El Palau de les Arts de Valencia ha decidido homenajear el centenario de la muerte del compositor francés Jules Massenet con la programación de dos de sus óperas, “Thaïs” y “Le Cid”, que, si bien no son las más populares, sí reúnen suficientes alicientes para que resulten unas citas de gran interés.
El domingo tuvo lugar el estreno de la primera de ellas, “Thaïs”, un acontecimiento que había generado una enorme expectación debido sobre todo a la presencia en su reparto del incombustible Plácido Domingo, quien debutaba a los 71 años (declarados) en un nuevo papel que añadir a su carrera, en este caso el del monje Athanaël, un rol escrito para barítono y que el veterano cantante solventó con todas las tablas y el peculiar estilo que últimamente caracteriza sus incursiones en terrenos baritonales.
Lo primero que quisiera destacar es la desagradable sorpresa de encontrarme una sala con demasiados huecos, desde luego muchos más de los que un estreno en domingo con Domingo hacían presagiar, habiéndose quedado un buen número de entradas por vender. Este no es un dato que genere precisamente optimismo ante el incierto futuro del teatro valenciano. Y eso que pudo verse una amplia presencia de aficionados dominguistas, así como una nutrida representación de ese personal que se cree VIP, entre ellos varios miembros del gobierno valenciano con el vicepresidente Císcar al frente, y la corte de pelotas habitual. Llamaron la atención dos ausencias, la del President Fabra y la de la todavía Intendente de Les Arts, Helga Schmidt, que, si bien se encontraba por allí, evitó dejarse ver con la corte de los milagros.
La producción de la ópera de Göteborg presentada cuenta con la dirección escénica de Nicola Raab, escenografía y vestuario de Johan Engels e iluminación de Linus Fellbom. Se ha trasladado la acción de la Alejandría del libreto a la Francia de finales del siglo XIX, presentando a los monjes como miembros de una especie de logia masónica y a Thaïs como una estrella del espectáculo. La casa de Nicias es un teatro donde aparecen referencias a personajes del mundo teatral de distintas épocas. Finalmente, en el acto tercero aparece el desierto original descrito en el libreto, aunque sea con unos telones un poco cutres. La escenografía montada sobre una plataforma giratoria permite dar paso a los distintos ambientes de forma ágil y eficaz, aunque la maquinaria chirriaba un poco y el ruido a veces resultaba molesto.
La puesta en escena, aunque tampoco descubra nada nuevo, resulta visualmente muy atractiva y permite que el discurso dramático se desarrolle de forma coherente. Hay un trabajo de dirección, con algunos guiños simbólicos bastante evidentes, como el situar en el último cuadro a Thaïs y Athanaël en distintos planos para acentuar la espiritualidad alcanzada por ella y el nivel terrenal en el que ha caído él. Peores resultados se obtuvieron con la dirección de actores, no sé si por falta de ensayo o porque la obsesión de Domingo por rondar la concha del apuntador descontroló al personal.
Sí me pareció muy acertada la iluminación, y deslumbrante el vestuario, aun con su puntito kitsch, como esas unas túnicas doradas que seguro que hicieron babear de envidia en el patio de butacas a Rappel. Aunque, para premio, la lástima que da la pintica que luce Plácido Domingo, transmutado en una especie de Carlos Jesús. Pero, en definitiva, creo que, en su conjunto, la propuesta funciona bastante bien, resulta sugerente y, pese a la reubicación espacio-temporal, se adapta al espíritu de la obra.
El francés Patrick Fournillier fue el encargado de ocupar el foso de Les Arts, colocándose una vez más al frente de la Orquesta de la Comunitat Valenciana dirigiendo una ópera francesa, como ya hiciera anteriormente en otras tres ocasiones. Llevó a cabo una dirección solvente, enérgica, vivaz y muy ajustada en estilo. Estuvo siempre atento a lo que ocurría sobre el escenario marcando las entradas con precisión, y puso intencionado énfasis en los pasajes más líricos, aunque personalmente eché de menos una mayor sensualidad y capacidad para el matiz. Consiguió que brillase como merece la inspiradísima orquestación de Massenet, pero con un desaforado desparrame decibélico que acabó, en mi opinión, por deslucir el conjunto. De este hombre siempre tengo que acabar diciendo lo mismo, pero es que el tío no escarmienta. Como me decía un amigo, Fournillier se ve con un Ferrari en sus manos y no resiste la tentación de darle caña. De todas formas yo sigo convencido de que tiene algún problema auditivo y creo que definitivamente le voy a dar el teléfono de Imanol Arias para que le mande al instituto ese de la sordera que anuncia.
