplausos. DiDonato entró en escena en el acto II sujetándose en una muleta adornada con un floripondio rosa a juego con su vestido. Curiosamente, en el libreto la primera frase del personaje de Rosina en este segundo acto no podía ser más apropiada: tras descubrir a su amado Lindoro disfrazado, da un pequeño grito de sorpresa y cuando el tutor le pregunta: “¿qué te ha pasado?”, Rosina responde: “E' un granchio al piede” (es un calambre en el pie), lo que motivó las carcajadas del público y una gran ovación. A partir de ahí, DiDonato prosiguió su actuación con cierta dosis de improvisación respecto a los movimientos en escena y la complicidad de todos sus compañeros, sin que en ningún momento se transmitiese la sensación de que lo que ocurría en escena no estaba planificado. En el momento en que Rosina descubre que Lindoro es en realidad Almaviva, se cae al suelo de la impresión, y así lo hizo Joyce, contando luego con la discreta ayuda de Flórez para reincorporarse mientras continuaba actuando sin disminuir la excelencia de su canto.

Es obvio que una persona con rotura de peroné tiene fuertes dolores, si a eso le añadimos el movimiento de una actuación escénica durante dos horas, con tacones y teniendo que cantar Rosina en un teatro de ópera de primer nivel, lo conseguido por DiDonato tiene un mérito excepcional.

Pero es que además la profesionalidad y el arrojo de la americana ha ido mucho más allá, al haber decidido ésta mantener su participación en las próximas representaciones, escayolada y en silla de ruedas, adaptando la escenografía a la nueva situación. Estoy deseando leer los comentarios de esas funciones para ver cómo se ha conseguido integrar en la obra la lesión de la bravísima Joyce.

Dejando a un lado la anécdota de la noche, el espectáculo del que pudimos disfrutar fue realmente espectacular. Todos los que intervinieron: Pappano, la Orquesta, el Coro, los solistas, parecían especialmente motivados y rindieron al máximo, brindándonos una noche de absoluto ensueño.

La producción presentada es una reposición de la ya estrenada en el recinto londinense en 2005, con dirección escénica de Patrice Caurier y Moshe Leiser, decorados de Christian Fenouillat y vestuario de Agostino Cavalca. El primer acto se desarrolla en una especie de proscenio con un fondo dominado por una gran luna en cuarto creciente, un árbol y con el balcón de la ventana de Rosina a la derecha completamente enrejado potenciando así la idea de reclusión de la joven, un concepto que aparece mucho más reforzado en la siguiente escena, donde la habitación de Rosina es como una caja, sin puertas ni ventanas, las cuales sólo aparecen cuando tiene que entrar o salir algún personaje y vuelven a ocultarse con paneles corredizos. Al final del acto primero el efectismo de la puesta en escena alcanza su punto álgido, cuando todos los intérpretes y el Coro cantan al unísono el “Mi par d'esser con la testa”, quejándose del mareo y aturdimiento por tanto ruido, y la habitación entera comienza a tambalearse de arriba a abajo y de derecha e izquierda cada vez con más brío. En conjunto me pareció una escenificación interesante, sin propuestas especialmente innovadoras, carente quizás de algún elemento que la hiciese visualmente más atractiva, pero que dio una visión distinta dentro del respeto a la idea original, resultando efectiva y adecuada.

La dirección musical de Antonio Pappano fue magistral. Desde el mismo comienzo de la Obertura consiguió emocionar, enganchar anímicamente con el patio de butacas, como si estuviese lanzando un invisible cable a cada espectador diciéndole: “vamos a estar conectados estas 3 horas sin que puedas apartar tu atención”. Ya desde ese inicio se vislumbró la propuesta de un Rossini vivo, lleno de fuerza y delicadeza a la par, con un asombroso uso de las dinámicas, alejado completamente de lecturas planas o rutinarias para cubrir el expediente. La ovación que premió el final de la Obertura fue algo sentido y hacía presagiar el festín músico-vocal que íbamos a disfrutar.

El Coro también ofreció un rendimiento óptimo. En su triple papel músicos-soldados-policías se mostró compacto y tuvo un comportamiento escénico soberbio cuidando sus movimientos a pesar del reducido espacio y aportando la dosis de humor requerida a las escenas en las que intervinieron.

El elenco vocal reunido en Londres para este “Barbiere” es inmejorable.
Pietro Spagnoli era el Figaro de repuesto, tras la cancelación hace ya tiempo de Simon Keenlyside de todas las funciones. El italiano cumplió con creces las expectativas y compuso un Figaro de gran nivel, con una dicción perfecta y una expresividad y naturalidad mayúsculas. Para ser redondo, tan sólo le faltaría a su voz un poco de más empaque.