La Orquesta de la Comunitat Valenciana volvió a llevar a cabo una actuación magnífica. Maravillosa resultó la lectura y ejecución del fragmento más conocido de esta ópera, que curiosamente no es vocal sino un solo de violín, la archifamosa “Meditación”, donde pudo lucirse el concertino Stefan Eperjesi, muy bien acompañado por el sensual sonido del arpa de Cristina Montes. Toda la sección de cuerda estuvo fantástica, con unos cellos donde destacaron un par de solos magistrales de Rafal Jezierski.
Muy bien, como siempre, el Coro de la Generalitat, sobre todo en la intervención del masculino en el primer acto. Me llamó la atención que en los saludos finales no estuviese presente su director Francesc Perales, sino el director asistente Jordi Bernàcer.
El principal interés de la noche, como dije antes, se centraba en escuchar al mítico Plácido Domingo. A esta cita habían acudido quienes rinden devoción a su figura y se desplazan decididos a aplaudirle aunque cante “La gallina Turuleta” con carraspera; luego estamos los que ya, más o menos, sabemos lo que nos vamos a encontrar, o sea, un tenor mayor cantando en una tesitura que no es la suya, pero con una fuerza escénica imponente; y, por último, quienes conocen por grabaciones su carrera como tenor, no han tenido ocasión de escucharle nunca en directo y aprovechan la oportunidad para hacerlo. Y, sinceramente, pienso que éstos saldrían defraudados.
Quienes me conocen saben que siempre he admirado a Plácido Domingo, más en unos papeles que en otros, obviamente, y me merece un enorme respeto, pero no puedo engañarme a mí mismo diciendo que me gustó, porque no me gustó. Ya no me refiero sólo a que estuviese fuera de estilo o que su voz no sonase baritonal, porque eso ya me lo esperaba. Su Boccanegra, por ejemplo, era SU Boccanegra, atenorado, pero con la fuerza vocal y dramática del cantante Domingo palpitando. Pero en esta ocasión su voz me pareció más opaca e inestable que nunca, y él me transmitió una sensación de no estar cómodo en escena. Posiblemente no tuviese bien aprendido el papel porque no dejaba de acercarse al apuntador, para desconcierto de sus acompañantes, y cambió el texto más de una vez, aparte de mutar las e finales en i y otros truquillos de avezado tahúr.
El problema principal es que su voz donde brilla realmente no es en la tesitura baritonal y si a eso además le unimos el torrente sonoro Fournillier, pues el poco lucimiento estaba asegurado. Eso sí, en cuanto pisaba terrenos más tenoriles se percibían los ecos del gran Domingo. Sorprendentemente hizo gala de buen control del fiato, mejor que en ocasiones anteriores, y, por supuesto, su presencia y carisma escénico y su entrega siguen siendo irreprochables. Y si consideramos su edad y recientes achaques de salud, el tema es de Expediente X. Por eso, pese a salir íntimamente un poco defraudado, no dudé en aplaudir a este señor por su coraje en seguir subiéndose a los escenarios y su amor por la música.
La guapa soprano sueca Malin Byström, tiene una voz francamente bonita, especialmente en su registro central, rica en armónicos, con suficiente volumen, y unos tintes oscuros muy atractivos. En la zona aguda, donde le cuesta más llegar, pierde algo de brillo y en algún momento rozó el chillido. En la vertiente expresiva se desenvolvió con solvencia, tanto en lo dramático como en lo vocal, teniendo algunos detalles de buen gusto, regulando e intentando algunos pianísimos que, aunque no sonaran con la limpieza deseada, son muy de agradecer. En su actuación fue de menos a más y obtuvo un merecido éxito.
El joven tenor siciliano Paolo Fanale, como Nicias, hizo gala de una bella voz y buen fraseo, aunque presentó serios problemas de proyección agravados por la muralla china que había plantado en el foso Fournillier. Personalmente me quedé con ganas de haber escuchado en el papel a Celso Albelo.
Muy correcto todo el resto del reparto, destacando un Gianluca Buratto de voz imponente, María José Suárez como Albine, y la veterana mezzosoprano valenciana Marina Rodríguez Cusí en un papelito insignificante.
Como comentaba al principio, se encontraban muchos dominguistas presentes entre un público que tributó, puesto en pie, una de las más largas y fuertes ovaciones que se han escuchado en este teatro, quiero pensar que más dirigida a la carrera de Domingo y a su carisma personal que al rendimiento concreto en este estreno. Desgraciadamente, volvieron a estar demasiado presentes los tísicos de abono, estos personajes a los que parece que algún sádico doctor les recomiende ir a la ópera a echar sus miasmas, concursando por ver quién consigue mayor alarde sonoro.
Ayer además tuve la ocasión de descubrir a un nuevo fenómeno, el bostezador de Minnesota, un sujeto humanoide que se pasó toda la ópera bostezando (con ruido) tras mis apéndices auditivos, batiendo sin duda algún récord mundial. Lo curioso es que el tío tuvo la jeta a la salida de comentar a su compañero de butaca, previo bostezo, lo mucho que le había gustado. Eso sí, doy fe de que no se durmió… lamentablemente.
Aquí podéis leer la estupenda crónica de Maac.
Aquí la de Titus
Y aquí la de Mocho
Ayer además tuve la ocasión de descubrir a un nuevo fenómeno, el bostezador de Minnesota, un sujeto humanoide que se pasó toda la ópera bostezando (con ruido) tras mis apéndices auditivos, batiendo sin duda algún récord mundial. Lo curioso es que el tío tuvo la jeta a la salida de comentar a su compañero de butaca, previo bostezo, lo mucho que le había gustado. Eso sí, doy fe de que no se durmió… lamentablemente.
Aquí podéis leer la estupenda crónica de Maac.
Aquí la de Titus
Y aquí la de Mocho
Para finalizar, os dejo con la “Meditación” de “Thaïs” en la interpretación de Anne Sophie Mutter, con 13 añitos de edad y una pinta lamentable, acompañada por la Filarmónica de Berlín y dirigida por Herbert von Karajan:
video de theviolinchannel
Actualización a 31/03/12:
Después de haber asistido a la función de "Thaïs" del sábado 31 de marzo, creo que es de justicia que efectúe algunas puntualizaciones a la crónica del estreno. Y es que, para empezar, debo manifestar que la dirección de Fournillier fue magnífica. A diferencia de lo ocurrido en la primera representación, el director francés controló perfectamente el volumen de la orquesta y nos ofreció una versión ajustada y bellísima de la partitura, llena de matices, en una de las noches más inspiradas de Fournillier en este teatro.
Por otro lado, Plácido Domingo fue el gran cantante y animal escénico que todos esperábamos. Su voz se mostró fresca y brillante, dentro de sus limitaciones en la tesitura, y se le vio mucho más cómodo en el papel, llenando la sala de emoción con su saber hacer.
Una gran noche de ópera en la que se pudo disfrutar de una producción, un elenco y una dirección musical extraordinarias y que animo a todos a no perderse.
Amigo Atticus, pensaba que Malin Byström te provocaría más elogios, la verdad, pero como yo aún no la he escuchado en directo y me tengo que limitar a los audios, tendré que reservarme mi entusiasmo previsto, para mejor ocasión. Por lo demás el resto más que previsible.
ResponderEliminarEn el 2014 Domingo nos "amenaza" en hacer Nabucco, de Nabucco de momento, el Zaccaria lo deja para más adelante, en el Liceu. Todo es posible el Domigolandia, incluso que me guste.
Gracias por la divertida crónica de una Thaïs anunciada.
Hola Atticus, gracias por la crónica completa y sin desperdicio.
ResponderEliminarHe sido una admiradora y seguidora de Plácido, pero en esta faceta como baritono no me gusta, ni tampoco como Director de Orquesta.
Yo estoy abonada en la ABAO y observo huecos y lo nunca visto rebajas en las entradas sueltas.
la crisis se nota en todas partes.