Juan Diego Flórez confirmó su condición de ser extraterrestre, producto de algún extraño cruce entre la raza humana y alguna ignota civilización, allende nuestra galaxia, mucho más desarrollada físicamente. Sus facultades canoras son abrumadoras y su técnica perfecta. No creo que haya en la actualidad ningún Almaviva como el peruano. Superó todas las coloraturas diabólicas del personaje con esa aparente facilidad con la que todo lo canta Flórez, que se permite incluso seguir sonriendo mientras va subiendo cada vez más el listón de las exigencias de forma imperceptible. Su “Ecco, ridente in cielo”, nada más salir a escena, dejó ya al público completamente noqueado por la perfección y elegancia de la emisión y la chispa humorística de su actuación. La voz del peruano no es una voz grande, sin embargo el día 4 se imponía sin dificultad sobre la orquesta y llenaba por completo cada recodo del teatro. Sus habituales virtudes ya conocidas se pusieron de manifiesto en cada una de sus intervenciones. Una exquisita musicalidad, legato perfecto, una línea de canto bellísima, fraseo impoluto, un control del fiato que sólo puede tener origen en una insólita respiración anal… El momento culminante de la velada (lesiones aparte) fue sin duda el antológico “Cessa di più resistere” con que nos obsequió Flórez, un fragmento que suele ser eliminado de muchas producciones por los tenores por su excesiva dificultad. Aquí el peruano bordó de nuevo las coloraturas y finalizó con una nota larguíiiiiisima, que provocó una auténtica histeria colectiva en el público que interrumpió la representación durante casi 5 minutos de aplausos, bravos y peticiones de bis. Personalmente nunca había asistido en directo a una situación similar. En ese tiempo, Nucci se hubiera marcado dos o tres propinas.

Podemos escuchar aquí a Flórez cantar el "Cessa di più resistere" hace unos años. Si queréis saber como lo hizo el día 4 podéis hacerlo en el blog de Mei:


video de seapoeg

Joyce DiDonato, como ya he dicho, se convirtió en la protagonista de la noche por motivos ajenos a su canto, pero eso no quiere decir que su canto no mereciera protagonismo por sí mismo, todo lo contrario. La mezzosoprano americana ofreció una magistral Rosina, temperamental y emotiva. Hizo gala de un instrumento cálido y sumamente expresivo que supo ornamentar con maestría al trabajar las coloraturas. Su amplio registro, con un centro aterciopelado, sólidos agudos y graves consistentes le permiten afrontar las diferentes facetas del personaje con brillantez. Magnífica estuvo en “Una voce poco fa”, con un derroche de expresividad vocal e interpretativa. Su actuación dramática, pese a la lesión, fue impecable, llegando en la escena de la tempesta a arrojar un armario al suelo a pesar de llevar la muleta en una de sus manos.

Aquí podemos ver a la de Kansas cantando "Una voce poco fa" en 2007. Si queréis saber como sonó el otro día podéis hacerlo también en el blog de Mei:


video de Oneguin65

Alessandro Corbelli compuso un muy notable Don Bartolo, excelente en el aspecto bufo del personaje y mostrando un gran dominio de la rapidez en la dicción que le permitió realizar una magnífica “A un dottor de la mia sorte”. Puso la nota de humor de la noche cuando, mientras el público no dejaba de ovacionar a Flórez tras “Cessa di più resistere”, sacó el reloj para consultar la hora con gesto de “a ver cuando acabáis”.

Inmenso estuvo también el veterano Ferruccio Furlanetto como Don Basilio. Con un look tétrico mezcla entre Alice Cooper y La Bruja Mala del Este, demostró poseer aún una voz profunda, enorme, y clarísima con la que se marcó una “Calunnia” espectacular, finalizando subido en pie sobre los brazos de una silla ante el temor de los presentes de que se agotasen ese día las existencias de muletas en el ROH.

Jennifer Rhys-Davies, como Berta, abusó quizás un poco de la exageración bufa, pero cumplió más que dignamente con su papel, como también lo hizo el jovencísimo Changhan Lim en el breve papel de Fiorello.

El resultado final: un éxito apoteósico con un público completamente enloquecido, que cuando ya no podía gritar más acompañaba la ovación con pateos en el suelo. Yo nunca había visto al público británico tan pasionalmente entregado a unos artistas y eso creo que da idea de la magnificencia de lo vivido.

En definitiva, entre esta noche mágica del “Barbiere”, la estupenda “Traviata” del día anterior, y el insuperable “Anillo del Nibelungo” del mes de junio, hemos vivido últimamente unas jornadas operísticas que permanecerán imborrables en nuestra memoria. Ahora, viendo la programación de Les Arts para la próxima temporada, es inevitable sentirse un tanto decepcionado. Es lo que tiene estar tan mal acostumbrado. Volvemos a la realidad.

12 comentarios:

  1. Maravillosa función con un reparto insuperable y maravillosa crónica como siempre. Casi la disfruto tanto como si hubiese estado alli.
    Creo que la figura de Florez hace historia y hará historia a lo largo de su carrera como cantante. Su facilidad para conseguir lo más dificil es inigualable. Gracias otra vez Atticus.