Saludos cordiales desde Donosti
Nunca en mi juventud hubiera pensado que las crónicas de ópera podían llegar a ser tan divertidas y veraces a la vez, jajaja!! hoy he rozado la carcajada. Gracias por alegrarnos el patio y por tus acertados comentarios. Entra todo dentro de lo calculado y asistiré próximamente. Cambié el estreno de Thaïs por una buenísima Mattaüs Passion en l´altre Palau a cargo de Minkowski. Mientras no nos concedan el don de la ubicuidad siempre tendremos el consuelo de tu blog. (Intentaré demostrar que no soy un robot)
ResponderEliminarEstimado Atticus, primero felicitarle por su blog que he seguido hasta ahora como lector y en el que me atrevo ahora a escribir este comentario.
ResponderEliminarEstuve el domingo en la representación y coincido plenamente con la mayoría de sus apreciaciones. Personalmente también me dio mucha tristeza el encontrar un buen número de localidades vacías en un día de estreno y con la presencia de un atractivo de indudable calibre como es la presencia de Plácido Domingo. En fin, es algo que da que pensar.
Me gustó mucho el montaje escénico, el vestuario y la iluminación. En conjunto hacían que visualmente la ópera fuese muy atractiva y agradable de ver, especialmente el primer y segundo acto. El traje de Thais en el primer acto merece mención especial porque era realmente original y magnetizaba la atención hacia la protagonista.
La orquesta estuvo a un nivel altísimo, y en algunos momentos sublime. Stefan Eperjesi bordó la interpretación de la "Meditación" y efectivamente el acompañamiento también fue maravilloso. Creo que es un verdadero lujo tener una orquesta de tan alta calidad en el Palau.
A mi personalmente la dirección de Patrick Fournillier me gusto mucho. Efectivamente, como muy bien ha comentado en la reseña, en algunos momentos parecía que sufría algunos "arrebatos de pasión" , pero se lo perdono porque creo que hizo una interpretación de la partitura prácticamente perfecta y se le nota que le apasiona Massenet.
Y por cierto, si usted tenía detrás "el bostezado de Minnesota", yo tenía al lado al "estornudado de Cincinnati", perfectamente sincronizado con el director Patrick Fournillier, ya que parecía que éste le daba entrada para estropear con su tos cada uno de los momentos clave de la ópera. Lo de las toses parece que es una plaga que va a más. El otro día en La Boheme del Liceo era tremendo el número de toses que se emitían durante la representación…
La soprano Malin Byström, que por cierto se ajustaba perfectamente al papel por su gran belleza, creo que fue de menos a más. No me entusiasmó en el primer acto donde me dio la impresión en algunos momentos de no tener su voz en perfectas condiciones esa noche. Sin embargo en el segundo y tercer acto me pareció muchísimo mejor, y creo que en conjunto fue merecedora de la ovación que le brindamos.
Todo el resto del reparto a un buen nivel, gustándome mucho el coro y la voz de Gianluca Buratto que llenaba el teatro.
En cuanto a Plácido Domingo coincido totalmente con sus apreciaciones. Y como usted también brindé una tremenda ovación a Plácido Domingo, pero más en agradecimiento a las incontables horas de placer que me ha proporcionado a lo largo de su trayectoria, que por su actuación concreta en Thais.
En definitiva salí muy contento del estreno. Con la sensación de haber disfrutado de un maravilloso espectáculo, con algunos momentos de una belleza musical sublime.
NO sé qué paso que desapareció mi comentario.
ResponderEliminarTengo mucho interés en esta Thaïs y lo que menos me interesa es Athanaël, preferiría un barítono barítono, sobre todo en repertorio francés en el que a mí particularmente nunca me ha gustado mucho Domingo, si acaso salvo su Don José, por otra parte siempre da un gustillo especial que Domingo esté en escena, este hombre se ve que si no tiene retos se nos muere.
Oye, que Domingo también hizo un anuncio para Gaes, no hace falta que le des a Fourniller el teléfono de Imanol Arias.
ResponderEliminarGenial la crítica. Me esperaba que Domingo no diese la talla como barítono, no me sorprende, pero que no se sepa el papel y dependa del apuntador me parece poco profesional. Espero que esté haciendo los deberes y que el sábado le vaya mejor. Como maac, yo también preferiría un barítono. Habiendo papeles de tenor que Domingo todavía puede cantar estupendamente, no sé a qué viene este empeño en cantar de barítono sin serlo.
El que no saludara Francisco Perales es porque tenía un compromiso y no pudo acudir al estreno.
ResponderEliminarHola Atticus, yo también estuve en el estreno y estoy de acuerdo en lo que dices, (como en el 99% de tus crónicas) ¡cuánto aprendo leyendo este blog(y el de Titus y el de Maac y algunos otros, si se me permite decirlo). Quería comentar el tema de los cambios en los repartos: parece ser que De León va a hacer también las dos primeras Toscas, y aquí parece ser que el cambio es a mejor, a tenor de tu crónica de su anterior actuación la temporada pasada, así que espero no perderme ésta. Un saludo afectuoso y espero seguir leyéndote por mucho tiempo.
ResponderEliminarJoaquim: Byström me gustó bastante. Lo que moderó mi entusiasmo fue que su primer acto no me acabó de convencer. Así que esperaré a ver si en las próximas funciones canta los tres actos al mismo nivel. En cualquier caso me parece una soprano a seguir.
ResponderEliminarDomingo es capaz hasta de cantarte Nabucco y Zaccaria en la misma función.
Un abrazo, se te echa de menos por aquí.
Contrapunto: La crisis se está notando bastante, pero también las malas estrategias publicitarias y las erróneas políticas de precios. En momentos como estos es donde se ven los buenos gestores.
Un saludo a Donosti
Mimenor: Esas coincidencias de programación con Minkowski y Domingo el mismo día en Valencia demuestra la inteligencia de los programadores de los dos recintos musicales principales de nuestra ciudad. Si además de crisis nos dedicamos a hacernos la competencia, mal nos va a lucir el pelo.
jmvicedo: Bienvenido al blog y gracias por su comentario. Espero que vuelva a dejarnos sus impresiones de las próximas funciones a las que asista, ha hecho una estupenda crónica con la que coincido al 100%.
Un saludo.
maac: Yo también preferiría haber escuchado un barítono de verdad (Vratogna tampoco me vale) que hubiera aportado un timbre más oscuro y a ser posible más metido en estilo. De todas formas ver a este señor, aunque no esté inspirado, sigue siendo un lujo.
El sábado espero que podamos comentar largo y tendido.
Titus: Jajaja.. es verdad, no me acordaba de que el baritenor también había publicitado Gaes... eso explica que no saltase ante los chimpunes de Fournillier... se habría quitado el aparato.
El empeño de cantar creo que se basa en que sigue teniendo una frescura vocal imponente pero los papeles de tenor que le hicieron famoso ya le vienen grandes. Aunque luego va y te canta un Siegmund o un Parsifal por menos de nada.
Yéndose a roles de baritono no demasiado exigentes, se mueve por una zona central cómoda, atenora un poco la cosa y medio da el pego.
Personalmente yo preferiría que se siguiera centrando en papeles de tenor aunque fueran menos importantes, ahí es donde su voz realmente brilla.
Anónimo: Gracias por la puntualización, me alegra saber que su ausencia no se debía a nada importante.
Frankopolo: Bienvenido al blog. Gracias por tu información. Yo particularmente me alegro de que cante más De León y menos Álvarez, lo que me sigue pareciendo indecente es el comportamiento de Les Arts que sigue haciendo en silencio todos los cambios sin importarle nada lo que pueda pensar el público. No pido que no haya cambios, sino que se informe de los mismos al público. Es una mínima norma de cortesía con el que paga sus entradas.
Espero que sigas participando más veces en el blog con tus comentarios.
Un saludo.
El cambio de Marcelo Alvarez por Jorge de León está anunciado en la página web del Palau de Les Arts y en la del propio Sr. Alvarez. Motivo: prescripción médica a causa de la operación que ha sufrido recientemente en los ojos el Sr. Alvarez. El cambio está más que justificado y cualquiera que consulte la web del teatro puede ver las fechas en las que cantará cada uno.
ResponderEliminarFantástica crónica.