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  2. Excelente crónica.
    Por lo escuchado creo que Kennlyside hubiera puesto la guinda a un pastel precioso. A Spagnoli le falta personalidad para un rol tan carismático como el Figaro. Seguramente con la ayuda de la escena, esto queda mitigado.
    Es curioso como DiDonato ha ido cambiando el concepto musical de la Rosina. En el 2004 pude admirarla en Pesaro, junto a Flórez también, y no hacia tantas variaciones en la cavatina inicial.
    Creo que en el ROH, incluso pierde un poco el norte, pero que duda cabe que ella puede, es exquisita.

    De Flórez todo lo que siga es poco. Estoy de acuerdo con Fedora. Flórez hace historia en cada una de sus apariciones y está en su mejor momento, si es que alguna vez ha tenido alguno malo o mejor dicho, no tan bueno.

    Los repartos del ROH, si no es que existen inconvenientes de última hora, son verdaderamente de escándalo. ¿Allí no hay crisis?

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  3. Pues yo no se si hay crisis o no en ROH (ahí la crisis se nota porque empiezan a sacar los montajes "prehistoricos"), lo que sí sé es que los cantantes cuando los llaman...van. Eso debe querer decir algo, ademas del dinero, claro.
    Me alegro que lo pasarais bien, Atticus...mañana me toca a mi ;)

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  4. Pedazo de crónica de una función que será recordada durante mucho tiempo por lo musical y lo extramusical.

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  5. Gracias por la crónica... A ver qué nos encontramos mañana... El añadido de la silla de ruedas parece que no entorpece la escena... Ya contaré...

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  6. ME MUERO DE ENVIDIAAAAAAAA
    Sobre todo después de haber escuchado la grabación. Están increíbles, lo de Juandi ya no sorprende, pero Pappano... es alucinante!!!qué Barbiere se marcó el tío!!! Si es que lo dirige todo bien!!! MAESTROOOOO!!!

    Joyce es un ser inncreíble, por su talento, su simpatía, su fuerza de voluntad... ojalá se recupere pronto, aunque vocalmente no se resintió nada.

    Y Joaquim ¿¿cómo puedes decir que lo que le falta a Spagnoli es precisamente personalidad??? jajaja delicadeza al cantar, elegancia, qué sé yo, pero ¿personalidad? si él ES Fígaro!!! (por cierto, también disiento en lo del empaque de la voz, la de Spagnoli me parece portentosa, aunque no le saca todo el partido que debiera)

    Gracias por la crónica Atticus, y enhorabuena por la experiencia.

    Un besazo ;-)

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  7. Pues si Papagena, su canto yo lo encuentro muy genérico, no hay nada en ese Figaro de distinción, de personal, de creativo, cosa que a la pareja protagonista les sobra a raudales. Insisto que escuchándole. Si la personalidad es escénica ya es otra cosa. A la grabación me he remitido

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  8. Florez sin duda hará historia, si es que no la ha hecho ya. Es uno de esos superdotados que aparecen de vez en cuando y hacen que lo excepcional parezca normal.
    DiDonato estuvo maravillosa aunque a veces es verdad que adornando y recreándose "perdía el norte" un poco, que dice Joaquim, no siendo sólo disculpable sino muy disfrutable.
    Sobre Spagnoli vuelvo a coincidir con Joaquim. Personalidad escénica no le faltó en absoluto, desde luego, pero carácter vocal, a mi juicio, sí. Tiene una voz de bello timbre y canta con gusto, pero le falta "algo". Echo de menos algo más de poderío, garra y consistencia. Dicho eso, me parece que hizo un magnífico trabajo, de altísimo nivel, pero con las "bestias pardas" que tenía alrededor no destacó todo lo que hubiese merecido.
    Pappano estuvo maravilloso. Me cautivó completamente desde el inicio.
    Lo de los repartos del ROH es otro expediente X. Conseguir un reparto como el del Barbiere o La Traviata es fruto de un trabajo concienzudo y bien hecho. Unir a unos cantantes que tendrán sus agendas llenas a ¿5, 6, 7 años vista? o es producto de una previsión sensacional o de un trabajo de despacho impecable, y siempre contando con el respaldo del prestigio que se va creando tu institución. Tú respetas a los artistas y al público y ellos lo hacen contigo.
    Luego está el tema pecuniario. O rebajan cachés o el sustento económico de la institución es envidiable.
    Pero eso es otro tema... que luego a Helga le da envidia.
    A las que vais a London, buen viaje, mucha envidia de los que nos quedamos y porfaplease contadlo todo a la vuelta.

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  9. A mi también me gusta Spagnoli. Debe de haberlos mejores pero su Barbero con Flores, Bayo y Praticó en el Real me parece excelente.

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  10. Gracias por la crónica y enhorabuena por haberlo vivido. Dentro de muchos años serás unop de los que podrá decir "yo estaba allí".

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  11. Gracias a vosotras por vuestos comentarios, Glòria y María Teresa.
    Realmente fue una representación de las que permanecen en la memoria por mucho tiempo.
    El Figaro de Spagnoli, pese a que le haya puesto algún reparo, me pareció de muy buen nivel, el problema estaba, a mi juicio, en que con los acompañantes que tuvo no brilló todo lo que hubiese merecido.

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