ResponderEliminarYo voy este sábado y creo, aunque me gustaría equivocarme, que me llevaré la misma sensación que tu cuando salga del teatro con respecto al maestro Domingo.
Gracias.
Saludos
Anónimo: Vuelvo a repetir que lo que aquí se critica no es el que puedan sobrevenir circunstancias imprevistas que motiven un cambio de reparto, cosa que ocurre en todos los teatros del mundo, lo rechazable del comportamiento de Les Arts es que se limita a cambiar los nombres en la web sin previo aviso y a veces ni eso, nos hemos enterado al llegar al teatro.
ResponderEliminarEn otros sitios más serios sacan una breve nota de prensa que incluyen en su web informando de la cancelación y de sus motivos. En algunos, como Londres, a mí me han llegado a enviar un e-mail privado pidiendo disculpas e informando de lo acontecido.
En Les Arts jamás... bueno, hasta hoy mismo que, según me han dicho, han incluido una pequeña nota en el correo que han enviado a los abonados informando del estreno de Tosca. Eso era lo único que se les pedía. Ya era hora.
Fedora: Espero que el maestro Domingo haya ensayado un poquito más el papel y saques mejores impresiones que yo. Si vas el sábado procuraré verte y saludarte.
Efectivamente, los abonados hemos recibido hoy un email anunciando "Tosca" y en el que se indica en un recuadro azul, al principio, los días, turnos a los que corresponde, en los que Marcelo Alvarez no canta por prescripción facultativa.
ResponderEliminarPues para mi, Wellber le gana a Fournillier en cuestiones decibélicas. Y de goleada. Pero parece ser que nadie se da cuenta o por algún motivo que se me escapa, no se dice nada.
ResponderEliminarEstimado Atticus, sigo tus críticas en el blog desde hace mucho, y me parece increíble cómo suelo coincidir contigo, sobre todo teniendo en cuenta que no soy un "experto". Yo no sé distinguir el "fiato" o cualquier otra expresión técnica acerca de la interpretación de los cantantes, pero me dejo llevar por el corazón y el sentimiento. Cuando una interpretación me hace saltar las lágrimas, y me hace temblar de emoción, no sé si el o la cantante han interpretado al milímetro el original de la composición, pero para mí es una de las mejores sensaciones que puedo tener como ser humano, vibrar con la música y que me llegue a lo más hondo de mi corazón. Afortunadamente he vivido muchos de esos momentos en el Palau de les Arts,y el otro domingo, en Thaïs ese momento llegó con la "Meditación", así como anoche con el "lucevan le estelle" de Jorge de León, pero eso lo dejo para tu crítica sobre Tosca. Respecto a Plácido, efectivamente me sorprendió su fijación visual en la concha, o la pantalla que tenía delante, mirando constantemente lo que supongo sería el telepronter, lo que daba una sensación de un poco de inseguridad en su papel. Tampoco me gusta mucho como barítono "a medias", y el maquillaje le hacía una cara que era una mezcla entre chino y el pagliacci llorón. De todos modos, yo también me puse en pié ovacionando porque me sigue emocionando ver a este tenor septuagenario, que queramos o no, en un tiempo glosará las páginas de la historia pasada de la Ópera. Y me considero un privilegiado pudiendo disfrutar aún de él. Nunca se me olvidará su Siegmund en la Walkiria, realmente MEMORABLE. Respecto a los tísicos, es una cosa que los mataría (en el aspecto oftalmológico claro) porque tienen la virtud de fastidiarnos los momentos cumbre de las obras. Mi mujer y yo siempre vamos pertrechados de Pictolines por si se da el caso, pero la gente pasa de todo. Y por último quería hacerte un comentario que llevo tiempo queriendote hacer. Es respecto a la crítica mordaz que hacéis a veces respecto al público que va muy arreglado, y su equiparación habitual a los figurines que van a lucirse sin más interés por la obra. Yo te tengo que decir, que tanto mi mujer como yo siempre nos arreglamos bastante para ir a la öpera, pero da igual que sea la de Les Arts, donde conocemos a bastantes personas con las que nos saludamos, como si vamos al Liceo o a La Fenice, o Alla Scala, donde no conocemos a nadie ni nadie nos conoce. Para nosotros arreglarnos es una manera de rendir homenaje y dar importancia al momento que vamos a vivir, y no me gusta verme identifiado con otros personajes que van sólo a la "pasarela".Por eso es malo generalizar. El domingo en Tosca nos tocó detrás a una señora vestida para ir al mercado a comprar calabacines, y nos dió un concierto tísico que al final le tuve que llamar la atención. Por eso no todos somos iguales, ni llevando trajo ni llevando vaqueros. Por lo demás seguiré disfrutando de tus críticas operísticas como siempre. Un abrazote
ResponderEliminarMuy buenas.
ResponderEliminarBásicamente la misma opinión.
Byström de menos a más y sí, es buena, pero no es deslumbrante. Le faltó precisión en el primer acto y el sobreagudo del segundo se lo podría haber ahorrado.
Domingo, dominguizando los papeles, como hace.
Ambos dos, estupendos en el tercer acto.
Y la orquesta metiendo tralla.
La producción me gustó muchísimo.
Bienvenido al blog, Alejandro, y gracias por dejar tu comentario.
ResponderEliminarEn el arte lo importante no es ser más o menos entendido (yo no considero que lo sea, para nada), lo crucial es que la obra creativa del tipo que sea logre enganchar con tus emociones. En la ópera en concreto es muy difícil que si un cantante, una música o una puesta en escena consiguen emocionarte no sean buenas. Generalmente coinciden esas sensaciones con la calidad de lo interpretado. Puede gustar más o menos, pero si llega a hacer brotar el punto de emoción seguro que hay calidad.
Respecto a los comentarios que puedo haber hecho de la gente que va arreglada, sin duda no me habré explicado bien, porque no creo que sea criticable el ir más arreglado a la ópera que de costumbre, como tampoco creo que sea necesario hacerlo siempre que se cumplan unas mínimas normas de corrección. Sí es posible que en alguna ocasión haya comentado algo acerca de aquellos que van a lucirse, pero no criticando que vayan más o menos arreglados, sino que lo único que les importe de la velada operística sea que les vean lucir el último Dior.
Un abrazo y espero contar con tus interesantes comentarios en más ocasiones.
Pues coincidimos plenamente, Mocho. Me alegra verte por aquí.
ResponderEliminarByström me gusta bastante y si la hubiese escuchado sin tener ninguna referencia posiblemente la habría alabado más. El problema es que me habían generado tantas expectativas que luego me pareció buena, sí, pero no es una Stemme, o una Westbroeck, una Meier... esas que las escuchas un día y te dejan patas arriba.
Un saludo.
Estoy por aquí pero no comento porque me colapso entre tanto blog :)
ResponderEliminarGracias por los enlaces de la Thaïs de Moffo. La tengo en vinilo, la pasé a DAT y luego a Minidisc, "los medios digitales del futuro", pero ahí se quedó.
A mí anteayer Fournillier síq ue me pareció que cargó excesivamente las tintas en algunos momentos. De todas formas, se le ve pleno conocedor de la partitura.
HOla.
ResponderEliminarHoy te citan el Levante:
http://www.levante-emv.com/cultura/2012/04/10/2013-sera-verdi-les-arts/896098.html
Gracias por la información, Peritoni. Sí, lo había visto.
ResponderEliminarQué mal debe estar el panorama lírico si la fuente de información acaba siendo este blog...
Un saludo
HOmbre, en Valencia nunca ha destacado nadie en ningún medio escribiendo sobre ópera...
ResponderEliminarAnoche estuvimos nosotros.
Basicamente de acuerdo contigo en todo (con la actualización) menos en la soprano. No sé si estaba enferma o qué, pero fue bastante floja. Empezó muy insegura, mejoró algo en el segundo pero en el tercero, en el último duo me defraudó bastante.
Pese a todo, me emocionó mucho ese final y eché mis consabidas medio lagrimitas... soy un cursi, lo sé!
Por lo demás, Domingo un monstruo escénico(fuera de su tesitura, claro, el tenor con la voz bonita pero pequeña, la orquesta, coro y director sublimes.
Y de cotilleo, me llamó la atención que había más extranjeros que españoles y que, no sñe si por eso mismo, fue todo como más civilizado: nadie se levantó corriendo en el último acorde para llegar antes al guardarropa.
Después de haber asistido dos veces a "Thais" tengo que decir que esta ópera me ha maravillado. Vale la pena ser aficionado sólo por vivir dos noches como estas en la que uno sale emocionado y eufórico del teatro. Y cuando se pasa tan bien, sobra cualquier crítica. Aún así mi modesta opinión es la siguiente:
ResponderEliminarNo entiendo el motivo por el que "Thais" apenas se representa. La música de Massenet es sencillamente deliciosa y además vá in crescendo, ya que el segundo acto (pese al corte de los ballets) es mejor que el primero y el tercero mejor que el segundo.
Me encantó la puesta en escena, la concepción de la obra, el vestuario, la iluminación.
Patrick Fournillier dirigió magistralmente la Orquesta. Conoce a Massenet como nadie y su lectura de la partitura fue magistral como el rendimiento obtenido de la sensacional orquesta. Estuvo genial. Como el Coro. Ver a Plácido Domingo a sus 71 años como si fuera un chaval de 30 emociona. ¡Qué entrega la suya! ¡Qué manera de transmitir! ¡Qué presencia escénica! Poco importa si su voz no es de barítono o suena "atenorada". Dá igual, lo hace tan bien que poco importa lo demás, al menos a mí. Muchos cantantes mucho más jóvenes hacen menos de la mitad de lo que hace él. ¡Fantástico!. Malin Byström es una excelente soprano. Está embarazada de 5 meses de su tercer hijo y no se le notaba. Fue de menos a más, las dos noches, y su dúo final con Plácido Domingo fue emocionante y precioso. Es muy joven y tiene grandes cualidades. Ojalá se hubiera podido traer a Renee Fleming como quería Plácido Domingo, pero Malin Byström ha sido una gran "Thais". Muy correcto el resto del reparto, prácticamente "secundarios" todos. El más flojo, el tenor Paolo Fanale que no proyecta bien la voz, aunque es muy joven. ¡Qué pena que Celso Albelo no pudiera estudiarse el papel por motivos físicos! Muy interesante María José Suarez como "Albine". Dos noches fantásticas que justifican mi afición a la ópera. Hacía mucho tiempo que no sentía tanta emoción en un teatro y cuando la ópera emociona lo demás ya sobra. ¡Genial!
Un aficionado a la ópera.
Hola
ResponderEliminarAnoche asistí a la última representación de Thaïs y coincido totalmente con el anterior anónimo, salí extasiada como pocas veces, aunque tengo que decir que por circunstancias no estuve en mi sitio habitual (3er piso) sino en segunda fila ¡lo que me pierdo por no tener más dinero!
En cuanto a lo leído de los huecos del estreno, nunca he entendido por qué es más caro ese día si suele ocurrir que nunca es la mejor representación ni de lejos, por ejemplo ayer estaba hasta la bandera, un amigo intentó comprar en el last minute y no quedaba nada.
Anoche asistimos a la ultima representación de Thaïs ( turno G)
ResponderEliminarCon nosotros estaban dos buenas amigas llegadas desde Barcelona una de ellas es seguidor e de Placido desde hace mas de 20 años y ayer lloró de emoción al finalizar el tercer acto
A mi personalmente me suena raro el maestro, como "baritono" pero llevo el peso de la representación en lo musical y en lo escénico y en la historia de la opera tiene su hueco
el próximo domingo veremos La Tosca como director que a mi juicio es lo mas interesante de esta representación ya que nunca lo he visto en esta faceta y veremos que heces con nuestra orquesta que ayer sonó extraordinaria
Gracias por dejar vuestras impresiones, Peritoni, Aficionado a la Ópera, Elena y Mª Dolores.
ResponderEliminarTras la decepción de un estreno bastante flojo, la verdad es que esta "Thaïs" ha sido de lo mejor de la temporada, con un Plácido Domingo sensacional al que sigue siendo un placer escuchar y verse mover en escena, y un Fournillier que, tras bajar el volumen desaforado del estreno, ha dirigido la Orquesta de la casa con una sabiduría imponente.
Dentro de una temporada bastante mediocre ha sido un auténtico lujo.